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2.500 aviones se han chocado con aves en los últimos 5 años

El dato es solo de Colombia, y preocupa porque aumentan los aterrizajes de emergencia. Hay poco control en los aeropuertos.

  • Este avión aterrizó de emergencia luego de que uno de sus motores engullera a un ave. FOTO: Cortesía
    Este avión aterrizó de emergencia luego de que uno de sus motores engullera a un ave. FOTO: Cortesía
  • 2.500 aviones se han chocado con aves en los últimos 5 años
2.500 aviones se han chocado con aves en los últimos 5 años
28 de abril de 2023
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La cancelación de un vuelo por un impacto de ave se ha convertido casi en un chiste. De tanto que se ha repetido, ya es común que los pasajeros asuman que es mentira cuando una aerolínea dice que un vuelo debe reprogramarse o se habla de un aterrizaje de emergencia, pero la verdad es que esta es una situación que cada vez preocupa más al sector aeronáutico colombiano.

En los últimos 5 años se han contabilizado 2.500 impactos de ave contra aviones en Colombia, y el 60% de ellos se concentra en los aeropuertos de Bogotá, Cali, Barranquilla, Cartagena, Medellín, Montería y Pereira.

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Lo peor es que esta situación en lugar de mejorar, empeora. En 2021 ocurrieron 2,6 impactos de ave por cada 1.000 vuelos en Colombia, y en lo que va de este año se reportan 6,7 por cada 1.000. Y es que Colombia tiene la tasa más alta de impactos de ave de Latinoamérica y el Caribe, según IDX (Incident Data Exchange de la IATA).

El último caso grave sucedió en la isla de San Andrés, el martes pasado, cuando a las 2:54 p.m. un avión de Avianca tipo Airbus A320, que iba con destino a Bogotá, tuvo que devolverse y aterrizar de emergencia en el aeropuerto Gustavo Rojas Pinilla, a pocos minutos de haber despegado.

“El ave fue ingerida por uno de los dos motores (el derecho) de la aeronave. No se afectaron otras partes. La tripulación aplicó los procedimientos de rigor para estos casos de impactos de aves, que son previsibles en la aviación, y regresó a la pista de San Andrés, en donde aterrizó a las 3:12 p.m. sin otra novedad”, explicó la Aerocivil.

Imágenes que fueron captadas desde una playa en San Andrés dan cuenta de repetidos fogonazos que emitía la turbina del avión mientras este se mantenía en el aire. Obviamente, los 184 pasajeros estuvieron nerviosos durante la maniobra pero por fortuna todos salieron ilesos, incluyendo a la tripulación. Aunque tuvieron que esperar para ser embarcados en otro avión hasta las 8:30 de la noche.

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“Nuestro equipo hizo un trabajo increíble tomando decisiones oportunas en el vuelo AV9377. Este incidente nos exige volver a hacer un llamado urgente a las autoridades, a la Aeronáutica Civil, el Ministerio de Medio Ambiente, el Ministerio de Transporte, Corporaciones Autónomas Regionales, Procuraduría y alcaldías sobre la necesidad de tomar acciones frente a la presencia de aves en aeropuertos, sus cercanías y trayectorias de aproximación y salida. La seguridad de nuestros clientes y tripulaciones no es negociable”, afirmó Frederico Pedreira, chief operating officer de Avianca.

De acuerdo con el capitán Eduardo Mendoza, vicepresidente de operaciones y vuelo de Avianca, el motor afectado por el ave quedó inservible, por lo que es necesario el cambio completo del motor. Apenas ayer la Fuerza Aérea estaba trasladando el motor a la isla para hacer el cambio y se espera que apenas el domingo esté en operación, pues se tiene que proceder con el desarmado, armado y pruebas de seguridad antes de poner el avión a funcionar nuevamente. Sin contar con que la tripulación y la aeronave misma no pudieron continuar con los planes de vuelo que tenían para ese día y tuvieron que activar las reservas.

Todo esto sin contar las consecuencias económicas que este tipo de incidentes ocasionan. Mendoza dijo que estas reparaciones pueden costar cientos de miles e incluso millones de dólares, y que en oportunidades los repuestos no están disponibles de manera inmediata, lo que aumenta los sobrecostos y las dificultades en la operación.

“El impacto fue muy grande, las aspas del motor quedaron destruidas, como si las hubieran cortado con una sierra”, relató el capitán quien con frecuencia tiene que lidiar con este tipo de incidentes, pues durante el año pasado y lo que va de este solo los aviones de Avianca han tenido más de 900 impactos de aves, y estos ocurren precisamente en los momentos más críticos de los vuelos: el aterrizaje y el despegue.

En esos dos momentos, cuando el avión está más cerca del suelo, el aparato es más vulnerable pues comparte espacio aéreo con todo tipo de especies: nativas y migratorias. Según cifras de la Administración Federal de Aviación gringa (FAA, por sus siglas en inglés), la mayoría de los choques se producen a menos de 3.000 pies del suelo (unos 914 metros), durante el despegue y el aterrizaje, y solo el 3% ocurre durante la fase de vuelo en ruta.

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Afectación generalizada

Roberto Alvo, CEO del Grupo Latam, aseguró que “este es un problema mundial, no es solamente en Colombia, esto se presenta constantemente en todas partes, y algunas soluciones son más sencillas que otras, una por ejemplo es simplemente cuidar que no haya residuos, especialmente vertederos, cerca de los aeropuertos; pero eventualmente te topas con otro tipo de aves migratorias que están casualmente pasando por allí”.

Esta es una situación que se viene presentando desde 1905, cuando el piloto pionero Orville Wright informó del primer choque con un pájaro en la historia de la aviación.

Tal vez el caso más emblemático ocurrió en Estados Unidos el 15 de enero de 2009, cuando un vuelo de US Airways, al mando del capitán Chesley “Sully” Sullenberg, saliendo del aeropuerto La Guardia (Nueva York), perdió potencia luego de golpear una bandada de gansos que fue engullida por los dos motores. Con gran pericia el capitán Sully logró un aterrizaje de emergencia en el Río Hudson salvando la vida de todos los pasajeros y su tripulación. Su heroísmo fue llevado a la gran pantalla con la película Sully (2016), dirigida por Clint Eastwood y protagonizada por Tom Hanks.

Pero la aviación no tiene que tratarse de grandes maniobras ni de pilotos superdotados que de forma heroica superan emergencias. La idea es que existan planes de mitigación del riesgo que reduzcan lo máximo posible la presencia de aves en las inmediaciones de los aeropuertos, de modo que se puedan evitar tristes episodios como los ocurridos con dos aviones en la década de los 60 que se precipitaron a tierra luego de colisionar con aves, cobrando la vida de 79 personas.

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Según datos de la IATA, en temporadas de migración, en el país se tienen 4 veces más impactos en comparación con el promedio de la región.

Solo entre octubre y noviembre del año pasado más de 230 vuelos de Avianca operados al interior de Colombia sufrieron impactos de ave, un incremento del 61% frente al mismo periodo del 2021.

El capitán Mendoza celebró que la situación en San Andrés se hubiera resuelto rápidamente, con la implementación de los protocolos que existen para esos momentos, pero sí cuestionó: “¿Qué hubiera pasado si mientras el avión regresa otra ave impacta el otro motor?, el avión se habría precipitado inmediatamente por la pérdida de fuerza. ¿Es probable que pase? Sí, es probable”.

Entre los factores de riesgo que ha identificado Aerocivil en el caso colombiano, se destacan la abundancia de gallinazos debido al mal manejo e inadecuada disposición de residuos o por el asentamiento irregular de poblaciones que se constituyen en invasiones sin una infraestructura de servicios públicos adecuada. Los aeropuertos más afectados, según la autoridad, son Cúcuta, Riohacha, Valledupar, Arauca, Eldorado, San Andrés, Buenaventura, Bucaramanga y Santa Marta.

Alvo agregó que, si bien la solución no es sencilla, lo que ha funcionado bien es un trabajo conjunto entre la autoridad aeronáutica, el municipio donde está localizado el aeropuerto y las líneas aéreas. “Este es un problema que tenemos que manejar con cuidado, porque por una parte uno quiere proteger a las aves, pero por otra también quiere proteger la seguridad de los pasajeros”, anotó el directivo.

Esfuerzos necesarios

En ese sentido, el capitán Mendoza contó de algunos esfuerzos que se vienen haciendo en otros países que pueden servir de ejemplo para implementar en Colombia, donde los planes de mitigación de este tipo de riesgos aún son muy tímidos.

En España, por ejemplo, tienen mucho cuidado con la conservación de las aves, y tienen cerca de los aeropuertos programas de control aviar, logrando un balance entre la conservación y la mitigación de las posibilidades de que pasen por el aeropuerto. “Tienen halcones, los sueltan en ciertos horarios en el que hay un mayor tráfico de aves y, con ellos sueltos, los pájaros se van. También disponen de espantapájaros inflables que se activan en ciertos momentos que se hacen necesarios. Y activan cañones. Obviamente, estas medidas no son infalibles, igual se producen impactos, pero se disminuye la probabilidad”, explicó el experto.

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Entre las estrategias que implementan otros países para el control de fauna aeroportuaria se cuentan: fuegos artificiales, luces, láseres, perros y aves de presa, incluidos halcones, águilas y gavilanes, para intentar ahuyentar a las aves del entorno del aeropuerto.

Y agregó que “aquí algunos aeropuertos tienen unos programas de control de aves que son conformes a las recomendaciones internacionales para el control de fauna, pero en otros sitios no ocurre así. Actualmente, el 82% de los impactos con aves se dan dentro de la zona de control de los aeropuertos y las zonas de aproximación y los despegues, que son responsabilidad de las alcaldías, y ahí hay un problema”.

Según su análisis, el poder de convocatoria de la Aerocivil no ha sido tan efectivo como para lograr que en las localidades donde están los aeropuertos no haya basuras, ni mataderos, o que estos al menos cuenten con todos los requerimientos ambientales para que no atraigan a las aves, y además, se controlen las zonas de inundación, pues en temporada de lluvias en algunos lugares el único refugio que encuentran las aves son las pistas de los aeropuertos. “Todo eso está lejos de estar al nivel necesario”, anotó el capitán Mendoza.

Sin embargo, desde la Aerocivil aseguraron que hacen muchos esfuerzos en ese sentido: “dentro del perímetro del aeropuerto y particularmente en pista y zona de seguridad se emplean medidas de dispersión pasivas y activas: Las medidas pasivas incluyen estructuras de ahuyentamiento visual (globos ojos del terror, efigies, cintas holográficas y modificación de hábitat principalmente a través de la rocería). Las medidas activas incluyen el uso de pirotecnia (cartuchos scream siren y bird banger y voladores de 5 golpes), cañón de gas y caza de control poblacional de especies invasoras”.

Así mismo, la Aerocivil reportó que se realiza búsqueda y eliminación de nidos, aplica repelentes anti percha e instala estructuras que dificultan la anidación. Adicionalmente, instala avisos informativos para que la gente no arroje basuras ni alimente a la fauna.


Piden controles

El control de aves en las cercanías de los aeropuertos es de vital importancia para la seguridad aérea, de ahí que la Aeronáutica Civil tenga que adelantar acciones para reducir al máximo la presencia de aves en la zona de protección de los aeropuertos, pues la seguridad aérea está en juego.

Avianca aseguró que ha realizado esfuerzos para mitigar este riesgo, lo que incluye el trabajo conjunto con la Aerocivil y concesionarios, la participación en comités regionales e internacionales sobre peligro aviario, el refuerzo interno de medidas operacionales y el diseño de un plan de acción para los principales aeropuertos del país, con asesoría de expertos internacionales. “Sin embargo, este esfuerzo no se debe detener y por el contrario es urgente la articulación entre gobierno nacional, gobiernos locales y concesionarios para poder tener soluciones claras ante esta situación”, anotó la aerolínea.

Finalmente, además de abordar las implicaciones hacia la seguridad aérea, la urgencia de controlar esta situación también debe estar encaminada a conservar especies protegidas de aves a través de programas de control aviar en aeropuertos y la gestión de focos de atracción como basureros y pozos de agua cercanos a los terminales, para evitar que choquen o sean succionadas por los motores de los aviones en tierra y aire.

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Ante este llamado, la Aerocivil aseguró que adelanta los comités de Peligro Aviario en los cuales “se ha venido insistiendo a las administraciones locales acerca de la necesidad de implementar acciones de mejora frente a los focos atractivos derivados de la ocupación del espacio público alrededor del perímetro del aeropuerto, la disposición y la acumulación de residuos”.

Además, llamó la atención por la falta de controles policivos y la falta de cultura ciudadana. Sin embargo, este problema no parece tener una pronta solución, y cada vez las aerolíneas están más preocupadas por la seguridad de sus vuelos, de sus tripulantes y pasajeros. Afortunadamente los aviones tienen dos motores y con uno funcionan perfectamente bien.

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