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Las cifras arrojan que se deteriora calidad del empleo en Colombia

Así lo advierte el investigador experto en temas laborales Hugo López Castaño, al desglosar las cifras del Dane y realizar una lectura más allá del habitual desempleo.

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25 de agosto de 2015
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Colombia se ha acostumbrado a juzgar el desempeño de su mercado de trabajo con un solo indicador, la tasa mensual de desempleo. Y como el Dane, a diferencia de casi todos los institutos de estadística oficiales, aún no desestacionaliza las cifras laborales, el indicador usado por todos resulta ser la tasa observada.

Ahora bien, como el dato de junio último (8,2 por ciento), es el menor desde 2001 para dicho mes, ha producido un espejismo: nos ha hecho creer que el mercado laboral no tiene nada que ver con el desempeño macroeconómico (en deterioro) y que “ya llegamos a la meta”, a pesar de que seguimos teniendo el desempleo y la informalidad más altos de América Latina.

De momento, corregido por variaciones estacionales, el desempleo se estabilizó, sigue cayendo en las zonas rurales y ha aumentado ligeramente en las principales ciudades. Sin embargo, la calidad del empleo se viene deteriorando: el “bueno” cae en paralelo con el menor crecimiento económico; el “malo” sube y, tal vez, aumente adicionalmente hacia el futuro.

Desempeño laboral nacional

El volumen del empleo asalariado (obreros y empleados privados y del gobierno), el de mejor calidad, se ha estancado este año y recientemente, incluso ha comenzado a caer.

Ese comportamiento es fruto de una reducción en las zonas rurales y de una amortiguación de su crecimiento en las cabeceras; amortiguación, pues como lo indican las cifras de las 13 ciudades principales, la caída en el empleo asalariado formal ha sido compensada, parcialmente, por el alza de su componente informal que se ha disparado.

El crecimiento anual del empleo asalariado había tenido un valor medio del 5,4 por ciento en 2014 y del 5,8 por ciento en el segundo semestre; durante los dos primeros trimestres de este año ha sido mucho menor (3,5 por ciento). Desestacionalizando los datos, para hacer comparaciones seguras, entre el primer trimestre y el segundo de este año se perdieron 20.000 empleos asalariados, cuando la creación trimestral media en 2014 fue de 135.000.

Mercado laboral en el campo

En las zonas rurales, el volumen del empleo asalariado ha caído este año y el empleo no asalariado rural está volviendo a elevarse rápidamente. Si se desestacionaliza los datos, la variación trimestral ha sido negativa (-4.5 por ciento, primer trimestre 2015; -0.2, en el segundo). Significa que frente al valor alcanzado en cuarto trimestre de 2014, para el abril-junio pasado se perdieron unos 47.000 empleos asalariados en zonas rurales.

Desestacionalizada, la tasa rural de desempleo ha caído 5,2 por ciento en el segundo trimestre frente a 5,9 en el cuarto trimestre de 2014. Aunque la participación laboral se ha elevado, la nueva fuerza laboral y parte de la población desempleada se ha volcado al empleo no asalariado.

Desempeño en ciudades

El crecimiento anual del empleo formal se ha desacelerado sustancialmente en el segundo trimestre en las 13 principales ciudades, calculado frente a igual periodo de 2014: pasó de 5 a 1,2 por ciento. Desestacionalizando los datos y frente a la cifra alcanzada en el cuarto trimestre de 2014, para abril-junio de este año se habían perdido 59.400 plazas formales de trabajo.

El crecimiento del empleo asalariado formal también decae: 1,6 por ciento anual (segundo trimestre), frente a 6 por ciento promedio de 2014.

El empleo asalariado del gobierno se está disparando y en el segundo trimestre su crecimiento anual fue del 10,4 por ciento en el agregado de las 13 ciudades, pero se trata del ciclo político asociado con el último año de las administraciones municipales. Sin embargo, el componente privado del empleo asalariado formal se ha desacelerado aún más (0,9 vs, 6,6).

Visto por nivel educativo, el empleo formal más educado es usado por los empresarios como un termostato para regular los salarios de los menos educados: cuando, frente al mínimo legal, los salarios de los trabajadores menos educados se moderan, los empresarios vuelven a elevar también, la contratación de los menos educados y reducen la de los más educados. Es lo que paso en la segunda mitad de 2014 y lo que está pasando este año (ver recuadro).

Por su parte el empleo asalariado informal se ha disparado (7,6 por ciento anual en el segundo trimestre vs. -0,2, promedio 2014), en respuesta a la cuasi estabilidad del salario mínimo real, fruto de la mayor inflación.

Por su lado, el empleo informal se volvió a elevar desde mediados de 2014. Creció el año pasado a una tasa anual media del uno por ciento, pero en el segundo trimestre de 2015 aumentaba al 3 por ciento anual. Por eso el porcentaje de informalidad se ha elevado este año.

Y debe destacarse que las remuneraciones de trabajadores informales son muy precarias, en particular, para quienes carecen de educación superior: en 2014 la mediana fue de 0,85 salarios mínimos (523.600 pesos).

Desempeño por sectores

Por ramas económicas, en las 13 ciudades principales, el empleo formal en la industria se elevó hasta el primer trimestre, antes de caer abruptamente en el segundo, cuando su variación anual fue del -5,9 por ciento.

Desestacionalizando los datos y frente al volumen alcanzado el cuarto trimestre de 2014, para abril-junio de este año se tiene que: la industria perdió 48.700 plazas de trabajo formal; otras 6.600 en la construcción; 12.100 más en comercio; 12.500 en servicios sociales, comunales y personales. En cambio, en transporte y comunicaciones se generaron 12.700 nuevas plazas formales de trabajo, y las finanzas crearon otras 16.000.

Por último, en el agregado de Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla) el empleo formal cae este año: pasó de crecer al 5 por ciento (2014), a solo 0,9 por ciento en abril-junio pasado.

De ahí que la informalidad del empleo ha subido y el desempleo empieza a repuntar: de las grandes ciudades, las más afectadas por la desaceleración del empleo formal han sido Bogotá y Medellín.

*Investigador del mercado laboral y profesor de la Escuela de Economía y Finanzas de Eafit.

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