Uruguay es uno de los países de Suramérica donde un mismo partido ha gobernado por más tiempo. Junto a los 20 años del Partido Socialista Unido en Venezuela y los 13 que ajusta Evo Morales en Bolivia con el Movimiento al Socialismo, el Frente Amplio suma quince años de gobiernos de izquierda: desde 2005 con Tabaré Vázquez, seguido por el mandato de José Mujica (2010), hasta el segundo periodo Vázquez (2015).
El pasado domingo el país celebró la primera vuelta de las elecciones presidenciales, cuyo resultado vaticina un posible cambio. El candidato de continuismo, Daniel Martínez, obtuvo el 39,17 % de los votos y se enfrentará en segunda vuelta contra el aspirante Partido Nacional, Luis Lacalle Pou (28,59 %), alineado a la derecha.
En comicios anteriores el Frente Amplio siempre obtuvo la mayoría parlamentaria en las legislativas y ganó en segunda vuelta. Pero este año no consiguió dominar el Congreso y aparecieron grupos cercanos a la ideología del Partido Nacional. Uno de esos es Cabildo Abierto, que fue cuarto el pasado domingo. Además del antiguo Partido Colorado, que ya se unió al bando de derecha para formar una coalición.
Como lo relata el profesor de Ciencias Políticas de la U. de la Sabana, Juan Nicolás Garzón, “el Partido Nacional recoge el respaldo de la derecha y entra a competir con un Frente Amplio desgastado. La derecha está más fortalecida que la izquierda”. Por este motivo, Uruguay tiene abierta una ventana para cambiar a su partido gobernante en la segunda vuelta del 24 de noviembre, mientras la oposición saca provecho de los errores del oficialismo.