La región rusa de Riazán vive jornadas de luto tras la explosión ocurrida el viernes en la planta de armas Elastik, dedicada a la producción de municiones y explosivos, ubicada a unos 200 kilómetros al sureste de Moscú.
Las autoridades locales confirmaron este lunes que 20 personas murieron y 134 resultaron heridas, de las cuales 31 permanecen hospitalizadas. Inicialmente se había reportado un saldo de 11 víctimas fatales, pero la cifra aumentó con el paso de las horas. En memoria de los fallecidos, la región decretó un día de duelo.
Las imágenes difundidas por el Ministerio de Situaciones de Emergencia muestran muros derrumbados y escombros en la estructura de la fábrica, donde aún se realizan labores de rescate.
Posibles causas
El Comité de Investigación de Rusia descartó un ataque ucraniano y abrió una investigación penal por presunta violación de las normas de seguridad industrial. Según la cadena rusa 112, cercana a las fuerzas de seguridad, la detonación se habría producido por el estallido accidental de un proyectil.
No es la primera vez que la planta Elastik enfrenta una tragedia: en 2021 una explosión similar dejó 17 muertos y derivó en condenas a funcionarios por negligencia. En los últimos años, la fábrica había recibido varias advertencias por incumplimiento de normas de seguridad.
Un problema recurrente
Las explosiones accidentales en instalaciones industriales son frecuentes en Rusia, donde muchas infraestructuras de la era soviética muestran un marcado deterioro y fallas en el cumplimiento de protocolos.
El accidente ocurre en medio de la guerra con Ucrania, un contexto en el que Moscú ha reforzado la seguridad en sus plantas militares. Sin embargo, la tragedia en Riazán vuelve a abrir el debate sobre las precarias condiciones de seguridad en el sector armamentístico del país.
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