Tras la visita del economista Thomas Piketty al país, el presidente de la Asociación Colombiana de Instituciones Financieras (Anif), Sergio Clavijo, publicó en el diario La República su opinión frente a los postulados que le han merecido tanta fama al francés.
En uno de sus apartes, Clavijo asegura que la tesis de Piketty en su libro sobre el capital, “Si se trata de proveer recomendaciones de política económica, que tengan impacto social, la pura teoría académica resulta claramente insuficiente. Es fundamental haber actuado de primera mano con el engranaje de transmisión de dichas políticas en el Ejecutivo, Legislativo y Judicial”.
Esto como una clara crítica a la idea del frances, pues “aún no ha dado el paso crucial de vincularse al servicio público frances para aprender sobre recomendaciones de política económica que resulten más elaboradas y sensatas que la simple propuesta de “regresar”a tributaciones como supuestas soluciones a la disparidad entre ingresos y riqueza”.
El presidente de Anif, sin embargo, considera que lo positivo es que el propio Piketty es “consciente de su ingenuidad al respecto, pues ha aceptado que estas recomendaciones son impracticables”. Pero cree que al francés le quedan otros seis años para incursionar en la política y llegar “curtido como tecnopolítico al Ministerio de Hacienda de su país”.
A juicio del excodirector del Banco de la República, la postura tributaria de Piketty ya han sido criticados por expertos como el estadounidense Jeffrey Frankel que abogó por encontrar igualdad socioeconómica a través de la educación y la salud y no desde las tasas marginales de un gravamen.
Asimismo lo hizo Lawrence Summers, exsecretario del Tesoro de Estados Unidos, quien señala que el francés no analiza efectos de la robotización del trabajo para explicar la concentración de ingresos laborales.
Clavijo pone como ejemplo colombiano el impuesto a la riqueza, que se pensó como promotor de lucha contra la concentración de ingresos. “Sin embargo, los resultados factuales nos hablan de un vergonzoso 0,54 de coeficiente Gini (índice que mide la desiguedad)”.
Agrega, que “este impuesto a la riqueza tiene una mejor justificación redistributiva cuando se limita a las familias pudientes. No obstante, ello debe hacerse a tasas de gravamen manejables de 0,2 por ciento a 1,5 por ciento anual, y no de 5 o de 10 por ciento, como sugiere Piketty para los niveles altos de riqueza, pues de lo contrario se generarían indeseables arbitrajes tributarios”.