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Especial Medellín 350 años | Urbanismo ambiental: una ciudad que transformará la vida de su gente

Alejandro Restrepo, doctor en Ingeniería y Arquitectura e investigador en urbanismo ambiental, plantea cómo Medellín puede reconectarse desde sus laderas hasta el río para convertirse en una ciudad más equitativa y sostenible.

  • El Cerro Pan de Azúcar, el más alto de los siete cerros tutelares de Medellín, se eleva a más de 2.100 metros sobre el nivel del mar. Foto: Manuel Saldarriaga.
    El Cerro Pan de Azúcar, el más alto de los siete cerros tutelares de Medellín, se eleva a más de 2.100 metros sobre el nivel del mar. Foto: Manuel Saldarriaga.
02 de noviembre de 2025
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Colaboración especial de Alejandro Restrepo Montoya

El urbanismo y la arquitectura tienen la capacidad de construir ciudades más equitativas y con mayor calidad de vida. Pueden crear contextos saludables y acercar soluciones a las necesidades de sus habitantes. También pueden generar espacios para la vida en comunidad, ofreciendo felicidad y esperanza. ¿Cuántas veces podemos soñar con una ciudad más justa, con mayores oportunidades y mejores condiciones? Desde cualquier condición social, desde nuestras convicciones y en nuestras labores cotidianas, siempre permanece la posibilidad de mejorar y construir colectivamente el lugar con el que soñamos.

Imaginar los próximos años del desarrollo urbano de Medellín implica redescubrir su origen y comprender el significado de sus condiciones sociales y geográficas. Se requerirá sensibilidad y conciencia, trabajo colectivo y decisiones acertadas. Inspirarnos en nuestro pasado permitirá hacer visible la ciudad que hoy subyace bajo la que habitamos, aquella que con otras iniciativas se ha construido buscando mejores condiciones.

Reencontrar la estructura geográfica original permitirá evidenciar las condiciones ambientales y entender las características del territorio. El desarrollo urbano puede tomar una decisión cercana y trascendental: construir una ciudad continua, articulada social, ambiental y físicamente, desde sus laderas hasta el río. Un urbanismo conformado por una red de espacios públicos integrados con la naturaleza, pensada para sus habitantes. Un progreso sostenible. Un bienestar integral y perdurable.

Integrar las laderas con el río, a través de quebradas, cerros y parques, es tejer nuevamente el territorio. Este desarrollo urbano y ambiental dará lugar a más espacios para la educación, la salud, la cultura, la recreación y la vivienda, inspirados en la geografía de Medellín, unidos por los espacios que bordean sus 4 217 quebradas y los 2 261 kilómetros de aguas que la recorren.

La ciudad deberá continuar implementando estrategias para armonizar su crecimiento con el entorno natural. Los corredores verdes —espacios urbanos con suelos naturales y especies arbóreas que conectan senderos, cerros y parques— y los corredores azules —líneas de agua y espacios públicos en las quebradas y sus riberas— serán esenciales para la articulación urbana. Esta red de parques y zonas de restauración ecológica no solo mejorará la calidad ambiental, sino que también fortalecerá la convivencia ciudadana. Por esto, la resignificación del espacio público como escenario de encuentro seguirá siendo un pilar de esta construcción colectiva.

Del problema a la oportunidad

La contaminación del aire causa 6,7 millones de muertes prematuras cada año según la Organización Mundial de la Salud. La planificación urbana, como la construcción de ciudades más compactas y la incorporación de espacios naturales, ha mostrado resultados positivos en el mejoramiento de la calidad del aire. Sin embargo, la falta de espacio público, el déficit de vivienda y los riesgos asociados a quebradas, inundaciones e inestabilidades geológicas afectan la vida de las comunidades que viven en las laderas o en suelos densamente ocupados.

Redescubrir la topografía permitirá evidenciar los cauces de las cuencas y generar nuevos espacios próximos a riberas y terrenos cercanos, aumentando la oferta de vivienda, de cultura, de educación y de recreación en sectores estables, seguros y cercanos a servicios y transporte público. El incremento de vegetación local mejorará la calidad del aire, reducirá temperaturas y cualificará espacios públicos. En este sentido, intervenir los bordes de las quebradas podrá preservar ecosistemas, mitigar riesgos y generar más de nueve millones de metros cuadrados de áreas públicas en suelos urbanos y rurales, estos últimos esenciales en este modelo de ciudad —ocupan el 69 % de su territorio—.

Ahora bien, la biodiversidad será determinante para un desarrollo sostenible con redensificación. Más suelos naturales y especies arbóreas mejorarán la calidad del aire, filtrarán aguas lluvias, estabilizarán laderas y reducirán temperaturas. Espacios públicos, viviendas y edificios institucionales formarán un ecosistema urbano que cualificará los entornos habitados. Los corredores ambientales han demostrado su utilidad, reemplazando vías vehiculares por senderos peatonales y pisos duros por suelos naturales.

Movilidad que integra

Ampliar la oferta de transporte público será indispensable para integrar la ciudad. Nuevas líneas de metrocable, tranvías, buses eléctricos y sistemas de ciclorrutas deberán complementar el servicio actual del Metro. El tranvía de la carrera 80 revitalizará dinámicas urbanas, fomentando movilidades no motorizadas y transporte limpio. Diferentes modalidades de transporte sostenible conectarán la geografía urbana, integrarán a la ciudadanía, generarán espacios públicos y mejorarán la calidad del aire.

Cultura, educación y salud

El progreso urbano también requiere más equipamientos de calidad, mayor espacio público y consolidación de redes de movilidad. Nuevas infraestructuras culturales, educativas, de salud, de vivienda y de recreación deben ubicarse en zonas donde aún existen carencias, a fin de generar espacios de innovación social y desarrollo comunitario para consolidar un modelo de ciudad equitativo y sostenible.

El arte y la cultura han transformado la ciudad. Expresiones artísticas individuales y colectivas han reconstruido el tejido social. Programas para la formación artística han permitido que jóvenes de distintos sectores encuentren en la música, la danza, el teatro y otras expresiones artísticas alternativas frente a la violencia y la exclusión. La continuidad de estas iniciativas seguirá aumentando oportunidades, reduciendo los índices de la violencia, fortaleciendo la identidad cultural y formando nuevos talentos en diferentes sectores para la ciudad.

Viviendas a la medida

Cerca de un tercio de la población en Colombia y América Latina aún carece de vivienda adecuada, según la ONU. El desarrollo urbano requiere estrategias para ocupar centralidades y periferias con nuevas viviendas. Será necesario el trabajo conjunto de academia, gremios, la administración pública y el sector privado para ofrecer soluciones habitacionales con calidad espacial y técnica adaptables y transformables según las necesidades de sus habitantes. La vivienda seguirá siendo central en la construcción de equidad y calidad de vida.

Opciones como la industrialización parcial de componentes constructivos pueden mejorar la eficiencia y la calidad para resolver el déficit en este tema. Las nuevas infraestructuras deberán ubicarse en entornos con servicios, transporte, educación, salud y espacios públicos. Los nuevos proyectos residenciales deberán permitir la adaptación de espacios interiores con la identidad social y cultural de sus habitantes. Capitalizar experiencias locales acercará nuevas soluciones al sueño de la casa propia y evitará desplazamientos por gentrificación, fenómeno que hoy viven varias ciudades en el mundo y que no es ajeno a nuestra realidad.

La concepción de la vivienda en el contexto local deberá considerar, entre otras, tres condiciones: seguridad, adaptabilidad e identidad. Pueden sumarse procesos de instalación eficientes que cualifiquen la mano de obra local y la configuración de arquitecturas con espacios confortables y transformables, que complementen procesos industriales con sistemas constructivos tradicionales. El reto está en adaptar las formas de vida a las condiciones del hábitat contemporáneo, entender las tradiciones culturales, ofrecer nuevas oportunidades laborales y aportar soluciones a las necesidades de la comunidad.

Perspectivas con propósito

Soñar con la ciudad que queremos es un ejercicio colectivo. Una reflexión permanente, entre diversos sectores, con diferentes miradas y con objetivos comunes. Una ciudad más equitativa y saludable, con una vocación social y ambiental, que redescubra su topografía y que integre los suelos rurales y urbanos a través de los corredores verdes y azules entre laderas, quebradas y cerros. Una estructura urbana que lleve la naturaleza a los barrios y a sus calles, que se extienda por sus espacios públicos, que integre la fauna y la flora a la vida en la ciudad. Un lugar donde veamos pasar el agua, donde las sombras se encuentren bajo los árboles y donde el aire signifique vida. Un progreso entendido como la búsqueda del bienestar, con un urbanismo ambiental que muestre otras perspectivas más sostenibles, más cercanas y posibles para que otras ciudades también se inspiren en sus propias geografías como modelo de desarrollo. Contextos que recuperen su biodiversidad a partir de las estrategias de ocupación del territorio, que cualifiquen y reverdezcan los mismos espacios que en alguna ocasión redujeron la incidencia natural en la vida cotidiana.

Un progreso que considere valores, geografía y tradiciones sociales, le permitirá a la ciudad generar educación, cultura, recreación y vivienda, con espacios públicos y edificios diseñados para el encuentro, adaptables a las necesidades sociales. Medellín es un conjunto de vivencias y contrastes; su componente natural persiste en la estructura urbana y en la memoria colectiva.

Imaginar los próximos pasos implica preguntarnos una vez más: ¿cuál es la ciudad que queremos y cuál es la que debemos construir?”. La historia demuestra que es posible, con esfuerzo, convicción y, sobre todo, voluntad. Cada espacio y proyecto que hoy habitamos es el resultado de lo que hemos sido capaces de soñar.

Colaboración especial de Alejandro Restrepo Montoya. Graduado con honores en Alemania, este doctor en Ingeniería y Arquitectura de la Universidad Técnica de Múnich, ha liderado proyectos estratégicos en Medellín y obras en América y Europa, combinando innovación, investigación y urbanismo ambiental. Alejandro imagina una Medellín conectada con la naturaleza, sostenible y socialmente equitativa, donde la planificación urbana transforme espacios y mejore la vida de sus habitantes. Es titular de tres patentes científicas.

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