Mientras las lluvias sirven para que la curva de recuperación de los embalses siga en ascenso, cuya capacidad llegaba al 47,18% este fin de semana, Ricardo Sierra Fernández, líder de Celsia (empresa de energía del Grupo Argos), advierte que el fantasma del apagón siempre va a rondar, porque el país sigue demandando más energía.
Según sus cuentas, Colombia necesita crecer alrededor de 500 megavatios al año en generación y eso debe estar acompañado de redes de transmisión y de distribución, de más subestaciones, de más transformadores, pero ese es crecimiento que no se esta viendo. “Lo que viene es un tsunami”, alertó, si no se cierra la brecha que se está abriendo entre la oferta y la demanda de energía, situación que se agravaría entre 2027 y 2028.
En diálogo con EL COLOMBIANO, el empresario señaló que este Gobierno tiene la responsabilidad de dar señales claras para que los proyectos de infraestructura eléctrica se ejecuten y debe lanzar las subastas de cargo por confiabilidad para que lleguen inversionistas y rápidamente se puedan tener los kilovatios que va a necesitar el país.
Pasado el fenómeno de El Niño, ¿cuáles fueron las lecciones?
“Colombia se debe sentir muy satisfecha por haber pasado otro fenómeno de El Niño sin ninguna restricción en suministro eléctrico y sin ningún apagón. El sistema, como está diseñado, funcionó perfectamente. La gran mayoría de países vecinos han sufrido apagones y restricciones de energía, y eso demuestra la resiliencia y la estructura tan confiable que tenemos. Desde el punto de vista de Celsia, terminamos comprando más energía de la que vendimos, lógicamente porque al reducirse nuestra energía generada por agua, pues teníamos unos contratos que cumplir con nuestros clientes y eso hizo que tuviéramos que salir a comprar un poco más de energía, pero en términos de lo que estábamos esperando, nos fue mucho mejor”
¿Celsia ya recuperó el nivel de sus embalses?
“No. La gente piensa que con las primeras aguas los embalses ya se recuperaron y no, porque la verdad es que bajaron a niveles bastante críticos, y nos va a tomar entre 6 y 12 meses para recuperarlos a unos niveles en los que nos den completa tranquilidad”.
¿La empresa debió apagar alguna central por falta de agua?
“No, pero tuvimos que restringir la producción en algunas de ellas. Vale anotar que los embalses de nosotros son muy pequeños, y si uno los pone a full producción, en 3 meses prácticamente los tendríamos completamente desocupados, así que nosotros tenemos que moderar y cuidar muy bien la curva de desembalse cuando tenemos fenómenos de El Niño o veranos. Eso es algo, que hacemos con mucha técnica, proyectando escenarios muy críticos de hidrología y eso es lo que permite mantener los embalses y cuidar el agua, que es la que nos permite tener las luces encendidas”.
¿Cuál fue el efecto de esa coyuntura en el primer trimestre del año para la compañía?
“Tuvimos afectaciones, reducciones en nuestros volúmenes de generación y en utilidades. Hay que anotar lo contraintuitivo que es esto, porque hay quienes miran el precio en bolsa y muchas veces dicen que los generadores están haciendo su agosto y eso no siempre es verdad. Tendría uno que llegar a un fenómeno de El Niño con muy pocos contratos y tener un escenario muy expuesto a bolsa para poder aprovechar esos precios. Pero, típicamente, nosotros estamos contratados en nuestra energía firme entre 80% y 90%, lo que hace que seamos netos compradores de energía en bolsa durante un periodo de El Niño. Eso hace que el resultado para nosotros sea más duro y eso fue lo que se vio reflejado en el primer trimestre en el negocio de generación”.
¿Y ya en las semanas finales del segundo trimestre, qué se ve?
“Una normalización en el negocio de generación, muy buena disponibilidad de agua para poder cumplir los contratos y así como están las cosas, deberíamos esperar un resto de año de entrada a la normalidad. La preocupación grande que tenemos como Celsia es el faltante de energía que se está viendo en el mediano plazo y la falta de energía disponible para contratos”.
¿Qué está causando ese faltante de energía?
“Recuerde que no entraron los proyectos eólicos de La Guajira, hay retrasos en proyectos solares medianos y grandes, y no ha vuelto entrar ningún proyecto hidráulico grande ni ninguna térmica, entonces está faltando energía en el país. Eso es algo muy crítico que nos pone en una alerta grande y es una invitación que le hacemos al Gobierno para rápidamente cierre la brecha que se está generando entre el 2027 y 2028 de energía firme en Colombia, y podamos pasar el próximo Niño y los próximos veranos con más holgura, porque hoy estamos claramente empezando a sentir problemas de suministro y de disponibilidad de energía en contratos”.
¿Qué decir de cierta publicidad en la que se afirma que los generadores están produciendo energía con agua, pero cobran tarifas como si fuera oro?
“Es una muy malintencionada publicidad. En los últimos tiempos hemos tenidos dos fenómenos de La Niña, dos Niños y ha habido un verano grande, por lo que al hacer el balance completo, el neto de precio de energía en esos periodos ha sido positivo frente al mercado de contratos. Lo que quiero decir es que los periodos de Niña (lluvias) se compensan con los Niños (veranos) y eso es muy importante entenderlo. Entonces, si esa publicidad saliera en el último fenómeno de La Niña, que duró prácticamente año y medio, hubiera estado diciendo: Qué pesar de los generadores que están vendiendo su energía a cero pesos el 15% del tiempo. O el 65% del tiempo hubiera estado diciendo: Uy, los generadores están regalando la energía porque la están vendiendo a menos de $100. Entiendo la preocupación de algunas regiones del país por los precios altos dada la evolución del consumo, pero esa publicidad no le hace bien al país para dar los debates sobre dónde están los verdaderos problemas para tratar de bajar la estructura de precios y generarle más competencia al sector”.
El año pasado Celsia se llevó los equipos de un parque eólico en La Guajira para Perú, ¿qué otras iniciativas tiene frenadas en el país?
“El proceso en la Guajira sigue su curso y estamos esperando que a principios de 2025, entre el primer y segundo trimestre, podamos tener todas las licencias y tomar una decisión de qué hacer con el proyecto. Estamos construyendo más de 320 megavatios solares y queremos que nos adjudiquen bastante más, entre 500 y 700 megas, para seguir construyendo granjas solares. Desde el punto de vista eólico empezamos la construcción de un miniparque entre Atlántico y Bolívar, con dos aerogeneradores de 10 megavatios en total. Estamos explorando esa zona y viendo si existe un buen potencial. Adicionalmente, estamos con el proyecto Tesorito II, que es la ampliación de la térmica en Córdoba con todas las licencias, pero no tenemos disponibilidad de gas natural de largo plazo, y ese es otro llamado que hacemos. Necesitamos fuentes de gas natural doméstica, acelerar la exploración y explotación del recurso gasífero que haya en el país, porque el gas natural importado es muy costoso, venga de donde venga. Necesitamos gas económico, si no lo tenemos para poderlo contratar de largo plazo a un precio competitivo, se va a afectar la factura de los hogares colombianos que usan este combustible y también a la industria. Es un factor de competitividad muy importante tener gas natural abundante en el interior del país, y se necesitan ampliar las zonas de exploración y crear incentivos y apoyo para que eso se dé. Ojalá que el Gobierno recapacite en eso, porque es una necesidad muy grande”.
¿Cómo avanza el proyecto eólico en Perú?
“Estamos muy contentos con los avances. El proyecto logró una aprobación hace poco muy importante, que era asegurar la tierra para el complejo y estamos esperando la última aprobación, que es una servidumbre. Si todo nos sale bien, deberíamos estar empezando construcción en 3 meses, ya el equipo está cerrando todos los contratos con los proveedores de tecnología, de construcción y ya está el equipo en Perú contratado. La idea es tener ese parque operando entre los próximos 18 a 24 meses en Perú. Ese parque, de unos 218 megavatios, debe estar costándonos alrededor de unos US$350 millones”.
¿Todas esas apuestas cuánto valen y en qué horizonte se ejecutarían?
“Son inversiones multimillonarias, que muestran un compromiso con el país, con el desarrollo, y con que en Colombia somos capaces de encontrar un destino de progreso y de bienestar. Una inversión como Tesorito II puede ser superior a los US$250 millones. Los proyectos solares que tenemos en construcción pueden sumar una cifra similar, US$250 millones. Son apuestas que se darían en los próximos 5 años y que esperamos poder ir consolidando y que se dé el ambiente y tengamos la confianza inversionista para poderlas seguir ejecutando, porque estas inversiones de largo plazo requieren muchas cosas”.
¿De qué cosas habla?
“Primero, la disposición del sector privado para hacer las inversiones, lo que depende de cuáles son las señal de confianza inversionista que da el Gobierno, de las señales regulatorias y de estabilidad, que hoy son muy malas en el país, a raíz de que se están tomando decisiones de intervención de los mecanismos de bolsa, y de que viene una propuesta de reforma a la Ley 142 y 143 (régimen de servicios públicos y de generación, transmisión y comercialización de energía). Entonces muchas de estas inversiones van a depender de las señales claras de estabilidad regulatoria, porque son inversiones de muy largo plazo. Estas son apuestas de construcciones de 2, 3 o 4 años y después periodos de retorno de 7 a 10 años como mínimo, así que se necesita mucha estabilidad regulatoria, mucha confianza y una cosa muy importante para el país es que tengamos como financiarlas”.
¿De qué orden sería esa financiación?
“La capacidad de financiamiento de estos proyectos no está en el país, está con bancos internacionales, con entidades multilaterales y ellos también tienen que ver que el país está en una senda de equilibrio fiscal, que hay condiciones, de que hay respeto a las inversiones y que se apoya al sector privado para que acompañe este bloque de inversiones. Necesitamos entre US$7.000 millones y US$9.000 millones de inversión solo en generación para poder suplir las necesidades de energía de aquí al 2030. Así que no son menores las apuestas que hay que hacer y se necesitan las señales adecuadas”.
Menciona posibles cambios a la Ley 142 y 143, ¿ya conocen las propuestas?
“Este sector necesita interlocución con un ente técnico como la Comisión de Regulación de Energía y gas (Creg) que, lamentablemente, no está operando ni a media máquina, dada la interinidad que han tenido los comisionados. Ojalá que muy pronto se llene ese vacío y tengamos una Creg que esté operando en el día a día, porque este sector necesita mucho ajustes de regulación, muchas ideas nuevas para incorporar a los modelos de operación y es un sector que necesita permanente movimiento. En cuanto a la ley no conocemos prácticamente nada, han rotado por ahí algunos borradores en el pasado que la verdad nos generan mucha preocupación. Esperemos que el 20 de julio presenten el proyecto, y esperemos que atienda los requisitos que necesita un sector como este, como la suficiencia financiera, y que ojalá el carácter técnico sea prevalente, porque ya ensayamos un sistema que fue el que teníamos antes de la Ley 142 y 143, y fue lo que nos llevó a un apagón de 11 meses, en donde los políticos tomaban decisiones de tarifas y la expansión estaba en manos del Estado y nunca se pudo hacer ni en los tiempos ni en el costo que se requería, y terminamos endeudando este país de una forma enorme de cuenta del sector eléctrico, en donde el 30% de la deuda exterior de Colombia era de cuenta del sector eléctrico y eso nos llevó a esa gran crisis de 1992 con el súper apagón de 11 meses. Por eso fue que sacamos esta institucionalidad tan seria, tan bien hecha, hubo un consenso nacional en el Congreso, en el Gobierno, y entre los ciudadanos de que teníamos que tener un sistema eléctrico completamente blindado, y ojalá que esa ley no cambie esos fundamentales, sino que incorpore cosas que puedan ser para mejorar y que no deshagamos el camino”.
¿Se está intentando perforar ese blindaje?
“Veremos qué es lo que llega en ese proyecto, pero posiblemente”.
¿Se sepultó el fantasma del apagón o nos sigue rondando?
“Siempre va a rondar porque este país sigue demandando más energía, todos los días somos más intensos en el consumo de electricidad. Las necesidades de descarbonización llevan a que hagamos muchos mayores procesos de electrificación, entonces este país en desarrollo necesita crecer alrededor de 500 megavatios al año en generación y eso acompañado de redes de transmisión, de mejor distribución, de más subestaciones, de más transformadores, de más redes. Así que todos los años tenemos que hacer crecer este país, y la visión de mediano y largo plazo es de estar añadiendo plantas de generación y todo un sistema que lo soporte. Lo que viene es un tsunami si no cerramos pronto el hueco que todo el mundo prevé para el 2027 y el 2028. Y en eso nos tenemos que poner serios todos y trabajar para que no vaya a faltar la energía en ese período. Este Gobierno tiene la responsabilidad de dar las señales claras para que eso se dé y lanzar las subastas de cargo por confiabilidad para que lleguen inversionistas y rápidamente podamos tener los kilovatios que vamos a necesitar como país, porque estamos creciendo y el hueco se va abriendo”.