A los habitantes del sector San Pedro Las Peñitas en los límites de San Javier y San Cristóbal casi que les ha tocado hacer curso de escaladores por culpa de las obras inconclusas de un cuestionado consorcio encargado del mantenimiento de las calles en la periferia de la ciudad.
Según relataron los vecinos, desde inicios del pasado mes de febrero llegó a la zona el consorcio Mejoramiento Medellín, conformado por las firmas costeñas Contraing S.A.S. de Barranquilla y Promotora El Campin S.A. de Cartagena. La unión contratista indicó que su tarea era realizar el mantenimiento de la vía de 300 metros por la que se mueven cerca de 200 habitantes.
Sin embargo, al poco tiempo que llegaron a hacer la obra –que por más de tres años estaba pidiendo parte de la comunidad– los pocos obreros asignados al tramo se esfumaron dejando la calle mucho más mala de como la hallaron.
“Las pocas obras que hicieron, las hicieron mal porque ni canaletas ni bordones tienen. Los obreros se fueron llevándose poco a poco la herramienta. Estamos muy perjudicados porque aquí hay gente de la tercera edad. Encima nos dejaron expuestos los tubos de acueducto y de gas. Donde se rompan habrá una tragedia”, explicó Edgar Arenas, un líder de la zona.
“Estábamos mejor con los rieles como los teníamos”, se quejó otro de los residentes.
César Augusto, otro vecino del sector, señaló que la gente trata de paliar la situación echando escombros, sin embargo con las fuertes lluvias estos terminan cayendo hasta la calle principal e incluso a una quebrada vecina, por lo que muchas veces les ha tocado limpiar con palas la vía principal hasta la madrugada.
El daño que dejó el consorcio se ha vuelto un riesgo para toda la comunidad. Por la zona es casi imposible caminar sin trastabillar y lo común es que los residentes –desde los más viejos hasta los niños– se quejen de lesiones por caídas, de afectaciones respiratorias por el polvo, y de la grieta de poco más de un metro de profundidad que ha aparecido en algunos tramos.
Igual pasa en Manrique
A casi 12 kilómetros de allí, el abandono del consorcio también se siente en el sector de Brisas del Jardín del barrio Manrique. Desde ese mismo 3 de febrero, los obreros de Mejoramiento Medellín debían renovar casi 55 metros de la vía en concreto que conecta la carretera principal con el resto del sector. Sin embargo, más allá de dañar lo que estaba bueno y trabajar de forma desordenada no hicieron nada.
Desde hace casi dos meses en la zona no se ha visto movimiento y en los teléfonos del consorcio –donde antes contestaban con presteza las dudas de la comunidad– hoy nadie responde. Mientras tanto, cantidades de tierra y lodo caen a la vía principal con cada aguacero.
Pero más allá de la afectación en la movilidad, la dejadez de las obras pasa facturas a los vecinos. Por ejemplo doña Fani comentó que pasar por allí sin caerse es imposible; mientras que Ángela, una trabajadora de la fábrica de arepas vecina, dijo que el daño ha complicado la llegada de los insumos, pues ahora los trabajadores deben cargar los pesados bultos al hombro. Igual pasa con el despacho de los pedidos de arepas.
“A los paramédicos les toca sacar los enfermos en sillas porque las ambulancias no suben, y mi nieta que estudia en el Buen Comienzo de la esquina se ha enfermado porque las aguas negras están expuestas, y los olores la afectan”, añadió don Gildardo.
“Acá no sube nadie a atendernos. Cuando el agua destapa el manhole del alcantarillado, llamamos para que vengan a componerlo, pero EPM se chuta la pelota con Infraestructura y así se la pasan. Estamos muy mal acá”, agregó otro vecino.
Además de estas dos intervenciones, cabe recordar que en noviembre de 2022, tal como lo registró entonces este diario, ese mismo consorcio también se vio envuelto en una polémica por cuenta de una intervención en el barrio Robledo El Diamante, en donde la Alcaldía les entregó los trabajos para rehabilitar la calle 78.
En aquella ocasión, aunque las obras arrancaron durante la primera semana de septiembre, los vecinos denunciaron que una cuadrilla de obreros desbarató la calzada que ya existía y por problemas internos terminaron dejando la obra abandonada. Aunque posteriormente se retomaron los trabajos, los vecinos denunciaron múltiples afectaciones por los retrasos.
Las dudas del contratista
El 28 de abril de 2022 la entonces secretaria de Suministros Karen Delgado adjudicó la licitación pública 70007311 –cuyo valor superaba los $6.000 millones– al Consorcio Mejoramiento Medellín para el mantenimiento y mejoramiento de 35.000 metros cuadrados de vías en concreto, adoquines y obras complementarias en 68 puntos de 11 comunas.
En el proceso figura que Mejoramiento Medellín era la tercera opcionada para quedarse con la licitación. Sin embargo, tras una modificación que tuvo el orden de elegibilidad, producto de observaciones presentadas por los otros proponentes y que afectaron a los dos primeros licitantes, el consorcio costeño quedó punteando y finalmente elegido.
Desde esa fecha y por siete meses, este sería encargado de los temas viales en las periferias de la ciudad. Sin embargo, los retrasos comenzaron a afectar las vías por las que transitan muchos de los más humildes de Medellín, tal como lo denunció este diario el pasado 15 de noviembre.
Pero aparte de las demoras, otro asunto llamativo sobre el contrato de Mejoramiento Medellín es que en la plataforma pública Secop este ha indicado que la ejecución del contrato real va a la par de la esperada. De hecho en la plataforma pública se asegura que para el 23 de marzo de 2023 iban en el 95% del cumplimiento. Sin embargo, el porcentaje no encaja con los evidentes retrasos que hay, por lo menos, en Manrique y San Javier. Además, no hay documentación anexada que respalde los avances.
Es más, este diario conoció que el pasado 1 de marzo el contratista adujo que las demoras en varios frentes se debían a la situación invernal y a retrasos en los permisos que debía surtir la Secretaría de Movilidad. La solicitud estuvo avalada por la interventoría de la obra a cargo de Interdesarrollo 2022, por lo que la Alcaldía también dio el visto bueno para que el contrato se extienda hasta julio de 2023.
Es decir que a esta fecha deberían haber obreros trabajando en las calles dañadas, pero estos brillan por su ausencia. Esta es la segunda prórroga que pide el consorcio, pues ya lo había hecho en enero.
Siguen esperando respuesta
Los vecinos de los dos sectores indicaron que han agotado todos los recursos posibles para que desde la Alcaldía les del solución. Han enviado quejas y cartas e incluso narran que les ha tocado soportar la altanería de los funcionarios que los han “atendido”; y hasta hoy siguen sin una solución.
EL COLOMBIANO intentó contactar al consorcio en el teléfono que tienen registrado, sin embargo en la línea no contestan. De igual forma se le transmitió esta duda directamente al alcalde Quintero en una rueda de prensa. “Dejemos que Infraestructura que tiene más detalles dé la información al respecto”, añadió el mandatario. Aún así, pese a los reiterados pedidos de respuestas, al cierre de esta edición no se había emitido ninguna desde la municipalidad.
Mientras tanto en San Javier y Manrique siguen esperando con una solución que les permita salir del encierro impuesto, esta vez no por un mortal virus, sino por la desidia de un contratista.