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De Diana a Miguel: así han sido las tragedias que han marcado a la familia Turbay

La muerte de una madre y ahora la de su hijo, con años de diferencia, pero en hechos violentos, vuelve a marcar de dolor la historia de una familia que siempre ha estado ligada a la política nacional.

  • Miguel Uribe junto a un mural de su madre, Diana Turbay, en Bucaramanga. FOTO: Tomada de Instagram @migueluribet
    Miguel Uribe junto a un mural de su madre, Diana Turbay, en Bucaramanga. FOTO: Tomada de Instagram @migueluribet
11 de agosto de 2025
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La historia que vuelve a repetirse. Eso pensaron muchos el pasado sábado 7 de junio al enterarse de que Miguel Uribe Turbay, el senador y precandidato presidencial había sido víctima de un ataque sicarial en Bogotá. Otra vez la tragedia rodeaba a un Turbay, ese apellido anclado en la memoria nacional por el triste episodio de la muerte de Diana Turbay en los 90, la madre del político de 39 años que este lunes, 11 de agosto, murió tras luchar 65 días por su vida.

Lea aquí: Con Miguel Uribe ya son ocho los candidatos presidenciales asesinados en la historia de Colombia

Fue en los tiempos más oscuros de la historia del país, cuando los narcos infundían el terror lanzando bombazos y ordenando asesinatos a diestra y siniestra cuando el país conoció la noticia de que Diana Turbay, la hija del expresidente Julio César Turbay Ayala, en su calidad de directora del noticiero Criptón, había sido retenida tras organizar una entrevista con el cura Manuel Pérez, comandante del ELN. La cita fue solo una coartada del cartel de Medellín para secuestrarla.

Diana Turbay, quien era madre de dos hijos, María Carolina, la mayor, y Miguel, el menor, permaneció cinco meses en cautiverio, desde agosto de 1990, hasta enero de 1991, cuando el gobierno de César Gaviria y las autoridades organizaron un operativo para rescatarla a ella y al equipo que la acompañaba, de una finca en Copacabana, norte del Valle de Aburrá.

La tarde del 25 de enero de 1991 se efectuó la operación, pero no salió como planearon. El Ejército fue atacado a bala desde la finca, Diana intentó huir y cuando estaba corriendo hacia los militares, el fuego cruzado la alcanzó. Sus captores le dispararon por la espalda.

Con tres graves heridas, la periodista alcanzó a ingresar al Hospital General de Medellín, pero murió dos horas después. Su asesinato, así como el de Guillermo Cano, director de El Espectador, marcaron la historia del periodismo en Colombia.

Su muerte también marcó a su familia y su recuerdo acompañó a sus hijos, que ya mayores, continuaron con su legado de servicio, a su manera. Miguel, quien apenas tenía cuatro años cuando su madre murió, optó el camino de la política, como su abuelo, para trabajar por el país. “La vida de mi mamá, Diana Turbay, se convirtió en mi mayor inspiración y su causa en mi propósito de vida: un país sin violencia”, escribió el político hace poco, el 28 de marzo, en su cuenta de Instagram.

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En una entrevista en la revista Bocas, en 2021, habló de ella y confesó que “crecí con una tristeza profunda, como es lógico, pero también con un resentimiento grande hacia ella. Yo no entendía por qué había tomado la decisión de abandonarme, por qué fue a meterse a la boca del lobo”. Pero con los años, esa idea cambió radicalmente: “Con el tiempo comprendí que lo que hizo no fue solo por el país, sino también por su familia, por sus hijos. Entonces, lo que comenzó como un resentimiento cuando tenía cinco o seis años, se convirtió en una gran admiración”.

Pero la historia volvió a repetirse, no de la misma manera, pero de nuevo la tragedia se hizo presente en la vida de Miguel, de los Turbay. Un año antes de las elecciones, cuando apenas se estaba perfilando como el presidenciable del Centro Democrático, la violencia lo silenció.

Un joven de 15 años le disparó a la cabeza cuando se dirigía a un grupo de simpatizantes que se agolpó en un parque de un barrio de Bogotá para escuchar sus ideas. Duro 65 días luchando por su vida en la Unidad de Cuidados Intensivos de la Fundación Santa Fe, hasta este 11 de agosto cuando murió.

Miguel, igual que su madre, por coincidencia que parezca, deja un hijo de cuatro años con su esposa, María Claudia Tarazona, la misma edad que tenía cuando su madre se despidió de él, en agosto de 1990, prometiéndole que regresaría en tres días.

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