Pekín 08 llega hoy a su final cerrando uno de los capítulos deportivos más felices de los últimos tiempos. La llama olímpica se apagará en el imponente estadio Nido de Pájaro de la capital china, pero en el recuerdo quedarán por siempre las gestas de las grandes estrellas, las sufridas victorias de otros menos conocidos y las múltiples emociones que se vivieron durante 18 días.
Es difícil elegir lo mejor de los juegos porque será cuestión de gustos y valoración, pero hubo varias gestas que serán difíciles de olvidar: los ocho oros y los múltiples récords del invencible nadador estadounidense Michael Phelps. Las tres majestuosas y hasta humillantes victorias del velocista jamaiquino Usain Bolt. La espectacular actuación, con nueva marca, de la saltadora de garrocha rusa Yelena Isimbayeva. Para otros, lo mejor pudo haber sido la majestuosidad de la ceremonia de inauguración o los suntuosos y modernos escenarios que, entre otras, siempre estuvieron llenos.
China aprovechó los olímpicos que hoy terminan con todo éxito para demostrarle al mundo su poderío en todos los aspectos. Apoyados en su milenaria y rica cultura y en su potente economía, fueron los anfitriones de unas justas universales donde todo funcionó bien, desde el aporte humano de miles de efectivos y voluntarios, hasta los más modernos avances tecnológicos que se tradujeron en una organización cercana a la perfección.
En el resultado deportivo, el local, con imponencia, arrasó a un Estados Unidos que se vio débil y derrotado y le quitó un trono que será difícil de recuperar. Por Latinoamérica decepcionaron otrora potencias como Cuba y nos dejó un gran sabor de boca la contundencia de Jamaica en las pruebas de velocidad. Los numerosos récords en natación y atletismo, el gran nivel en todas las disciplinas y los pocos casos de dopaje, son el claro indicador de que fueron unas justas donde el deporte vivió su máximo esplendor.
El balance de Colombia es agridulce. Si bien en medallas y puntos se superó lo de Atenas 2004, nos queda la gran inquietud de que los resultados debieron haber sido mejores y que a última hora se perdieron varias medallas que eran para los nuestros. Se notan mejoras en el proceso olímpico en algunas disciplinas, pero todavía falta afinar mucho en todos los aspectos para que el objetivo de la mayoría de los nuestros esté más allá de bajar la marca nacional o superar la primera ronda.
Hay que reconocer y valorar el esfuerzo de Diego Salazar y Jackeline Rentería, que consiguieron medallas de plata en pesas y bronce en lucha libre, respectivamente. Se trata de dos de los más humildes deportistas colombianos que con base en esfuerzo y sacrificio tuvieron su gran recompensa. Otros, con más facilidades y mejor apoyados, nos defraudaron.
Pekín 2008 ya es una página de la historia. Pero una página brillante de ese papel que algún día inventaron los chinos, quienes por mucho tiempo se podrán ufanar de que hicieron y se ganaron los mejores juegos olímpicos de que se tenga memoria.
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