En el portafolio inicial que ofrecía Caja de Colores en 1989 figuraban, básicamente, persianas y algunos objetos decorativos que la fundadora de la empresa, Martha Elena Pérez, consideró servirían para cristalizar una alternativa
de negocio.
Hoy, 25 años después, el portafolio de la comercializadora antioqueña sigue conteniendo esos artículos y otras 500 referencias de productos, importados en un 90 por ciento, que están dirigidos a los mercados de la construcción y la decoración.
Alejandro Vélez Hernández, gerente de Caja de Colores, reconoce que la dinámica de la construcción en los últimos años ha tenido efectos positivos en el desempeño de la compañía, que ya hace presencia en Bogotá y Pereira y contempla llegar
a Bucaramanga, donde piensa establecer oficinas y puntos de venta.
“En Caja de Colores proporcionamos soluciones funcionales e innovadoras para el mercado de la construcción y la decoración, pensando siempre en el desarrollo sostenible e impactando de manera positiva al medio ambiente”, comenta Vélez.
La empresa que, según la Superintendencia de Sociedades, facturó el año pasado 2.444 millones de pesos, apuesta por multiplicar por seis sus ingresos en el mediano plazo, impulsada en parte por su incursión en un nuevo nicho de negocio, como la iluminación en el que debutará en el proyecto urbanístico Serena del Mar, en Cartagena.
Consciente de los ciclos que tiene la actividad edificadora, Vélez explica que cuando esta se desacelere el enfoque de la empresa estará orientado al negocio de las remodelación y las reformas, igualmente al suministro de productos a mercados internacionales como Miami, en Estados Unidos.
Otro frente de Caja de Colores es su propuesta ecológica, como una respuesta a las necesidades actuales de protección y conservación de los recursos naturales en la categoría de baños públicos, optimizando el uso del agua y energía eléctrica en esos sitios.
Además, en su propósito de llegar al negocio de iluminación la empresa busca estar vinculada a los nuevos desarrollos de construcción sostenible, en los que espera ofrecer sus aportes para generar ahorros en consumo de energía, agua, mínimas emisiones y optimizar los materiales utilizados, generando bienestar.
Entre las ejecutorias de la compañía, Vélez incluye el suministro de persianas para el edificio de Bancolombia, los nuevos pisos del aeropuerto José María Córdoba, Ruta N y varias clínicas, así como los
recubrimientos de los coliseos cubiertos que se emplearon en los Juegos Suramericanos de 2010, en Medellín.
Para atender la creciente demanda por soluciones arquitectónicas, decorativas, seguras, confortables y ecológicas, Caja de Colores tiene una nómina de más de 35 ingenieros, arquitectos y diseñadores y dispone de un punto de venta en el centro comercial El Tesoro, el cual pretende replicar en otras ciudades del país.
