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Viejitos o adultos mayores

Se refieren a nosotros con el cariñoso diminutivo de viejitos, como si llamarnos viejos, que es lo que somos, fuera una ofensa. Lo de viejitos duele menos, parece que piensan.

08 de marzo de 2024
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  • Viejitos o adultos mayores
  • Viejitos o adultos mayores

Por Ernesto Ochoa Moreno - ochoaernesto18@gmail.com

En el análisis de la reforma laboral descubro una curiosa búsqueda de eufemismos para referirse a los jubilados o candidatos futuros a la jubilación. Empezando por el presidente Petro y sus ministros y pasando por especialistas y políticos, todos se refugian en sinónimos para no tacar la llaga. Se refieren a nosotros con el cariñoso diminutivo de viejitos, como si llamarnos viejos, que es lo que somos, fuera una ofensa. Lo de viejitos duele menos, parece que piensan. De todas maneras se cuidan de llamarnos viejos, que es una palabra que podría dejar entrever ya decrepitud.

También creen que es una ofensa decirnos ancianos. Que es un bello adjetivo. Entonces se acude a lo de adultos mayores, que es una denominación aséptica, que casi huele al alcohol de una desinfección preventiva. Untarse de vejez es peligroso, contaminante. Lo de adultos mayores, como lo de la tercera edad, no ofende a nadie. Ni enrostra la decadencia de la senectud.

Yo pienso que el tema de las pensiones y la jubilación requiere muchos más análisis sociológicos que estudios económicos. Y debe superar la carga de ideologías ocultas de gobiernos y políticos para ser planteado como un problema de humanidad. Sobre todo del sentido humano de la convivencia y el manejo humanista de la “res pública”.

Porque detrás de las reformas, la del sistema de salud y la laboral, en lo que tiene que ver con la jubilación, existe agazapada una posible campaña contra el ser humano que pervive en condiciones de precariedad y de enfermedad.

Por lo anterior, con la venia del lector me refugio en mi burladero de la vejentud apoyado en el bastón al que al fin he tenido que resignarme, y contemplo la faena que me tiene deparada la soledad del ocaso. Dos libros me acompañan: De senectute, de Cicerón, en latín por si acaso, y Bienaventurada vejez (Bienheureuse vieillesse, 2017) del filósofo francés Robert Redeker. De la contracarátula de esta edición del Luna Libros, ediciones Fondo de Cultura Económica, trascribo un aparte de la nota presentación: “¿Está envejeciendo? ¡Regocíjese¡ Bordea las orillas de una grande y hermosa aventura: la de una humanidad verdadera. La vejez es bienaventurada. Al contrario de muchas ideas convencionales, Robert Redecker devuelve a su lugar y destaca ese momento de la vida que en estos tiempos suscita temor y represión”.

“¿Cuál puede ser el porvenir de la vejez? ¿Será que para mantenerse vivo se debe imitar este jovenismo reinante en su apariencia física, su forma de vestir o sus alternativas de vida? Hay que saber aceptar la vejez para asumirla y vivirla.

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