viernes
7 y 9
7 y 9
80 proyectos tienen países
del sur para sortear la crisis
Que el sur del planeta es pobre y subdesarrollado, es un prejuicio heredado de la Guerra Fría. Los teóricos dividieron el mundo en tres para clasificar los países por su poder económico, pero hace al menos cuatro décadas, gobiernos y organizaciones vienen trabajando para rebatir esa concepción.
Un ejemplo de esa labor es el marco Sur-Sur, un modelo de cooperación entre países del hemisferio que esta semana fue reconocido por Naciones Unidas como la manifestación de “un espíritu de solidaridad para promover el desarrollo sostenible”, que ha ayudado a enfrentar mejor la pandemia de covid-19.
Bien sean los apicultores del Valle de Tenza y Lengupá, en Boyacá, que han fortalecido su capacidad productiva a partir de la experiencia de Paraguay; el sector turístico de Rionegro, en Antioquia, que aprende de la Municipalidad Provincial de Chachapoyas, en Perú, nuevas estrategias de reactivación; o las 50.000 pruebas rápidas, 7.000 caretas de protección directa, 3.400 guántes de látex y otros elementos donados por Emiratos Árabes que llegaron a la red pública hospitalaria de Barranquilla... Colombia está llena de ejemplos de los beneficios de la cooperación Sur-Sur.
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, expresó que “teniendo en cuenta la pandemia actual, este tipo de colaboraciones son ahora más importantes que nunca. Varios países del sur ya han demostrado respuestas efectivas para contener el brote y mitigar su impacto, lo que ha provocado una inmediata demanda de colaboración de otros países socios del sur”.
Además, destacó que “en el futuro, los países menos adelantados (PMA) y otros países menos desarrollados querrán aprender e intercambiar lecciones con países que han demostrado un sistema de salud eficiente, unos mecanismos efectivos de gobernanza, liderazgo, coordinación, comunicación y cohesión comunitaria durante la crisis”.
En el caso de Colombia, hace cerca de 40 años el país participa en el mecanismo de cooperación Sur-Sur, pero particularmente la pandemia develó debilidades y potencialidades que dieron origen a nuevos intercambios. Así lo reconoció en conversación con EL COLOMBIANO Ángela Ospina de Nicholls, directora de la Agencia Presidencial de Cooperación Internacional (APC).
“La interdependencia nos hizo que como países del sur global empezáramos a identificar las debilidades que teníamos para poder pensar en una estrategia de relacionamiento para el poscovid y sobre todo de los mecanismos que vamos a utilizar para poder fortalecer la modalidad de la cooperación Sur-Sur. En este orden de ideas, la transferencia de conocimientos, ciencia y tecnología, se ve que es la mayor debilidad y por lo tanto el mayor desafío que tenemos”, explicó.
En 2019 se concretaron en el país 80 proyectos en modalidad bilateral y 8 más en modalidad triangular, que tienen una duración en promedio de 2 años. Pero no solo consisten en recibir ayuda, sino que el país también ha ofrecido su experiencia a países de América Latina, Asia y África para enfrentar la pandemia, en temas como telesalud y telemedicina, aprendizaje digital, el desarrollo de la aplicación CoronApp, las medidas de reactivación para la industria del entretenimiento, los subsidios focalizados como Ingreso Solidario y la devolución del IVA.
Por su parte, en el caso de Medellín, Eleonora Betancur González, directora ejecutiva de la Agencia de Cooperación e Inversión de Medellín (ACI), expuso que de todas las clases de cooperación que existen, el modelo Sur-Sur “es uno de los más interesantes, porque es más horizontal, se da entre países o ciudades que comparten rasgos comunes por su cercanía geográfica, por su nivel de renta o por su cultura”.
Agregó que, en medio de la pandemia, “Medellín encontró en esta vía, que parte del principio básico de la solidaridad y la reciprocidad entre iguales, una forma de compartir y también de aprender en tiempo real sobre el modelo de gestión de la pandemia. Y eso fue clave en los meses de mayor incertidumbre para la ciudad”.
¿En qué se tradujo? Su respuesta fue que “la ciudad pudo compartir y posicionar las políticas públicas que se estaban ampliando y resultaron exitosas, como la aplicación de tecnologlas de información para reaccionar rápidamente a las nuevas condiciones de salud pública y de reactivación económica”.
Estos modelos se compartieron en una serie de escenarios como el Encuentro de Autoridades de Educación; el webinar “Desafíos y aprendizajes de la gestión municipal enfrentando la pandemia: la experiencia de Medellín”; la Reunión virtual de Autoridades de Acción Climática; la Red de Ciudades de Aprendizaje de la Unesco, el Diálogo Políticas sociales y desarrollo humano en ciudades educadoras, entre otros muchos.
De esa manera, concluyó la directora de la ACI, “la cooperación Sur-Sur se convirtió en una red más cercana de ciudades para compartir problemas y soluciones, y además fortaleció las relaciones con ciudades del cono sur que no teníamos tan activas. Esto también nos ayudó a posicionar a Medellín como referente de innovación”.