Albert Monserrat, Ricardo Bernal y Martin Muehle tienen varias cosas en común: son tenores de gran trayectoria internacional; son apasionados por la música clásica, los conecta el poder de la música y les fascina Medellín.
Ellos son los invitados esta noche al gran concierto de apertura de la temporada internacional de Ópera Ciudad de Medellín que, desde hace 18 años, organiza la Fundación Prolírica de Antioquia.
“Empezaremos hoy con el gran concierto de tenores y la verdad, no se sabe cuál está mejor”, señala Elisa Brex Bonini, directora artística de Prolírica. Habla entonces de la procedencia de cada uno: Albert, de Barcelona; Ricardo, de México y Martin, de Brasil, y destaca sus gamas musicales: “Albert es más lírico dramático, Ricardo es un tenor más liviano y Martin un lírico absoluto. Ellos van a interpretar las más bellas arias de óperas y zarzuelas y canciones napolitanas”.
Lo harán acompañados por la Orquesta Sinfónica de Eafit, bajo la dirección de la maestra Cecilia Espinoza, hoy a las 8:00 p.m., en el Teatro Metropolitano, donde serán todas las presentaciones de la temporada.
La próxima semana, el viernes 30 y sábado 1 de septiembre, Prolírica presentará Las bodas de Fígaro, esa ópera con tema cómico que tiene cuatro actos y música de Wolfgang Amadeus Mozart. Contará con diez cantantes de Argentina, E.U., España y Colombia.
El 13 de septiembre habrá una gran gala lírica con la recopilación de los momentos más estelares de las óperas más reconocidas en el mundo y la actuación de artistas de Kazajistán, Costa Rica, Islas Canarias, Estados Unidos y Colombia.
La temporada terminará el 28 y 20 de septiembre cuando habrá dos funciones de La Traviata, esa ópera de tres actos con música de Giuseppe Verdi, inspirada en la novela La dama de las camelias, de Alejandro Dumas.
“Invito a la comunidad a que no se pierda esta maravillosa temporada, con artistas de talla mundial; con un vestuario hermoso a cargo de los diseñadores Isabel Bernal y Camilo Álvarez; la escenografía de Gordana Tovedska, el Coro de la Fundación Prolírica, la Orquesta de Eafit; la Orquesta Filarmónica de Medellín y el Ballet Folclórico de Antioquia. La boletería tiene excelentes precios y además hay descuentos con Intelecto, Bancolombia y Comfama”, expresó Elisa Brex.
Primero mariachi
Como la mayoría de los mexicanos, confiesa Ricardo Bernal, la pasión por el canto empezó en un mariachi, donde cantaba con un grupo de amigos -“cinco tenores”-. “No tenía ninguna formación y en mi familia no hay nadie que se haya dedicado a la música profesionalmente”, recuerda.
Fueron esos amigos quienes lo animaron a entrar al conservatorio. “Luego, gracias a un curso que organizó Plácido Domingo, me fui a estudiar a Estados Unidos. De ahí pasé a Zurich, Viena, París y nuevamente a Alemania. Después, cuando hice un cambio en mi repertorio, me fui a España, donde me sentí como en mi tierra. De hecho vivo en Barcelona”.
Ricardo lleva 17 años fuera de su tierra natal, a donde regresa a dar conciertos y a visitar a la familia. Es la tercera vez que está en Medellín, una ciudad que le gusta tanto, “que estoy pensando en venir a vivir aquí. Me gusta mucho el clima y la gente”.
Sobre sus compañeros de escena –ya conocía a Albert y acaba de conocer a Martin- dice que hay una gran empatía y que el de hoy “va a ser un concierto muy bonito”.
Himnos y coros
De ascendencia alemana, Martin Muehle nació en Puerto Alegre, al sur de Brasil, donde perfeccionó su español gracias a la constante afluencia de turistas argentinos y uruguayos.
“El gusto por el canto comenzó en la escuela, cantando los himnos. Luego entré al coro donde estuve cantando muchos años”, recuerda Martin. Pero agrega que aunque en su familia no hay cantantes profesionales, sí fue muy marcada la influencia por la música clásica, tan preferida por su padre. “Yo crecí en un ambiente de mucho amor por la música, escuchando sinfonías de Beethoven, sonatas, conciertos y óperas”.
A los 18 años conoció al bajo barítono uruguayo Juan Carlos Gebelin con quien empezó clases de técnica vocal. “Fue ahí donde me enamoré y apasioné por la ópera y dije: esto es lo mío”. Sin embargo, agrega, no fue un camino fácil. Le tomó varios años definirse entre si su voz era de barítono o tenor. Una vez definida, todo fluyó.
Estudió luego en Alemania, donde vivió y trabajó durante 13 años, y luego se trasladó a Viena. Hace ocho años, interpretando La Flauta Mágica, conoció a quien hoy es su esposa con quien tiene una pequeña hija. Ahora está radicado en Sao Paulo y sigue cantando en Europa.
Con guitarra
Fue casi por casualidad que la vida de Albert Montserrat se definió por la música. Así lo señala él mientras confiesa que de joven era un aficionado como público, de parranda con su guitarra y sus amigos con quienes le gustaba cantar rancheras. “De repente a alguien se le ocurrió decir que tenía buena voz, que debía estudiar y así fue”.
En ese momento Albert ya estudiaba guitarra clásica en el conservatorio municipal de Barcelona donde empezó su carrera profesional cantando primero como barítono, hasta 2002 cuando debutó como tenor.
Jamás se ha arrepentido de su profesión aunque reconoce que es un poco duro “el ritmo frenético de los viajes y el estar lejos de casa. Claro que esto se ve compensado en los escenarios donde compartes una misma pasión por la música, el canto, la ópera y la zarzuela”.
Precisa que este trabajo tiene que estar acompañado de una gran pasión y sobre todo de ganas, alegría y estímulo. “La parte emocional juega un gran papel. Uno es un transmisor de sensaciones, de estados anímicos que tienes que hacerle llegar al público”.
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