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“Estas compañías valen mucho más de lo que la acción refleja”: Jorge Mario Velásquez, presidente de Grupo Argos

Jorge Mario Velásquez, presidente del Grupo Argos, dio detalles de los negocios que tiene entre manos.

  • Desde el 1 de abril de 2016, Jorge Mario Velásquez se desempeña como presidente del Grupo Argos. Foto: Jaime Pérez Munévar
    Desde el 1 de abril de 2016, Jorge Mario Velásquez se desempeña como presidente del Grupo Argos. Foto: Jaime Pérez Munévar
16 de septiembre de 2023
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En los últimos días han ocurrido tantos hechos alrededor del Grupo Argos que es imposible no entrevistar a su presidente, Jorge Mario Velásquez.

El multimillonario negocio alcanzado en Estados Unidos por Cementos Argos, que llegó a una valoración de 3.200 millones de dólares en el mercado estadounidense; la inversión de Celsia en Perú; la materialización del acuerdo con Gilinski y sus socios árabes que terminará con el desenroque de lo que conocemos como Grupo Empresarial Antioqueño, y hasta la mención que hizo el presidente Gustavo Petro acerca de que Argos habría despojado a campesinos en Montes de María, han sido temas que movieron la agenda noticiosa del país.

Y a eso hay que sumarle que esta semana Jorge Mario Velásquez cumplirá 40 años al servicio de Grupo Argos, donde llegó como practicante de ingeniería en Cementos Argos, el 19 de septiembre de 1983. “Han sido 40 años extremadamente buenos, felices de mi vida. He tenido la fortuna de estar en una organización donde he podido compartir valores, principios, enseñanzas, aprendizajes, colegajes y un viaje de vida muy bonito”, contó.

Usted es el típico representante de una empresa del Grupo Empresarial Antioqueño que empieza desde abajo, que logra ascender porque van formando sus talentos hasta llegar a la dirigencia...

“He sido un afortunado de tener la oportunidad de crecer en esta organización. Afortunadamente tengo esa historia que contar, porque me apasiona lo que hago, me apasiona el poder compartir con un grupo de gente maravillosa, con un propósito de organización que va más allá de producir negocios y dinero, que tiene una visión de impacto de la sociedad”.

Tal vez desde afuera no entienden lo que significa este modelo empresarial, ¿cuál es esa la filosofía?

“Estas son empresas se parecen mucho a un bien público administrado desde una óptica privada, profesionalmente, por administradores profesionales. Pero más allá de esa estructura, cuando uno mira el peso relativo que tienen los fondos de pensiones en estas compañías son los accionistas más importantes”.

Es decir, todo el que tenga pensiones en los fondos privados de pensiones es dueño de Argos...

“18 millones de colombianos”.

¿Usted es empleado de 18 millones de colombianos?

“Yo soy empleado de 18 millones de colombianos. Y eso imprime varias responsabilidades simultáneamente. El capitalismo consciente es una visión que muy temprano los accionistas y los líderes de esta organización empresarial han decidido ejercer por convicción. En el entendido de que una organización empresarial no es realmente sostenible en el tiempo, si no se preocupa por aportar a mantener una sociedad más próspera, a tejer un grupo de proveedores, de clientes, de colaboradores, a ayudar a construir un buen gobierno público para que nuestra sociedad sea una donde se pueda desempeñar no solamente esa organización, sino un ecosistema empresarial”.

Hablemos del gran negocio que acaba de hacer Cementos Argos en Estados Unidos...

“Este negocio puntual es muy importante, es transformacional, porque es parte de una ambición y de una visión que viene desde hace tiempo. Argos es fundado en el año 1934 en Medellín, por unos empresarios que rápidamente se asociaron con otros, llevaron a estas compañías a estar listadas en las bolsas y poco a poco empiezan a expandirse regionalmente, a crear y a adquirir a otras fábricas de cemento en Colombia que eran compañías nacionales enfocadas en Colombia.

Viene una segunda época típica de la expansión internacional. Por allá desde los años 80 empiezan a exportar sus excedentes a Estados Unidos, al Caribe, a Venezuela y a Panamá.

Viene una tercera que se da a partir de 2005, cuando se decide reemplazar ese modelo de exportación de cemento, por otro que nos permitiera integrarnos en Estados Unidos, así que compramos concreto y fábricas de cemento en nueve Estados, en un proceso que permitió construir una base de activos muy importante en ese país. Tal vez una de las más importantes inversiones directas de empresa colombiana. Lo que pasó ahora es otro hito en la historia, porque es un cambio fundamental que complementa esta historia. Lo que hemos hecho, rompiendo algunos paradigmas, es pasar de ser un operador muy importante en nueve estados, a ser el accionista más importante de una compañía que opera en 30 Estados de la Unión, que no solamente tiene 11 millones de toneladas de capacidad productiva de cemento, sino que tiene 5.500 millones de toneladas de agregados”.

Es decir, es más grande que Argos aquí en Colombia...

“Sí, es más grande que Argos en Colombia. Va a tener una red logística de más de 1.300 vagones de ferrocarril y 12 puertos. Esta es una empresa que va a tener una valoración de mercado de alrededor de 9.000 millones de dólares, esos son 37 billones de pesos. Sería la empresa colombiana más importante, tal vez después de Ecopetrol. Va a vender poco más de 4.000 millones de dólares y va a generar un Ebitda cercano a los 1.000 millones de dólares cada año. Va a ser el cuarto productor de cemento en Estados Unidos, uno de los más importantes de agregados. Y que está listada en la Bolsa de Nueva York, que transa al día 21 millones de dólares, mientras toda la Bolsa de Valores de Colombia mueve 15 millones”.

El activo de Cementos Argos en EE.UU. fue valorado por casi el triple de lo que vale Cementos Argos completo en nuestra Bolsa de Valores, ¿por qué un activo así vale tan poquita plata?

“Efectivamente, cuando uno calcula lo que se recibe en equity dividido por el número de las acciones que tiene Cementos Argos emitidas, tanto ordinarias como preferenciales, que son 1.380 millones, eso da que ese negocio equivale a algo parecido a 7.500 pesos por acción, hoy la acción vale 4.000 pesos. Entonces es como que le dijeran, lo que está recibiendo allá vale 7.500, y le encimamos todo el resto a costo cero: Colombia, Panamá, Honduras, República Dominicana, Las Antillas. Eso para dar una idea de qué tan importante para nosotros era este negocio simplemente por el hecho de que es una materialización del valor real que hay debajo de estos activos, como siempre lo dijimos”.

¿Qué significa para esos colombianos, para esos fondos de pensiones?

“Que el activo que tienen invertido tiene un valor muy importante”.

¿Pero le va a dar más rendimientos?

“Solamente de valor. Pero le va a dar una serie de oportunidades que no tendría de otra forma: lo que significa tener una inversión de ese tamaño en una compañía listada en Estados Unidos para poder crecer. Y yo arranco por decir, la visión de mediano y largo plazo de Argos allá no es simplemente decir aquí generamos tanto valor, es seguir creciendo, es poder seguir acompañando a esta compañía cuando haga emisiones, cuando se combine con otras. Y por qué no soñar en grande”.

¿Y por qué quieren crecer allá?

“Si uno hubiera comprado 100 dólares en acciones de lo que se llama el S&P 500, las 500 compañías más grandes de Estados Unidos, hace 15 años, hoy tendría alrededor de 2.300 dólares; pero si hubiera comprado esos mismos 100 dólares en acciones de las compañías más importantes de Europa, tendría la cuarta parte de eso. El mercado norteamericano ha crecido siempre en términos reales durante los últimos 20 años. Entonces la pregunta es, ¿seguirá creciendo? En nuestra óptica, sí. Los fundamentales de Estados Unidos y especialmente de los estados donde tiene presencia esta combinación, son enormemente importantes. La formación de hogares en estos estados son los mayores receptores de migración interna de Estados Unidos, la gente está bajando a vivir a Texas, a Florida, a Carolina del Sur, más que en Nueva York, o en Boston; se está dando una inversión en reconstrucción de infraestructura de un tamaño que es realmente importante, todo lo están renovando: las autopistas, los puertos y los aeropuertos”.

Es la empresa que se necesita en el país que la necesita...

“Esa descripción es perfecta. Y creo que estar expuestos allá, con un vehículo listado que puede emitir, que puede captar capital abundante, que puede tener opciones de seguir creciendo”.

¿Qué hay para las otras dos filiales Celsia y Odinsa?

“Yo creo que la historia estratégica de cada uno de los tres negocios es particular, comparten varias cosas que para mí son muy importantes: cultura, valores, formas de hacer los negocios, eso lo comparten. Así una tenga una ruta de crecimiento en energía, otra en concesiones, otra en cemento. Comparten una visión y la viven, y la vibran, y la profesan. Celsia es una compañía que a mí, me queda duro hablar de estas compañías, pero francamente es líder”.

¿Le da pudor decir que son muy buenas?

“No, es que uno tiene que mirar la vida desde reconocer las fortalezas y apalancarse en ellas, pero también de ser consciente que cuando el éxito llega a una organización empresarial, ese es el peor de los enemigos, para los líderes y para las organizaciones. Entonces hay que ser consciente y prudente de que hay muchos retos.

Pero Celsia es una empresa que hace 8 años vimos cuál era el camino de la transformación energética, y en ese momento se tomó como decisión estratégica, y no estábamos hablando de eso en Colombia”.

Pero vimos que se fue para Perú, Celsia iba a tener una inversión en La Guajira, de energías renovables, y decidió pasar mejor esa inversión para Perú.

“Pero tal vez no es pasarla mejor, es pasarla en adición a”.

¿De todas formas se va a hacer lo de La Guajira?

“Si se dan las condiciones adecuadas de trámites, de permiso y de estabilidad, claramente que sí”.

Pero no están dadas las condiciones...

“Hoy no están ni los permisos, ni está construida la línea Colectora, ni están las consultas con comunidades que se requieren para adelantar el proceso, ni está la claridad regulatoria. En La Guajira se licitaron más de 2.000 megavatios de energías renovables no comerciales, que se entraron en una subasta de asignación de dos puntos de demanda y oferta, con compromisos de compra y de generación, que tiene jugadores grandes, medianos y pequeños, colombianos y extranjeros, y que es la apuesta por transformación de la matriz energética más importante. De manera que yo, en el mejor interés del país, en el mejor interés de realmente esa transformación hacia energías renovables, espero que se puedan agilizar esos proyectos. Con Perú no queremos reemplazar lo que estábamos haciendo en La Guajira, porque la ingeniería está, los proyectos están, la razonabilidad de los proyectos está, en el momento en que tengamos condiciones, lo haremos. Pero si hay otras oportunidades, no nos podemos quedar esperando”.

Esta próxima semana ocurrirá un punto de quiebre en la historia del Grupo Empresarial Antioqueño, con la división de Nutresa, ¿qué se viene?

“La asamblea de este lunes tiene por propósito poner a consideración de los dueños un proyecto de escisión simétrica de la compañía. Nutresa tiene un negocio vibrante y muy grande de alimentos, de café, de helados, de galletas, de pastas, de cárnicos, y tiene un portafolio de inversiones que está representado en una participación de aproximadamente el 13,5% del capital de Grupo Sura y aproximadamente el 12,3% del capital de Grupo Argos. Lo que se va a proponer a la asamblea es aprobar la escisión espejo de Grupo Nutresa para que queden dos compañías. Una que va a tener todos los activos productivos, sus negocios productivos, y una que tiene el portafolio. Ese es un primer paso necesario para llevar a cabo al final un intercambio accionario donde IHC, el vehículo de inversión de los Emiratos Árabes, y los vehículos de inversión de la familia Gilinski, van a entregar su participación en la compañía de portafolio de Nutresa, nosotros la tomamos, y simultáneamente entregan las acciones que tienen el grupo Sura, que es el 41%, y nosotros entregamos las acciones de la compañía operativa que tenemos en Nutresa, el 35% lo tiene el Grupo Sura, el 10% lo tiene el Grupo Argos.

Al final de toda la permuta, Grupo Argos quedaría con cerca del 70% de Sura y ahí hay que revisar qué pasará a futuro, y qué dice el regulador al respecto”.

El efecto no pensado de todo esto es que el grupo Argos queda como dueño de otra empresa igual o más grande...

“Así es. Ahora, el ejercicio de lo que se conoce como el Grupo Empresarial Antioqueño, que tiene 45 años y ha sido enormemente benéfico en muchas dimensiones, es un esquema que ha permitido crecer, expandirse a estas compañías, internacionalmente, que ha permitido desde la óptica de riesgos tener inversiones en negocios que son asincrónicos en sus riesgos, no todos los riesgos y los ciclos se materializan al mismo momento, y eso es una condición muy importante de estabilidad en el largo plazo, que ha permitido desarrollar y aplicar una conciencia de capitalismo consciente y de la implicancia de lo que estas organizaciones pueden hacer sobre la sociedad y sobre el país, que ha permitido ser líderes de sostenibilidad y desarrollar 170.000 profesionales altamente capacitados en 20 países de este continente. Pero también hay que reconocer que los tiempos cambian”.

Eso que teníamos ya no lo vamos a tener...

“No quiero decir eso. Pero sí nos tenemos que dar la oportunidad de analizar cuál es la estructura societaria donde podamos encontrar una forma de mantener las externalidades positivas que hemos generado, ese impacto sobre la sociedad, ese impacto sobre el empleo, sobre los proveedores, que están siendo compañías importantes de inversión de los trabajadores colombianos, pero que al mismo tiempo podamos entender que hay unas realidades distintas”.

Dos años estuvieron todos ustedes como en una especie de tensión, como de terremoto y hoy ya cuando han llegado a un acuerdo, ¿tuvo una buena solución?

“Yo creo que tuvo una muy buena solución en el sentido de que nosotros nos propusimos particularmente dos cosas fundamentales. Una, que todos los accionistas puedan recibir una oferta para vender si lo quieren o para intercambiar sus sanciones por la totalidad de sus acciones a un valor justo, a un valor fundamental, no unos pocos ni parcialmente. Y segundo, nos soñamos que los accionistas que han acompañado a estas compañías durante tantos años puedan tener acceso a tomar la mejor decisión que ellos quieran. Venderlas, permutarlas, quedarse en la sociedad, pero que tengan la opción”.

En un discurso que el presidente Petro dio en los Montes de María dijo que Argos que se quedó con la tierra de los desplazados, ¿qué pasó ahí?

“En el año 2005 hay una invitación del Estado colombiano a través de un documento Conpes para que empresarios del país invirtieran en ese territorio. Y se hizo una invitación para que hubiera inversión en la región. Y esta compañía tomó la decisión, con el mejor propósito de contribuir a que con una inversión allá, que era ambiciosa, que era grande, para que se pudiera generar empleo y desarrollo de bionegocios.

Entre el 2006 y 2008 a Argos le ofrecen tierras en esa región y las compra. No entra a negociar con ningún campesino, no entra a buscar intermediarios para hacer compras en Montes de María. Y desde luego, y eso pues parto de nuestro ADN, Argos ni desplaza ni atropella a nadie para comprar una hectárea de tierra”.

Y se dice que no hubo intermediarios, ¿cómo la compraron?

“Hubo personas que habían comprado tierras allá en el pasado, que las ofrecieron y se compraron esas tierras, y en su momento se hizo la debida diligencia, se miran los certificados de libertad, de tradición, todo lo que había, y se hacen además estudios de clima, de suelos, para ver si esas tierras y esa región eran adecuadas para la siembra de teca. Después, en 2011, aparece lo que se llama la Ley de Restitución de Tierras, que impuso unas obligaciones en la debida diligencia y el cuidado que debía tener un comprador cuando había indicios de situaciones de violencia en las zonas donde iba a comprar. Y en ese momento aparecen unas nuevas obligaciones de debida diligencia distintas a las que había en el 2005, cuando compramos 6.600 hectáreas.

Y empiezan a aparecer reclamaciones de restitución de terrenos de los dueños originales, campesinos con los que esta organización nunca tuvo contacto, nunca tuvo un negocio, por lo tanto no puede haber una acción de desplazamiento, ni de despojo.

Entonces la compañía toma la decisión de no oponerse en los procesos y dejar que esas tierras se restituyan (hoy hay restituidas 800, y hay procesos de restitución hasta por 2.200) y no nos opusimos. Y además coger estas tierras para volverlas un proyecto social. Que estas tierras, en el mediano plazo, retornen a las asociaciones campesinas, a los campesinos. Y, además, pongamos un dinero y creemos una institucionalidad, promovamos una institucionalidad en el territorio, que sea un vehículo de la comunidad, donde ahí se depositen todas estas tierras, y se vaya haciendo un proceso ordenado de entrega a las asociaciones. Y eso ya está hecho en la Fundación Crecer en Paz. Y el resto se las entregaremos a la Agencia Nacional de Tierras para que las dé a campesinos”.

¿En alguna de las sentencias judiciales ha aparecido Argos como comprador de buena fe exenta de culpa?

“No. Lo que hace la buena fe exenta de culpa es restituir el precio. Esa es la diferencia. Pero esto no era un problema de precio, esto no era un problema de plata, esto era un problema de convicción genuina de que, a través de una inversión, de una invitación del Estado, se podía ayudar a construir un laboratorio de paz”.

Ferney Arias Jiménez

Periodista de economía de El Colombiano. Oidor de tangos. Sueño con una Hermosa sonrisa de luna.

Olga Patricia Rendón Marulanda

Soy periodista egresada de la Universidad de Antioquia. Mi primera entrevista se la hice a mi padre y, desde entonces, no he parado de preguntar.

Luz María Sierra

Directora de EL COLOMBIANO.

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