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Especial Medellín 350 años | Proantioquia nació en un almuerzo en el Club Unión

Su fundación hace cincuenta años fue el culmen de la tradición de asociatividad antioqueña que se remonta a las riesgosas campañas mineras siglos atrás. Estas son las memorias de una reunión de servilleta que revolucionó al departamento.

  • Algunas obras impulsadas por Proantioquia. Arriba, de izq. a der.: maqueta del aeropuerto José María Córdova (foto: Jorge Zuleta Zea); Ruta N (foto: Julio César Herrera); Parque Explora (foto: Hernán Vanegas); Metro de Medellín (foto: Manuel Saldarriaga).
    Algunas obras impulsadas por Proantioquia. Arriba, de izq. a der.: maqueta del aeropuerto José María Córdova (foto: Jorge Zuleta Zea); Ruta N (foto: Julio César Herrera); Parque Explora (foto: Hernán Vanegas); Metro de Medellín (foto: Manuel Saldarriaga).
hace 7 horas
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Nunca han sido fáciles los tiempos y hasta se terminan pareciendo. En 1975, cuando nació Proantioquia, el departamento vivía una compleja situación porque el gobierno nacional recortó el presupuesto para atajar la inflación de la bonanza cafetera, además, empezaba la toma hostil de las empresas regionales por parte de grupos de otras regiones y, como si no fuera poco, había una división de la misma dirigencia empresarial. Entonces, por iniciativa de don Santiago Mejía Olarte, presidente de Colombiana de Comercio, y con el apoyo de Ricardo Ángel Villa, del Grupo Almángel y la junta directiva de Suramericana, se convocó a un almuerzo en el Club Unión de Medellín que terminó cambiando el destino del departamento.

Para llegar a esa reunión hay que irse bien atrás para entender esa herencia asociativa del antioqueño, que en sus épocas más difíciles se juntó para hacerle frente al destino. Los primeros antecedentes se encuentran en la minería, un negocio que tiene alta incertidumbre y, por lo tanto, requiere gruesas inversiones sin seguridad alguna de éxito. No había de otra, los mineros iban en compañía a las aventuras para repartir los riesgos.

La minería fue clave en la acumulación inicial de capitales en Antioquia. Fue después del siglo XVII que empezaron a surgir numerosas explotaciones auríferas de mineros independientes, los llamados mazamorreros, que no solo individualizaron la empresa del oro, sino que formaron una clase social que rápido se organizó en función de empresa y progreso y no como esclavos o personas sometidas a las órdenes de un capataz.

Rápido la minería impulsó el comercio, la ganadería y la agricultura con el mismo objetivo, diversificar el riesgo. Medellín se convirtió en el siglo XIX en el epicentro regional de ese comercio floreciente y en el lugar donde se hacían los negocios y se fundaron fábricas e industrias con las ganancias que dejaban la minería, el comercio y el café. Esa élite en ciernes no solo se reunió para hacer negocios, sino que también se juntó para emprender acciones en beneficio común. Esa lógica del convite está bien arraigada desde tiempo atrás.

Quizás el antecedente clave para entender las preocupaciones de los líderes y comerciantes al final de ese siglo fue la fundación de la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín. Por allá en 1899, también en una reunión, que promovió el expresidente Carlos E. Restrepo, se congregaron 27 personas con el propósito de contribuir al desarrollo urbano y al civismo de la ciudad.

Esa élite había viajado al extranjero y consideraba que ese pequeño terruño que era Medellín tenía que empezar a florecer, a desarrollarse, que no podía ser inferior a las necesidades que se iban viendo en esta ciudad.

Esa Sociedad de notables lideró procesos culturales, educativos, de salud, de recreación y de medio ambiente, pero quizás su activo más importante fue abrirles camino a las uniones de líderes, empresarios y comerciantes por iniciativas cívicas. Vinieron la Junta Patriótica de Antioquia, fundada en 1903 por Marceliano Vélez Barreneche; la Liga Patriótica por Colombia y por Antioquia, en 1924, impulsada por el mismo Carlos E. Restrepo; y la Corporación Patriótica de Antioquia en 1963, liderada por el exministro Alberto Jaramillo Sánchez.

Aunque la Sociedad de Mejoras Públicas es la única que sobrevive, las demás entidades fortalecieron esa cultura asociativa por fines sociales.

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Con ese kilometraje a cuestas en la sociedad civil antioqueña es que aparece Proantioquia en 1975. Eran años difíciles. En esta década no solo se acentuó una fuerte ola migratoria hacia Medellín que aceleró su poblamiento informal y desbordado, sino que se dio una crisis nacional de la economía industrial y comenzó un fuerte desempleo, paralelo al fortalecimiento de los negocios ilegales.

El momento político y dirigencial de Antioquia era particularmente complejo. Sin muchos recursos por el recorte del gobierno nacional, el departamento quedó con las manos atadas para invertir en infraestructura. Además del ruido por la toma hostil de las empresas antioqueñas, se sumaba una división dentro de la dirigencia empresarial de la región representada por el Banco Comercial Antioqueño, encabezado por Vicente Uribe Rendón, y el Banco Industrial Colombiano, manejado por Iván Correa Arango.

En este contexto de dificultades por todos lados es que se dio el 11 de abril de 1975 la invitación al almuerzo a los más destacados hombres de negocios de la ciudad en el Club Unión de Medellín, promovida por don Santiago Mejía Olarte y Ricardo Ángel Villa.

Luego de debatir la situación de la región, los asistentes acordaron unirse y fundar la Corporación para el Progreso de Antioquia, Proantioquia, ante la necesidad, “cada vez más sentida, de la existencia de un organismo que sirva como aglutinante de múltiples empeños cívicos, pero esporádicos y dispersos, que afloran con frecuencia con elevados propósitos de servicio nacional y que pocas veces se concretan en hechos por la ausencia del canal que permite la confluencia de opiniones y de esfuerzos”, tal como está escrito en el primer boletín de la entidad.

La corporación se constituyó legalmente seis meses después mediante escritura pública en la notaría segunda de Medellín.

Firmaron el acta de constitución de la entidad Vicente Uribe Rendón (presidente del Banco Comercial Antioqueño), José Gutiérrez Gómez (presidente de la Corporación Financiera Nacional), Luis Fernando Echavarría Vélez (presidente de Peldar), Santiago Mejía Olarte (además fundador de Fraternidad Caritativa Medellín), Juan Gonzalo Restrepo Londoño (exsenador), Ricardo Ángel Villa, Pedro María Botero Peláez (presidente de Tejicóndor), Carlos Córdoba Congote (presidente de Noel), Sergio Martínez Arango (presidente de Mineros de Antioquia), Alfonso Mora de la Hoz (presidente de Cervecería Unión), Luis Felipe Echavarría Toro (gerente de Polímeros Colombianos) y Sergio Restrepo Londoño (exgerente de Empresas Públicas de Medellín).

En el nacimiento de Proantioquia fue vital el rol de la Fundación Fraternidad Medellín. En 1957, con aportes propios y no de las empresas a las que estaban vinculados, los empresarios crearon esta Fundación, como un proyecto para apoyar a otras fundaciones de carácter filantrópico, es decir, “filantropía para la filantropía”. Fraternidad fue uno de los principales apoyos de Proantioquia desde su fundación.

Escribió Nicanor Restrepo Santamaría, en un compilado publicado por Proantioquia, que estos empresarios eran portadores de una concepción moderna de lo que significa hacer empresa y citó el acta del Movimiento de Defensa de la Sociedad Anónima y del Patrimonio Industrial de Antioquia, de 1978: “Como resultado de un prolongado proceso de formación del ahorro interno y del trabajo denodado de muchas generaciones, Antioquia ha logrado crear series de empresas en las diferentes áreas, cuyos beneficios han irrigado a todo el país: fuentes de empleo, halago para la formación del mercado de capitales, transferencia de tecnología, aprendizaje y dominio de sistemas modernos, de mercadeo, formación de clase administrativa y dirigente, etc., todo lo cual promovió en forma eficiente el desarrollo nacional y condujo a la elevación del nivel de vida de los colombianos”.

Esa forma de entender el desarrollo empresarial, escribió Restrepo, le otorgó legitimidad a la aspiración de los fundadores de Proantioquia para convocar los intereses colectivos y del trabajo honrado. Esta posición fue un factor de confianza para el desarrollo de alianzas público-privadas que tuvieran como objetivo común el desarrollo de la región y del país.

Muchos fueron los problemas iniciales que atendieron los fundadores en los primeros cinco años de Proantioquia. Uno de los más apremiantes era la necesidad de construir un aeropuerto internacional, porque el Olaya se había quedado pequeño para la creciente demanda y además tenía una pista insuficiente para aviones grandes.

En la época de su fundación, la situación de orden público en Urabá, Bajo Cauca y Magdalena Medio era delicada y demandaba mayor presencia de las fuerzas militares en los territorios. Proantioquia respondió a una solicitud del Ministerio de Defensa y movilizó al empresariado para la donación de terrenos que permitieran la construcción de bases para la permanencia de la fuerza pública.

Al mismo tiempo, comenzó la contratación de estudios de alto nivel sobre los más apremiantes problemas de salud del departamento. Uno de los estudios, que fue donado al Municipio en 1975, recomendaba la creación de Unidades Intermedias de Salud en los barrios. Esa recomendación fue materializada en las siguientes administraciones municipales y fue referente nacional de atención en salud por niveles de complejidad.

Otros de los principales temas de los cuales también se ocupó la entidad en sus inicios fueron la inversión en el campo, la asignación de tierras y las posibilidades de exportación de nuevos productos.

En materia de infraestructura, la entidad fue clave en impulsar la construcción de la autopista Medellín-Bogotá y se promovieron soluciones para la interrupción del tramo Ventanas - Puerto Valdivia en la vía a la Costa Atlántica y la reparación de la carretera entre Caldas y La Pintada.

También auspiciaron los primeros estudios técnicos para lo que sería el metro de Medellín, todo en los primeros cinco años de vida.

En la cuenta son más de cincuenta obras o programas que se gestaron o se impulsaron desde Proantioquia. Bien lo decía Nicanor Restrepo Santamaría, que su objetivo principal ha sido la consolidación de un accionar empresarial acorde con las agendas de desarrollo de la región y del país. Proantioquia, escribía, nació por fuera de intereses individuales o de grupo, enfocada hacia intereses globales, de beneficio colectivo.

Infográfico
Especial Medellín 350 años | Proantioquia nació en un almuerzo en el Club Unión

“Mensaje de Proantioquia para Colombia”. Página de EL COLOMBIANO, el 21 de diciembre de 1976. Imagen: EL COLOMBIANO.

Infográfico
Especial Medellín 350 años | Proantioquia nació en un almuerzo en el Club Unión

Portada de EL COLOMBIANO del 13 de julio de 1977, donde Proantioquia agradece al Ministerio de Hacienda por su gestión para lograr los créditos que impulsaron el aeropuerto José María Cordóva y la carretera Medellín-Bogotá. Imágenes: EL COLOMBIANO.

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