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Europa: populismo vs. sistema en las urnas

2017 es un año de comicios, con el ultranacionalismo como amenaza en la UE, comenzando hoy por Holanda.

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Europa: populismo vs. sistema en las urnas
15 de marzo de 2017
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Para Fundéu (Fundación del Español Urgente), la palabra del año 2016 fue “populismo”. Las razones son evidentes, y el mismo ente las explica: “El término se ha ido cargando de connotaciones hasta convertirse en un arma en el debate político”. No en vano, de alguna forma se intentaron definir los hechos inesperados que se dieron en el mundo.

Este año el fenomeno sigue amenazando, al punto que hoy podría dar una nueva sorpresa. Mientras los holandeses acuden a las urnas para las elecciones generales, resuenan las palabras del primer ministro Mark Rutte, hace pocos días: “Este 15 de marzo es la oportunidad para que Países Bajos frene el efecto dominó del populismo. Recuerden el Brexit, todos pensamos que nunca pasaría. Recuerden las elecciones de EE. UU. No cometamos ese error de nuevo”.

Debacles recientes

El 2016 golpeó los cimientos de la política tradicional en varias de las democracias más respetadas del mundo. Estados Unidos, que durante siglos se preció de ser un país pluralista, construido por las reiteradas olas de migrantes en busca de un sueño, dejó como presidente a Donald Trump, personaje que construyó su campaña bajo la promesa de blindar al país de los mexicanos.

En Reino Unido, si bien la academia reiteraba las bondades de permanecer en la Unión Europea (sus naciones son el principal cliente de las exportaciones británicas, entre otros motivos), la ciudadanía optó por iniciar el proceso de separación, consciente o no del trauma que dejará en la economía del país, y movida por razones del corazón, del nacionalismo y la grandeza pasada de un imperio.

En los dos escenarios, en las fábricas abandonadas de Michigan y en los abarrotados puertos de Liverpool, en los amplios pastizales para vacas lecheras de Wisconsin y en los fríos parajes de pastoreo de ovejas en Gales, ocurrió un desacierto similar. Las encuestas se mostraban seguras de un triunfo, aunque reñido, de las posturas “razonables” o “políticamente convenientes”, y su fracaso en esa predicción resultó colosal.

Este año parece anunciar situaciones similares en otras democracias de Occidente, concretamente en una Europa golpeada por problemas como la inmigración irregular, el terrorismo, y el descrédito de la política tradicional: Francia, Alemania y Países Bajos. Las tres naciones acuden a elecciones con el ultranacionalismo fortaleciéndose.

Panorama riesgoso

De hecho, las cifras parecen premonitorias —aunque 2016 demostró que no se debería confiar mucho en ellas—: En Francia todas las encuestas dan a Marine Le Pen, líder del partido ultraderechista Frente Nacional, como la candidata presidencial más votada para la primera vuelta del 23 de abril (26 % en promedio).

En Holanda, fortalecido por años de oposición a un gobierno de coalición entre fuerzas tradicionales, el Partido por la Libertad (PVV), liderado por Geert Wilders, se las arregló para encabezar hasta inicios de este mes la intención de voto en base a promesas de “frenar la islamización de Países Bajos”. Ayer, tras un debate final que fortaleció a su rival, el PVV obtenía 23 % de los apoyos en sondeos frente a 27 % del gobernante Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD), del primer ministro Mark Rutte.

Alemania, por su parte, nunca tuvo al populista Alternativa para Alemania (AfD) como favorito para las elecciones federales de septiembre, pero sí asiste a un fortalecimiento de dicho partido. El ultranacionalismo ya es segunda fuerza en estados como Mecklemburgo-Antepomerania y Sajonia-Anhalt, y tercera fuerza en Baden-Wurtemberg y Renania-Palatinado.

Este avance, inesperado en años recientes para un país que durante décadas vio con temor en dichas fuerzas el recuerdo de un pasado sanguinario, es evidente en las primeras encuestas: AfD lograría con cifras de hasta el 12 % de apoyo ser la tercera fuerza política de todo el país.

En diálogo con EL COLOMBIANO, expertos interpretaron las implicaciones que hay en el fortalecimiento de la ultraderecha en esas tres naciones.

¿Amenaza controlable?

Para Yann Basset, director del Observatorio de Procesos Electorales de la Universidad del Rosario, existen factores que podrían ayudar a los partidos tradicionales a controlar el avance de dichas fuerzas. Por lo menos en Francia y Países Bajos, casos que para muchos son preocupantes por las cifras de apoyo que han logrado los populistas.

“No es una cosa nueva en países como Francia y Holanda. Son fuerzas antiguas —el Frente Nacional y el PVV, respectivamente— y en ese sentido hay que tener cuidado al hacer analogías con el Brexit en Reino Unido y el triunfo de Trump en EE. UU, que fueron bastante sorpresivos. Pero acá se trata de bancadas que están ascendiendo desde hace mucho tiempo, aunque la pregunta siga siendo hasta qué punto van a subir”, dijo.

“Efectivamente, hay una gran posibilidad de que Le Pen quede a la cabeza en primera vuelta de las elecciones francesas, aunque todas las encuestas la dan perdedora en segunda frente a Emmanuel Macron”, recalcó.

Macron fungió como ministro de Economía del impopular gobierno del socialista François Hollande pero, de forma astuta y tal vez consciente de lo que ocurrió en otros lugares del mundo en 2016, optó para estas elecciones en mostrarse como un outsider, o personaje del exterior para la maquinaria tradicional. En vez de enarbolar la bandera del Partido Socialista, fundó el movimiento En Marche! (¡En Marcha!).

Con este ha logrado perfilarse como favorito para una segunda vuelta —los tradicionales François Fillon (republicano) y Benoît Hamon (socialista), están salpicados por escándalos o rodeados de escepticismo—, pero hay incertidumbre respecto a la debilidad de su maquinaria política, como argumenta Basset:

“Es complicado definir a Macron. Trata de desmarcarse del sistema en el sentido de que no se inscribe en los partidos clásicos, pero al mismo tiempo reivindica las políticas que se dieron en el último periodo en Francia (Hollande). Por tanto es un poco atípico. Hoy día es el más opcionado para ganar, pero también es la candidatura más frágil precisamente por la ausencia de esa estructura de partidos. Es por tanto muy dependiente de los movimientos de opinión”.

En Países Bajos es más claro el panorama, tal como explica el politólogo francés radicado en Colombia: “la diferencia es el modo de elecciones. Es un sistema proporcional, se trata de elegir al Parlamento y de allí se forman coaliciones de gobierno. Eso hace grandes diferencias y da posibilidades a los partidos políticos de acordar qué hacer tras las elecciones. Eso en mi opinión aisla un poco más a la extrema derecha de la posibilidad de llegar al poder”.

El primer ministro Rutte, que aspira a su reelección, cuenta con el respaldo de la centroizquierda y los verdes para frenar lo que estas fuerzas consideran como una amenaza, el PVV de Wilders.

Alemania, frente de lucha

Para Marcos Peckel, internacionalista y docente de la Universidad Externado, el escenario para los alemanes es menos alarmante a pesar del avance del populismo representado en Alternativa para Alemania (AfD).

“En ese país el panorama de los populistas es menos claro, porque utilizando una frase sobre Angela Merkel, ‘una de las defensoras de la democracia liberal en el mundo’, no parece estar amenazada su permanencia en el poder. A pesar del fortalecimiento de AfD, no se prevé que este vaya a triunfar en las elecciones y por tanto cambiar las políticas”, explicó.

No obstante, Alemania representa como ninguna nación europea lo que está en juego. Que un país que parecía tan blindado ante estos fenómenos vea, aunque lejana, esa posibilidad, evidencia cómo Europa y el mundo se ven en la actualidad vulnerables a dichas fuerzas.

“En Alemania hay un fenómeno bastante nuevo, porque se creía que el país era impermeable a este tipo de fuerzas políticas por el recuerdo de su pasado. No obstante, Alternativa para Alemania es una novedad importante, que podría poner en dificultad a Merkel en estas elecciones. Parecía que ella no iba a tener muchos problemas en estos comicios, pero hay posibilidad de una alianza entre diversas fuerzas de la oposición. Mientras eso ocurre, parece que AfD le va a robar mucho de su electorado de derecha”, advirtió Basset.

Europa debilitada

Desde 2008, la Unión Europea se ha convertido en terreno fértil para el surgimiento de populismos de izquierda o de derecha, que amenazan con debilitar aún más la cohesión de sus naciones —algo ya golpeado por crisis como la económica y la migratoria—.

Peckel considera que estos últimos nueve años de problemáticas que han debilitado al bloque son la razón fundamental del surgimiento de fuerzas ultranacionalistas, que se creían sepultadas en la política de un continente que ha conocido, tal vez como ninguno, sus nefastas conscuencias.

“El fortalecimiento de las fuerzas de extrema derecha es un síntoma. Estas muestran una Europa que desde la crisis del 2008 no ha podido salir adelante, con una UE centralizada, con unos burócratas en Bruselas absolutamente alejados de lo que la población necesita. Con una crisis migratoria en la que el bloque no pudo responder unificado, con algunos países afirmando en tono de queja que fueron obligados a recibir refugiados. No es lo mismo que Le Pen no gane en Francia, pero su fortalecimiento es ya un síntoma de la vulnerabilidad en la que está Europa”, aseguró.

¿Por qué nos concierne?

Cualquiera podrá ver lejano lo que le ocurre a los europeos, la actualidad que están viviendo. ¿En qué puede afectarnos algo así a los latinoamericanos? Para expertos consultados por este diario, el fenómeno ya tiene sus aristas en la región.

“El comportamiento de Trump frente a la prensa ya lo vimos en años recientes en Venezuela. En la censura que ejerció Hugo Chávez y continúa Nicolás Maduro. Viendo lo que ocurre en Estados Unidos y Europa, otros gobernantes que antes rechazaron lo que ocurrió con los países vecinos, ahora se sentirán con suficiente libertad para poner en marcha políticas xenofóbicas, dictatoriales o populistas”, argumentó el docente e internacionalista Hasan Turk.

“Por otra parte, Estados Unidos ya está ejerciendo un populismo que afecta y estigmatiza a los mexicanos, pero esto promete ampliarse a todos los latinoamericanos. Y en Europa esto hoy se dirige contra los musulmanes, pero también podría en un futuro tener conscuencias negativas contra los latinos”, agregó.

De cualquier forma, vivimos tiempos en los que las fuerzas tradicionales de la democracia se ven cuestionadas en medio de las crisis que vive el mundo globalizado. Pero las supuestas soluciones “populares”, sean de izquierda o derecha, podrían estar causando problemas aún peores. 2017 será crucial para saber de qué lado se empieza a decantar ese pulso.

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