En buena hora, el 5 de agosto se suscribirá en Bogotá el "Gran Acuerdo Nacional por la Educación que Soñamos", promovido esencialmente a través de las redes sociales por el movimiento Todos por la Educación. El objetivo es convertir a la educación en la principal estrategia de cambio y desarrollo con inclusión social.
La necesidad de mejorar la calidad de la educación en el país no tiene discusión posible. Los resultados de Colombia en las pruebas PISA 2012 publicados en diciembre pasado son elocuentes, como lo son también aquellos arrojados por un estudio reciente del Banco Mundial, "Grandes Maestros", en el que se analiza la forma como América Latina podría mejorar el aprendizaje de sus estudiantes. El desempeño en educación de esta región es inferior al de su nivel de desarrollo y solo supera al de África subsahariana.
Si bien los países han avanzado en los últimos 50 años en cobertura y en años de escolaridad, lo que importa para la contribución al crecimiento, según el estudio, no es tanto los años de escolaridad sino lo que aprenden realmente los estudiantes. De hecho, es la calidad medida en términos del aumento en el aprendizaje, lo que produce los beneficios económicos de la inversión en educación.
Así, una diferencia en las pruebas PISA de cien puntos entre los resultados de los estudiantes de un país y otro o de una región y otra, podría implicar una diferencia de 2% en el crecimiento del PIB en el largo plazo.
Para los autores, es en la mala calidad de los maestros en la región donde está la mayor limitación para mejorar la calidad de la educación y lograr que el gasto en educación contribuya a reducir la pobreza y a aumentar la prosperidad.
En este sentido, lo que hace el maestro en el salón de clase y la manera como distribuye su tiempo son determinantes para la contribución al aprendizaje. Mientras que en los países con los mejores resultados en PISA, los maestros dedican en promedio el 85 % del tiempo a la enseñanza, en América Latina, donde Colombia tiene el mejor desempeño, este porcentaje es de 65 %, lo que en términos de horas equivale a perder un día a la semana.
Pero no es solo una cuestión del tiempo dedicado por los maestros a la enseñanza sino también de qué tan competentes son con el uso de ese tiempo. Y, es aquí donde se encuentran las mayores deficiencias. América Latina está lejos de las mejores prácticas.
El estudio hace precisamente una serie de recomendaciones enfocadas en mejorar la calidad de los maestros. Reconoce, no obstante, que no es tarea fácil debido al poder de los sindicatos de maestros en la región y a su activismo político en defensa de sus propios intereses, los cuales no necesariamente coinciden con los de quienes se benefician de la educación –estudiantes, padres y empleadores que necesitan trabajadores bien capacitados-.
El Acuerdo que se va a suscribir el martes en Colombia es de gran trascendencia por provenir de las redes sociales, pero también porque es la manifestación de una sociedad que cree en la educación como medio de transformación social.
Es un contrapeso fundamental al poder de los sindicatos.
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