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Biden, ante la tarea de reconciliar a Estados Unidos

Tras la posesión del presidente Joe Biden comenzaron los cambios. En su primer día firmó 17 decretos.

  • Tras su juramento, el presidente estadounidense Joe Biden expidió 17 decretos para revertir varias de las políticas cuestionadas a Donald Trump. FOTO Getty
    Tras su juramento, el presidente estadounidense Joe Biden expidió 17 decretos para revertir varias de las políticas cuestionadas a Donald Trump. FOTO Getty
21 de enero de 2021
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“La democracia ha ganado”. Ese fue el primer mensaje del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, al asumir su cargo como el mandatario número 46 de la historia de la nación. El demócrata de 78 años se convierte en la persona de mayor edad que llega la Casa Blanca y, a la vez, la de más experiencia tras cinco décadas en la política, como senador, vicepresidente y líder del establecimiento del Partido Demócrata.

La de Biden, desde ya, es una administración para la posteridad. Junto a él está Kamala Harris, la única vicepresidenta de la historia de ese país. Harris, una norteamericana con raíces afro, que se mezclan con sus orígenes asiáticos y la historia de ascendencia de una familia migrante, es una mujer de primeras veces: la primera fiscal de San Francisco y luego de California. Ejerció como senadora desde el Comité Judicial y ahora llega a la vicepresidencia.

La dupla Biden-Harris estará en la Casa Blanca para un periodo que, se augura, será de solo cuatro años, sin que el político de Delaware aspire a la reelección. Harris, a su vez, asume con la promesa de ser la persona en ese cargo que mayor protagonismo haya tenido. Por eso no es descabellado presagiar que, tal vez, en menos cuatro años, cuando Estados Unidos vuelva a vivir una campaña, ella esté aspirando a la Casa Blanca.

Pero cada paso a su vez: ya transcurrió el día uno del gobierno Biden-Harris con la firma de 17 decretos para revertir las políticas más cuestionadas por los demócratas al exmandatario Donald Trump (migración, ambiente, salud). El nuevo gobierno se juramentó ante un Capitolio con menos público que el acostumbrado y con una palabra que resonó en el discurso de Biden: “Unión”.

“Seré el presidente de todos los estadounidenses. Lucharé tan duro por los que no me apoyaron como por los que lo hicieron”, afirmó al mandatario. El demócrata promete unión para la nación, pero en cuestión de días se librará en el Senado una batalla que divide a la ciudadanía norteamericana: la definición del juicio político a Donald Trump por el asalto al Capitolio del 6 de enero.

David Castrillón, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Externado, dice que los principales mensajes de su discurso fueron: la esperanza, refiriéndose a la posibilidad “absoluta” de que el país venza todos los problemas; la unión, como una herramienta para que esa esperanza se haga realidad; y la responsabilidad con la posteridad, hablando de la tarea de todos los de trabajar unidos.

“Tiene que demostrar que será un presidente para todos. Lograr la unión no es una utopía, pero será un proceso. Sanar las heridas de cuatro años de Trump tomará tiempo y debe haber consistencia entre todos los miembros de esta, asegura Castrillón.

Estados Unidos vivió una transición única en los últimos 150 años. Siempre, desde 1877, el presidente saliente acompañó la juramentación de su sucesor, estrechó su mano y posó frente a las cámaras con él.

Pero Trump decidió ser un antecesor ausente y partió a las 8:17 de la mañana de Washington sin pronunciar, si quiera, el nombre de su reemplazo. El republicano dio un discurso en el que le deseó suerte a la nueva administración y sentenció: “Estaremos de vuelta de algún modo”, antes de tomar un avión a Florida. El exmandatario también indicó que “la violencia política es un ataque contra todo lo que apreciamos como estadounidenses”.

El exvicepresidente Mike Pence, en contraste, sí participó en la ceremonia, estrechó las manos de los nuevos inquilinos de la Casa Blanca y, siguiendo los protocolos centenarios de la política estadounidense, fue escoltado por Harris y el segundo caballero de la nación Douglas Emhoff hasta una camioneta negra en la que dejó el Distrito Capital y, a su vez, el poder que ostentó durante cuatro años.

Gobernar, la prueba

¿Qué tanto logrará Biden ser esa esperanza que promete? Louis Caldera, exsecretario del Ejército de los Estados Unidos durante la administración de Bill Clinton dijo a EL COLOMBIANO que el demócrata “sí será un presidente transformador que confrontará los problemas y retomará el liderazgo internacional de Estados Unidos” (ver Análisis).

Harris prometió estar “lista para servir” y Biden dijo que su alma “está puesta en unir a los estadounidenses, a nuestra gente, a nuestra nación”. Ya están en la Casa Blanca, sin embargo, falta otro paso. La puesta en marcha de su gobierno depende de la aprobación de sus nominados a los más altos cargos por parte del Congreso.

El Senado tiene en su mesa los nombres de veteranos de otras administraciones como su nominado a secretario de Estado, Antony Blinken; al Tesoro, Janet Yellen; o a la cartera de Defensa, Lloyd Austin. La propuesta de esta Casa Blanca es un gabinete paritario y diverso, con voces de afro, nativos americanos y descendientes de migrantes.

Los primeros pasos de este gobierno se dan mirando hacia adentro: un plan de estímulo económico por 1,9 millones de dólares, suministrar 100 millones de vacunas del covid-19 en sus primeros 100 días, imponer el uso de tapabocas para prevenir el coronavirus y el regreso al Acuerdo de París están en esa lista.

Mientras Biden se enfoca en lo interno, desde el afuera las naciones aliados de Estados Unidos aguardan por conocer sus primeros pasos en política exterior. El presidente Iván Duque dijo que “Colombia está lista para seguir fortaleciendo una histórica relación binacional, bipartidista y bicameral”.

En Brasil, Jair Bolsonaro reconoció por primera vez que Trump no ganó la elección y dijo estar comprometido a “trabajar por la prosperidad de nuestras naciones”. A Biden y Harris les llegaron saludos desde todos los rincones del mundo, pero ellos tienen la vista enfocada en su nación que pasó la barrera de las 405 mil muertes por la pandemia y enfrenta una polarización profunda.

Joe Biden intentó en otras dos ocasiones llegar a la Casa Blanca y, como lo dice el presagio popular, la tercera fue la vencida. Vestido de negro y con corbata azul, con su mano izquierda en la Biblia y la derecha en alto prometió llevar las riendas de la nación. Lo hizo de la mano de Jill Biden, su compañera durante 44 años y ahor primera dama.

Biden es el político tradicional que logró imponerse entre la polarización, pero que gobernará con el fantasma de la fractura política norteamericana a cuestas. Kamala Harris, su aliada, representa esa renovación demócrata que se enmarca con una simpatía que recuerda la calidez de Barack Obama y, tal vez, el futuro de los demócratas para permanecer en la Casa Blanca .

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