Herencia. Así se podría definir el gusto que Gabriel Jaime Rico tiene por los vehículos. Una afición que parece metida en los genes. Su abuelo condujo y fue propietario de volqueta, taxis y buses de escalera. Su padre, también tuvo volquetas y buses escalera para San Antonio de Prado (gracias a este oficio fue que conoció a su esposa y madre de Gabriel Jaime). Hoy, su hijo Jerónimo, a los 6 años, ya conoce de carros, marcas y modelos y todos los días aumenta la colección parqueada en su cuarto.
Días de taller
El hoy gerente de Plaza Mayor y encargado de liderar el proceso de internacionalización de Medellín, literalmente, se untó de carro cuando comenzaba a aprender de vehículos en su adolescencia.
Su padre tenía un taller de lubricación en el sector del Barrio Colombia, y allí los fines de semana Gabriel lo acompañaba y le ayudaba a desarrollar las distintas labores propias del taller. "A veces tocaba engrasar mulas y eso era una tarea de todo el día (...) Las lavadas eran con gasolina, jabón Fab y después jabón de baño, y al final mucho perfume".
Primero dos ruedas
Y con ese bagaje, sus lecciones de manejo no podrían ser en otro carro que un Dodge 50, con la palanca de selección de cambios unida a la barra de dirección.
Pero curiosamente su primer vehículo no fue un carro. Fue una moto, una Yamaha V80 con la que se desplazaba tanto para ir a la universidad, como en su labor de vendedor de alarmas.
"Una vez en la universidad, luego de un partido de fútbol, unos compañeros me escondieron la ropa y el maletín. Ahí estaban mis papeles y la llave de la moto. Estuve todo el día en pantaloneta cuidando la moto, hasta que un amigo en una camioneta me ayudo a llevarla a la casa. Mis cosas me las devolvieron a los pocos días".
Una Auteco Plus y una Yamaha 600, comprada en compañía con dos amigos también hacen parte de sus recuerdos moteros.
En cuatro ruedas
Su primer carro fue un Renault 9 de un color que él llama azul "Whirpool", modelo 84, comprado en 1994 y que hasta hace muy poco fue el carro de su papá, cuando él paso a una Montero Hardtop.
Y desde ese entonces los vehículos tipo campero son los preferidos, porque con ellos puede dar rienda suelta a su afición por puebliar, salir a conocer nuevos sitios y llegar hasta donde pueda, después montarse en un caballo y recorrer los paisajes. Hoy Gabriel Jaime tiene una Captiva.
La primera imagen
Siempre ha tenido como norma que sus vehículos se mantengan impecables, tanto en lo estético como en su parte mecánica. Y ahora, con sus responsabilidades al frente de Plaza Mayor esta condición se ha agudizado. "En cualquier momento en el carro que tengo asignado puede servir para transportar a un empresario, un visitante internacional o un ministro, por ejemplo; y es una de las primeras imágenes de la ciudad". Pero no es solo así con el vehículo oficial. En su carro particular sigue la misma premisa.
La charla termina y Gabriel Jaime sale con su hijo. ¿A dónde? a comprar un nuevo carro para la colección.
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