Comenzaba la última semana de marzo de 1953. La guerra de Corea ya cruzaba por su tercer y último año, los hombres que hacían parte del Batallón Colombia, presente en ese lejano conflicto bélico, ya gozaban de fama de soldados valientes y llenos de coraje y determinación. Los precedían éxitos en varias misiones famosas de esa guerra como las Operaciones Nomad y Climber, vitales para hacer retroceder las tropas chinas, que junto a Corea del Norte y la Unión Soviética, hacían parte del enemigo.
Para el 23 de marzo, a varias compañías colombianas se les dio la orden de defender la línea en un sector conocido como Monte Calvo. “Llegamos con el pecho inflado, muy confiados de nuestras capacidades, teníamos a los mejores hombres”, recuerda el sargento mayor de la reserva activa, Gilberto Díaz Velasco.
Sin embargo, la crueldad de la guerra golpeó con fuerza a todas las unidades en ese terreno. Estadounidenses y colombianos fueron atacados sin piedad por la artillería china que, reforzada con oleadas y oleadas de soldados, comenzaron a tomar las posiciones que eran defendidas por los aliados.
Este veterano, que combatió en Corea con tan solo 18 años y que aparte de su fusil nunca lo desamparó su cámara de fotos con la que logró retratar, con más de 300 fotografías, su paso por ese conflicto armado, vivió una de sus noches más largas en ese monte, a miles de kilómetros de su país natal. “El ataque comenzó apenas llegó la noche, de la nada teníamos una lluvia de balas y cohetes encima, nos empezamos a defender con todo lo que teníamos”.
Según el sargento, “ya al otro día, los integrantes de la compañía ‘C’, que era a la que yo pertenecía, seguíamos luchando, hasta que en la tarde llegó un relevo estadounidense, nos replegamos y cuando el coronel Alberto Ruiz Novoa, quien era nuestro comandante, hizo el conteo, casi se enloquece porque le faltaban más de la mitad de sus hombres. Fue una noche muy dura. Yo por ejemplo, no volví a saber de mi sargento primero Garzón (Nicolás), nuestro líder de compañía, y en medio de tantas explosiones lo dejé de ver. Nunca más supe lo qué pasó con él”.
Muy cerca de la compañía “C”, estaban los hombres de la “B”, y entre ellos el enfermero de combate Pedro Hernando Vergara, quien, al igual que el sargento Díaz Velasco, perdió muchos compañeros en el Monte Calvo, en especial a su gran amigo Horacio Echavarría Restrepo, de Medellín, de quien no se volvió a saber absolutamente nada.
“Yo me estaba moviendo por una zanja, era poco lo que se podía ver. Lo único que se escuchaban eran los zumbidos de las balas y las explosiones de los morteros, cuando sentí que pisé a alguien. Era Horacio, estaba herido en su cara y no podía caminar, lo vendé y lo arrastré hasta un búnker”, relata Pedro.
La edificación, donde pensaron que iban a estar protegidos, fue impactada por una granada de artillería. Lo que recuerda el enfermero Pedro Vergara es que logró salir herido, pero de Horacio y otros soldados que estaban adentro no volvió a tener noticias.
“A mí me evacuaron para un hospital, allí estuve un mes y cuando me recuperé me di cuenta de la lista de desaparecidos que dejó la batalla del Monte Calvo y entre los nombres estaba el de Horacio. Mi amigo quedó ahí y nadie sabe cómo murió, lo que sí sé es que no paró de luchar, como todos nosotros”.
En ese monte ubicado en territorio norcoreano (ver mapa), tras poco más de tres días de feroces enfrentamientos, 246 héroes colombianos quedaron fuera de combate, 159 de ellos por heridas, 87 perdieron de la vida, aunque de ese número solo se pudieron recuperar 18 cuerpos, los 69 restantes nunca regresaron al país.
65 años después...
La ventana se abrió. Los acercamientos entre los presidentes de EE. UU., Donald Trump y Corea del Norte, Kim Jong-un, no solo dieron resultados en temas relacionados con la carrera armamentista y nuclear o políticos, también se logró que el país asiático devolviera los restos de 55 soldados estadounidenses que murieron durante la guerra.
Días antes de entregar su gobierno, el ahora expresidente Juan Manuel Santos vio una oportunidad en ese gesto y aprovechó para iniciar contactos que permitan recuperar a los 69 militares nacionales que murieron en esa guerra y cuyos cuerpos nunca fueron enviados al país.
“Fueron más de 60 los soldados que cayeron en Corea y que no aparecieron nunca. Vamos a iniciar un proceso de búsqueda de todos y cada uno de ellos y le pediremos a Corea del Norte directamente que haga ese gesto con Colombia”, afirmó Santos, en medio de un acto en el Fuerte Militar de Tolemaida, una semana antes de entregar su mandato. A pesar de la intención del anterior Gobierno, la tarea de recuperar esos restos comienza de cero.