Según las cifras del Sistema de Estadísticas Territoriales (TerriData) del Departamento Nacional de Planeación (DNP), al cierre de 2017 el ingreso per cápita de los pobladores del municipio de Jericó fue 1,22 millones de pesos, nivel menor al promedio nacional que para ese año se ubicó en 1,52 millones.
Por su parte, el reporte de Cuentas Económicas del Suroeste 2017, elaborado por la Gobernación de Antioquia, ubicó el Producto Interno Bruto (PIB) de la población en 202.250 millones de pesos. En 2016 el resultado fue de 191.000 millones. Ese es un promedio de valor de la producción de bienes y servicios del municipio.
La dinámica económica jericoana, que es el 0,15 % del PIB departamental, está impulsada por el sector agropecuario en el que las actividades asociadas a la caficultura, tomate, maíz, ganadería y, en otro renglón, el turismo.
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En medio de este panorama, en Jericó se debate por el impacto ambiental versus las bondades económicas que puede genera la puesta en marcha del proyecto minero Quebradona de la empresa surafricana AngloGold Ashanti (AGA), la minería de metales. De acuerdo con la multinacional extractora, los recursos que generaría su proyecto permitirían doblar el presupuesto de libre inversión en Jericó ($19.000 millones para 2019).
Además, AGA estableció que, de recibir la licencia ambiental para la mina Quebradona, generaría más de 2.000 nuevos empleos en el municipio y pagaría de 67 a 84 millones de dólares en impuesto de renta al año y de 200 a 300 mil dólares anuales de predial.
Pero esa apuesta minera no tiene conforme a buena parte de los jericoanos que prefieren la economía tradicional.
El Comité Departamental de Cafeteros contabiliza 850 familias productoras del grano en la localidad, las cuales poseen 1.415 hectáreas sembradas en 27 veredas con una producción estimada de dos millones de kilos al año, valorada en 13.200 millones de pesos.
En esa línea, el Plan de Desarrollo Municipal del actual alcalde, Jorge Andrés Pérez, reconoce a la caficultura como el sector más representativo “de la pequeña economía campesina”, y añade que “han venido incursionando cultivos nuevos que diversifican el sector, como la gulupa, el aguacate, el tomate y el lulo, sin dejar de lado las plantaciones forestales comerciales”.
Además, la Caja de Compensación Familiar de Antioquia —Comfama— tiene en proyección un parque ecológico en el Suroeste, de 134 hectáreas entre Támesis y Jericó, con una inversión de $60.000 millones. Generaría 12.000 empleos. La entidad considera clave esta iniciativa dentro de la hoja de ruta para el desarrollo sostenible de la subregión.
Comercio y empresas
Desde la dirección en Antioquia del gremio de los comerciantes, Fenalco, Sergio Ignacio Soto, sostuvo que esa actividad en este municipio del Suroeste antioqueño es desarrollada en pequeños establecimientos, buena parte de ellos dedicados a la venta de comidas y otros a ofrecer servicios de hospedaje, los cuales se constituyen en generadores de empleo.
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En las Cuentas Económicas del Suroeste 2017 se señaló que las actividades vinculadas a comercio, reparaciones, restaurantes, hoteles y transporte aportaron más de 24.000 millones de pesos, representando el 12 % al PIB municipal.
Por su parte, el Registro Público Mercantil de la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia mostró que, para el año 2018, el tejido empresarial de Jericó estaba conformado por 451 microempresas y siete pequeñas y medianas empresas (pymes), que en conjunto sumaban activos por 9.824 millones de pesos (ver gráfico).
Por los tributos aplicables a estas actividades productivas, la administración municipal pretendía elevar en un 19,1 % el recaudo del impuesto de industria y comercio pasando de 499,1 millones de pesos en 2016 a 594,5 millones al cierre de este año. Aunque EL COLOMBIANO intentó constatar el cumplimiento de esta proyección con la Secretaría de Hacienda municipal, no obtuvo respuesta.
No obstante, en el Plan de Desarrollo Municipal se resaltó que el impuesto de industria y comercio es el segundo ingreso más importante dentro de los recursos propios del municipio (después del predial).
Se acelera el turismo
La belleza arquitectónica y paisajística de la localidad y la diversidad de atractivos ha desencadenado una vocación turística.
Desde la administración municipal señalan que la población acoge cada fin de semana turistas que generan un considerable movimiento económico en el sector de servicios, industria y comercio.
Para capitalizar esa vocación, la población se ha venido organizando y desde 1998, por decisión del Concejo, crearon el Comité Municipal de Turismo, el cual agrupa a los prestadores de servicios turísticos, representantes del comercio, el transporte y la hotelería con el objetivo de orientar los procesos que permitan desarrollar la actividad.
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Walter Montoya, gerente de Turismo de Jericó, aseguró que desde hace 20 años despegó la actividad gracias a los atractivos naturales, y desde 2013 las ceremonias religiosas entorno a la Madre Laura han dado impulso.
Comentó que hay un aumento de por lo menos 60 % en los últimos diez años, en lo que se refiere a sitios de alojamiento, entre hoteles y finca-hoteles, y restaurantes. En la actualidad hay otro hotel en construcción.
La minería pide pista
Desde hace 14 años la multinacional minera AngloGold Ashanti adelanta labores en procura de explotar un yacimiento de cobre, ubicado en límites de Jericó y Támesis.
Para Juan Camilo Quintero, gerente Corporativo de la compañía, la mina Quebradona potenciaría al municipio y al departamento.
“Esta es una apuesta honesta de construir desarrollo, mayor institucionalidad y de apalancar otros procesos productivos”, aseguró.
El Plan de Desarrollo de la actual administración propende por ejecutar acciones de control y seguimiento de la actividad minera, para que las actividades de exploración del subsuelo, no generen impactos negativos al medio ambiente.
El Comité de Cafeteros de Antioquia, por su parte, dijo que mientras en Buriticá el gobierno de Antioquia y la empresa Continental Gold han puesto orden a la explotación y está apoyando un proyecto a 5 años de buenas prácticas agrícolas y de procesamiento del café, en el Suroeste no ocurre lo mismo.
“Con Anglo Gold Ashanti tenemos comunicación periódica y estamos monitoreando la evolución de la mina Quebradona”, declaró Jaramillo.
Baltasar Osorio, productor agrícola de Jericó, mencionó que la posibilidad minera genera un debate con posiciones contrarias en la población.
“Hay posiciones a favor y en contra. Mucha gente que por sus antepasados se ubicó en la zona no quieren cambiar, y otros temen por el impacto ambiental que esa actividad puede causar. En lo personal no me inquieta el desarrollo minero” (ver Opinión).
Las posiciones encontradas de la comunidad jericoana no son exclusivas de la localidad. El texto “Desde el cobre a la innovación” elaborado por la Fundación Chile, reconoce en uno de sus apartados que la sociedad de ese país aún subvalora a la minería.
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“En el imaginario colectivo, ser un país minero implica ser subdesarrollado. Alcanzar a ser un país desarrollado no es cuestión de lograr un determinado nivel de ingreso per cápita. Gran parte de la población está convencida que Chile será desarrollado solo cuando produzca autos, aviones, productos electrónicos, satélites, y surja alguna empresa equivalente (en innovación y magnitud) a Google, Apple, o Microsoft”, señala la publicación (ver Paréntesis).
Al igual que en Jericó, donde todavía no se inicia la explotación del mineral, en Chile persisten los temores por la contaminación que la actividad podría causar en el aire y el agua.
Con una historia municipal que el próximo 28 de septiembre ajusta 169 años, Jericó se debate entre mantener e impulsar las actividades tradicionales o abrirle la puerta a un sector nuevo en su territorio