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En el futuro le podrá comprar energía a su vecino

Medellín está en el mapa de la transformación: se prueba un piloto para bajarle el costo al ambiente (y a la factura).

  • Suficiente luz solar golpea la tierra en una sola hora para impulsar la economía mundial durante todo un año. Desafortunadamente, solo una pequeña fracción de esa energía es capturada FOTO Manuel Saldarriaga
    Suficiente luz solar golpea la tierra en una sola hora para impulsar la economía mundial durante todo un año. Desafortunadamente, solo una pequeña fracción de esa energía es capturada FOTO Manuel Saldarriaga
  • 100 megavatios se estarían produciendo en Colombia en techos solares de personas y empresas. Eso equivale a 5 pequeñas centrales hidroeléctricas, o a un sexto de porce III. En la foto se ven los de Casa Kolacho en la Comuna 13. FOTO Julio César Herrera Echeverri
    100 megavatios se estarían produciendo en Colombia en techos solares de personas y empresas. Eso equivale a 5 pequeñas centrales hidroeléctricas, o a un sexto de porce III. En la foto se ven los de Casa Kolacho en la Comuna 13. FOTO Julio César Herrera Echeverri
  • Paneles solares en el teatro Matacandela del centro de la ciudad. FOTO: Julio César Herrera Echeverri
    Paneles solares en el teatro Matacandela del centro de la ciudad. FOTO: Julio César Herrera Echeverri
12 de agosto de 2020
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8 %
de los proyectos de fuentes no convencionales registrados están en Antioquia.

Al sobrevolar los techos del teatro Matacandelas, en el Centro, o los de Casa Kolacho, en la comuna 13, despunta el azul de los paneles que brillan con el Sol, y que alimentan la energía que requieren en esos espacios culturales para funcionar.

Medellín ha estado abierta a experimentos: en la Nueva Villa del Aburrá alternan el uso de fuentes energéticas desde los años 80. Los paneles solares del primer párrafo son distintos a los módulos que hay hace cerca de 38 años encima de los 544 apartamentos de bloques naranja en ese barrio del occidente de la ciudad. Los de la Villa funcionan de manera térmica, solo calientan el agua. Son colectores solares sin ningún apoyo eléctrico ni de gas. No generan electricidad de vatios como los paneles de la casa cultural y el teatro de Medellín.

Esta instalación fue considerada por los órganos informativos de la ONU como la de agua caliente por energía solar más grande del mundo, cuenta Paolo Lugari, fundador del Centro Experimental Las Gaviotas, a quien Gabriel García Márquez llamó con cariño el “inventor del mundo”. Es el mismo que lideró el proyecto en la Villa así como en Ciudad Tunal y Ciudad Salitre, estos últimos en Bogotá. En llamada telefónica explica que frente a los paneles solares solo se parecen porque el Sol los alimenta. Y se lamenta: “Eso sí, es una lástima que el calentador de agua solar no se haya difundido tanto cuando una vivienda fácilmente gasta el 15 % de su energía eléctrica en calentar agua”. Un buen dinero que se ahorra el bolsillo de los pobladores de la Villa, que además rebajan los gases que asfixian el planeta con la demanda creciente de electricidad que depende de fuentes no renovables.

Hay diferentes fuentes de energía que emiten dióxido de carbono (CO2) y aportan al incremento de gases de efecto invernadero. Para producir 1 kilovatio hora (kW h) con carbón se emiten 820 gramos de CO2. Y en el caso del gas, son 490 gramos de CO2 por cada kWh. En contraste, cada kWh de energía solar reduce 380 gramos de CO2.

Los que se popularizan hoy en día, los paneles fotovoltaicos, convierten la energía del sol en electricidad que se usa para prender la lavadora, para cargar el celular o para ver televisión. Ya no solo para calentar agua.

Ahorrar sin apagar las luces

Hace 30 años los solares eran costosos. Por eso aún priman los modelos de generación energética globales que se han apoyado, principalmente, en fuentes no renovables, como el carbón, gas o el petróleo para dar energía a las calderas industriales, para los aviones y para el transporte de carga pesada. También, en muchos países del mundo, para generar electricidad todo el año y calor en invierno. “En esa época (1982) en la que allá en Medellín nos propusieron usar celdas solares fotovoltaicas (paneles solares) para generación eléctrica, cotizamos la maquinaria para fabricarla y valía fácilmente 40 millones de dólares. Era impensable”, agrega Lugari. Así que ni lo intentaron y se fueron por los módulos que hoy costarían cerca de 1.000 millones de pesos.

Las cosas han cambiado. El entorno de producción de energías limpias por parte de los usuarios se habilitó gracias a una normativa de autogeneración de energía, específicamente gracias a la Resolución CREG 038 de 2018. En dos años la explosión de empresas que proveen paneles se destaca en Medellín. De 74 compañías, 28 (la mayoría) están en la capital antioqueña. Hoy en día un proyecto solar para suplir el 100 % de la energía de una casa estrato 4 (250 kW h/mes) puede costar algo así como 16 millones de pesos, según cálculos de la compañía Emergente Energía Sostenible (explore cuánto le costaría uno en su casa). Y hay otros proyectos que para menor consumo pueden bajar hasta 7 millones, con estimaciones de otra empresa de energía solar de Medellín, Darwin.

Solo que la regulación de 2018 sí abrió las puertas que muchos quieren tocar: una opción de autogeneración y venta de excedentes de energía. “Esta reglamentación dejó a punto una situación que se cocinaba desde hace un buen tiempo”, explica Santiago Ortega, ingeniero civil y magíster en Ingeniería de Recursos Hidráulicos de la Universidad Nacional de Colombia, con experiencia en transición energética y quien hoy es director de innovación de Emergente Energía Sostenible.

En medio de una conversación junto a Andrés Jaramillo Vélez, ingeniero electricista de UPB y director del grupo de investigación en Energía Sostenible de la Universidad EIA, EnergEIA, explicó que la disminución de costos y la regulación que se estableció sobre autogeneración, posibilita a los individuos producir y hasta vender energía, convirtiéndolos en prosumidores (la producen y la consumen).

Medellín en el mapa mundial

La suma de tecnologías, legislación y ciudadanos que apuestan por el ambiente abre el escenario. Hay más autogeneración de energía (ver cifras) e incluso la ciudad es uno de los pocos lugares del planeta en el que se realiza un experimento con el proyecto Energía Transactiva Colombia. Este consiste en explorar mecanismos y alternativas para que personas que quieren migrar a una energía más limpia, pero que no puedan instalar paneles solares, consuman la producida por otras personas que sí cumplen con los requisitos para tenerlos.

El proyecto del que hacen parte el Grupo EnergEIA, la Universidad EIA, University College London (UCL), NEU Energy, Erco y Empresas Públicas de Medellín (EPM), ensaya un nuevo esquema con el que se compra y vende energía entre personas comunes y corrientes. Se llama mercado Peer-to-Peer (P2P, por sus siglas en inglés que traducen par a par), y está siendo probado de manera controlada por varios países en el mundo. Este término ha sido común en internet para abordar las conexiones entre computadores que intercambian información.

La iniciativa para investigar, probar y llevar al mercado el intercambio de energía entre pares (P2P) basado en blockchain y en soluciones solares comunitarias recientemente como la única experiencia latinoamericana que está participando en el Observatorio Global en Mercados de Energía Peer-to-Peer de la Agencia Internacional de Energía junto con Australia, Bangladesh, Alemania, Japón, Malasia, Holanda, el Reino Unido y los Estados Unidos.

Incluye una prueba piloto de 13 participantes entre instituciones y casas, que por medio de una aplicación móvil monitorean su generación y consumo energético y deciden con quién intercambiar sus excedentes de energía de acuerdo a atributos como si el que produce es una comunidad local, el impacto social y el ahorro en carbono. El que compra elige el quién de acuerdo a lo que más se alinee con sus valores o intereses. En este momento hay 6 usuarios comprando energía desde edificios en Envigado y El Poblado. Los que producen (y también consumen) son la Casa Kolacho, en la comuna 13, (sus paneles fueron parte las pruebas de Energía Transactiva Colombia) y seis prosumidores más que cuentan con paneles solares en el Alto de las Palmas, El Salvador y Bello.

100 megavatios se estarían produciendo en Colombia en techos solares de personas y empresas. Eso equivale a 5 pequeñas centrales hidroeléctricas, o a un sexto de porce III. En la foto se ven los de Casa Kolacho en la Comuna 13. FOTO Julio César Herrera Echeverri
100 megavatios se estarían produciendo en Colombia en techos solares de personas y empresas. Eso equivale a 5 pequeñas centrales hidroeléctricas, o a un sexto de porce III. En la foto se ven los de Casa Kolacho en la Comuna 13. FOTO Julio César Herrera Echeverri

Por ahora la legislación colombiana no permite este tipo de transiciones energéticas entre usuarios, en los otros países también se prueba como proyectos piloto. En ninguna parte del mundo es legal actualmente, se están haciendo estudios e investigaciones para permitirlo.

Lo que sí es una realidad es que los usuarios pueden buscar comercializadores diferentes a los tradicionales, similar a lo que ocurre con un operador celular. Usted hoy puede elegir entre EPM o Neu Energy, por ejemplo. Las nuevas empresas como Neu Energy permiten al usuario un gran control de los datos hora a hora sobre sus consumos. Más que una aplicación proveen un servicio de energía que lo ayuda a entender mejor los kilovatios que se gasta en su casa.

En vez de seguir pagando por energía, varios habitantes del país han instalado paneles solares en sus hogares, fincas o empresas que les permiten reducir por esa factura que conocen hace tantos años, pero aún no entienden. Interpretar una factura de papel es difícil para un usuario promedio porque esta no le permite saber si es la nevera o la lavadora lo que más le cuesta. Para ello Neu desarrolló una experiencia en la que las personas empiezan a valorar los datos y usarlos para su beneficio.

El aplicativo le notifica cada día sobre su consumo y hasta le permite interactuar con sus amigos en un ranquin de eficiencia energética.

Además de esas nuevas estrategias que hacen al usuario protagonista de su ahorro de energía, ahora con la nueva legislación usted también podrá atrapar los fotones del Sol con paneles para convertirla en electricidad desde su casa. Y, si desea, venderla a la red.

Ortega explica que si un usuario quiere generar su energía, por ley puede, por ejemplo, enlazarse al Sistema Interconectado Nacional (SIN) con sus paneles como hace el Matacandelas (Ver recuadro). Así mismo que el que desee y tenga las baterías para alojar la energía de los paneles y usarla cuando no haya Sol podría desconectarse de la red y hacerse autosuficiente, aunque con riesgos de no tener el respaldo del SIN en el caso que se le dañen las instalaciones solares o las baterías.

Golondrinas hacen verano

Los 12 paneles que les instaló Erco Energía a Kolacho alimentan todo el lugar. El sistema solar fotovoltaico está produciendo mensualmente cerca de 630 kwh/mes, dependiendo de la irradiancia solar y las condiciones climáticas, que tienen un valor de 350.000 pesos. Antes de marzo de este año, cuando los instalaron, consumían alrededor de 400 kWh/mes. Hoy debido a la pandemia solo 190 kwh/mes. Esto les permite tener un saldo a favor de 250.000 pesos cada 30 días.

Es un mito que tener paneles es un lujo. “En los últimos 15 años los costos de un kilovatio generado por un panel han disminuido casi 200 veces. Los avances tecnológicos cada vez permiten unas formas más limpias de adquirir un proyecto solar”, cuenta Juan Felipe Valencia, vicepresidente comercial de EPM. Incluso reconoce que “en 10 años o menos podríamos ver un mercado de prosumidores en donde quizá el operador de red no va a estar tan presente”.

Cada vez los paneles solares son más económicos y generan mayor energía por lo que se espera que en el futuro los prosumidores tengan mayor protagonismo que el operador. Valencia igual aclara que la matriz eléctrica de Colombia es bastante limpia porque casi el 70 % es generada a partir de una fuente renovable, aunque convencional, que es el agua.

Excepto que, dice el profesor Jairo José Espinosa Oviedo, ingeniero electrónico, doctor en Ciencias Aplicadas y profesor de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional sede Medellín, “en temas de expansión puede ser interesante abordar las nuevas formas de producción de energía porque en un futuro no estamos muy seguros de tener otra hidroeléctrica. ¿Hacer otra represa? ¿En dónde? Tal vez la gente no vaya a querer otra”.

Convivir cotidianamente con ciertas comodidades como un calentador de agua hace que la energía se trivialice y se dé por sentada. A gran parte de la capital antioqueña le cuesta recordar cómo es vivir sin energía, pero para habitantes de zonas alejadas, incluso no siempre tan lejanas, es el diario vivir. Pasa aún en Vigía del Fuerte, el único de los 125 municipios antioqueños que aún no está inserto en el Sistema Interconectado Nacional de energía. Sin energía hacer un jugo o congelar el pescado es toda una odisea. De ahí para adelante lo que permite depende de la imaginación. Anota Andrés Jaramillo, “la tecnología, incluso, fue habilitada por la energía”.

Por su parte Espinosa ha venido estudiando las tecnologías solares hace más de 20 años y se le midió a montar una instalación solar encima de su casa, en Robledo Pilarica. Con ella puede ahorrar hasta el 80 % de la factura de energía de su hogar. “En mi casa por ejemplo se consume más o menos 155 kilovatios. Más o menos un equilibrio entre lo que consumo y genero”.

Según Espinosa actualmente es una decisión financiera que implica costear por anticipado la energía de los próximos años. Hoy en día, estos proyectos solares se pagan en un período de 6 a 10 años con los ahorros que se obtienen en la factura al tener los paneles. Solenium fue la empresa local que le instaló el proyecto de energía limpia que en su caso evita la emisión de 360 kilogramos de CO2 cada año y se proyecta que evite nueve toneladas de este y otros gases de efecto invernadero, el motor fundamental de la crisis climática.

Si se pudiese almacenar, solo 40 minutos de los rayos que provienen del Sol podrían proveer toda la energía que la Tierra requiere. Ante esa cifra Espinosa asegura que esto es una utopía, pero que el ejercicio teórico funciona para ver en perspectiva el potencial de la energía solar. De hecho, él hizo el cálculo para la demanda colombiana en fósiles (carbón, petróleo y gas) y renovables (paneles solares, eólica) que para el 2018 fueron 1.384 TWh. De tenerse la capacidad de almacenamiento, explica el profesor, que además lidera uno de los proyectos de Energética 2030, bastaría con cubrir el 10 % del territorio antioqueño o la totalidad del departamento de Risaralda con paneles solares. Vuelve y recuerda que es un ejercicio teórico, solo que “el desarrollo de una región va de la mano con el uso de la energía, no con su producción”.

La inversión sería alta, si bien no tanto como en 1980. Lugari recuerda aquellos desorbitados costos. Y también que sus proyectos fueron ralentizados por la masificación del gas en los años 90, el cual, “aunque contamina menos que el petróleo, contamina”. Son maneras de pensar desde ya en el planeta del futuro.

Paneles solares en el teatro Matacandela del centro de la ciudad. FOTO: Julio César Herrera Echeverri
Paneles solares en el teatro Matacandela del centro de la ciudad. FOTO: Julio César Herrera Echeverri
100
megavatios se estarían produciendo en Colombia en techos solares de personas y empresas según Energética 2030. Eso equivale a 5 pequeñas centrales hidroeléctricas, o a un sexto de porce III.

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