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Dos décadas de atraer la inversión de Wall Street

El 25 de julio de 1995 salió por primera vez la emisión de ADR’s del BIC, hecho que dio vida a Bancolombia.

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24 de mayo de 2015
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Un susto de principiante, esos que dan cosquillas en el estómago por no tener antecedentes frente a lo que se iban a enfrentar, fue lo que sintió el entonces presidente del Banco Industrial Colombiano (BIC) Javier Gómez Restrepo, cuando hace dos décadas él y su equipo decidieron ir con toda para hacer su debut en el mercado neoyorquino de Wall Street, a pesar de las advertencias de algunos inversionistas, preocupados con la crisis del tequila en México ocurrida en 1994 y que dejó a los latinos en problemas.

La consigna era clara, el banco necesitaba recursos para crecer, aumentar su capital de trabajo, hacer inversiones en tecnología y comenzar su plan de expansión, pero no lo podía hacer solo y por eso con audacia emprendió un camino de vértigo, yendo más allá de la normativa colombiana para que la exigencia internacional del mercado fuera la que pusiera las reglas de juego, con exigencias de gobernanza, claridad en las cuentas y en las metas a seguir.

Aunque para conseguir recursos existía la emisión de acciones ordinarias, preferenciales, de bonos ordinarios o de bonos convertibles en acciones y dados los montos requeridos, existía un recurso que en Colombia nunca se había usado y era el de salir al mercado externo para capitalizarse bajo la figura de ADR’s.

Claro está que era algo que tenía que darse con el acompañamiento de un experto, que en este caso fue JP Morgan como banca de inversión.

Por eso Gómez Restrepo y su presidente de Junta, Jorge Londoño Saldarriaga, iniciaron un periplo de varios días que los llevó a centros financieros como Nueva York, Londres, Edimburgo (Escocia) y Berlín (Alemania) en búsqueda de inversionistas de alto perfil que creyeran por la apuesta que tenía la entidad.

Con un excelente manejo del inglés y su habilidad financiera para convencer a los inversionistas, Londoño era quien hacía las exposiciones a los extranjeros y junto a Gómez conformaban una dupla clave que con su equipo asesor preparaban los informes que repasaban en el avión privado que tuvieron que conseguir para cumplir las citas pactadas.

“Esa agenda nos obligó un día a desayunar en Berlín (Alemania), almorzar en Londres (Inglaterra) y cenar en Nueva York (E.U.)”, recuerda Gómez Restrepo.

Incluso utilizaron el Concorde para viajar más rápido y lograr asistir a las citas entre continentes, a donde tenían que exponer en otro idioma y además tenían que cambiar el formato de balances porque era diferente al de Colombia.

“Hubo que reorganizar el balance financiero del banco para que lo pudieran entender en el mercado internacional”, algo que apenas se está haciendo 20 años después con las normas contables Niif.

Convencimiento

El acompañamiento dado por JP Morgan fue clave porque era el que conocía a cada uno de esos inversionistas estratégicos, además para los banqueros colombianos ir solos a esos mercados era sinónimo de hacer el oso, porque a los colombianos se les asociaba no como miembros de una economía emergente sino como miembros de un cartel de narcotráfico.

Sin embargo, la tarea de convencerlos se logró, pudieron explicarles con efectividad las políticas que implementarían a futuro, eso sí, había que argumentarlo de la mejor manera, tal y como lo lograron.

Londoño destaca que el contexto histórico del país era complejo por la situación de violencia y “ni qué decir de Medellín, con cartel y hasta con ejecutivos de varias empresas amenazados, sumado a los atentados terroristas, era una situación que no era fácil de presentar”.

Aunque el BIC poseía grandes calidades técnicas y humanas era muy pequeño para el país y ni qué decir para el mercado internacional.

Por eso los 81,2 millones de dólares que adquirieron en la bolsa de Nueva York, gracias a esa histórica salida, les sirvió para adquirir al Banco de Colombia que venía de una crisis en la que el Estado tuvo que intervenirlo, incluso era más grande que ellos en tamaño pero lo compraron. También sirvió para hacerse a Conavi, además de la Corporación Financiera Nacional y aunque “con ese apalancamiento fuimos a comprar el Banco de Crédito, tal y como se lo dije en ese entonces a su presidente Luis Fernando Mesa, el negocio no resultó porque hizo sus consultas requeridas pero recibimos la negativa”.

Detrás de los grandes saltos están líderes visionarios que ven más allá de las montañas para forjar el progreso de las empresas y el país.

418
millones de dólares fue lo que pagó el entonces BIC para quedarse con el control del Banco de Colombia. La fusión tardó algo más de un año.
81,2
millones de dólares fue el valor de capitalización lograda en esa primera salida hace dos décadas en la Bolsa de Nueva York.

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