viernes
7 y 9
7 y 9
Diez pequeños productores en representación cada uno de otras diez familias del Oriente antioqueño, llegaron este fin de semana hasta el Alto del Chocho, kilómetro 7 entre Marinilla y Guatapé, para ofrecer sus productos, contar sus historias y, muchos de ellos, estrenarse en nuevos métodos de pago, en medio de una iniciativa de Bancolombia llamada Mercados de Corazón, un impulso a la reactivación de los emprendimientos campesinos y su fortalecimiento mediante educación financiera.
Daisy García llegó hasta allí desde Rionegro con sus chorizos premium y su testimonio de reinvención durante pandemia. Ella, asesora de productos de belleza hasta que llegó el confinamiento, planea ahora ampliar su emprendimiento familiar.
Rosaura Castaño Cardona, quien lidera la Asociación Agropecuaria Nueva Alianza del municipio de San Vicente, cuenta que también les tocó barajar de nuevo. “Los cultivos de flor se perdieron y los ahorros de muchos se acabaron, pero cambiando cultivos de producción por pancoger y montando galpones logramos salir a flote. Aquí estamos otra vez, con otra tarea que es cogerle el tiro a los pagos sin efectivo; es difícil porque estamos acostumbrados a tener la plata en el bolsillo y es la primera vez que vendemos con estos temas de tecnología, pero la verdad sí es una ayuda muy grande para fortalecer nuestros negocios”, dijo.
María Dolly Tobón, de Marinilla; Libardo Salazar, de El Peñol; y Adriana Castro, de El Santuario también estrenaron el código QR como método de pago, agradecidos por la capacitación en educación financiera, gestión de ventas y manejo de herramientas que recibieron y, sobre todo, con que los mercados campesinos se fortalecieran durante la pandemia. “Para nosotros ha sido una bendición que las personas tomen conciencia de la importancia de comprar nuestros productos directamente. Nos beneficiamos nosotros y ellos, al evitar intermediarios y garantizar productos frescos y de calidad”, señaló Adriana.
Entre los productores presentes, Mario Palacio, de El Santuario, con su emprendimiento Apriscos Las Kabras, fue uno de los pocos con experiencia en métodos de pago sin efectivo, pues desde hace tiempo recibe transferencias por la venta a través de redes sociales de sus productos a base de leche de cabra. “Estoy muy contento por tener otra forma de pago con QR, porque ahora el cliente pide comodidad y opciones, y muchas veces nuestros negocios del campo quedan excluidos por falta de manejo de estas herramientas”, manifestó.
Efectivamente, los colombianos se inclinan cada vez más por mecanismos de pago sin contacto. Según Redeban, durante los primeros cinco meses de 2021 se realizaron 66,8 millones de transacciones a través de QR, tarjetas, manilas o stickers, un aumento del 152 % respecto al mismo periodo en 2020.
A la par de la apuesta por seguir llevando inclusión financiera al campo, Bancolombia replicará esta experiencia con otras cuatro rutas (ver Qué sigue) en diferentes zonas del país, con ayuda de Waze, que marcará en su aplicación los lugares donde los viajeros y turistas pueden hacer una pausa en el camino para adquirir los productos directamente de las manos de los campesinos, y así apoyar las economías locales