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Por David González Escobar - davidgonzalesescobar@gmail.com
Por segunda vez en poco más de un mes, y en medio de cuestionamientos sobre el estado de su salud, el líder republicano del Senado de Estados Unidos, Mitch McConnell, se quedó congelado mientras daba declaraciones a periodistas: mirando al vacío, con los ojos perdidos, en un prolongado e incómodo silencio. El momento de parálisis ocurrió precisamente cuando le preguntaron al senador de 81 años si tenía intención de postularse nuevamente para la reelección de su cargo, una cuestión que incomoda al establecimiento republicano desde que los quebrantos de salud de McConnell afloraron ante la opinión pública.
La gerontocracia en Estados Unidos está en apuros.
Se conoce como “gerontocracia” una forma oligárquica de gobierno en la que quienes ostentan el poder son los que tienen mayor edad, un concepto con el que muchos norteamericanos se sienten identificados recientemente.
Joe Biden cumple 81 años en noviembre, los mismos que tiene hoy McConnell, y a pesar de eso está decidido a tratar de prolongar su mandato por otro cuatrenio. En caso de ser reelegido, Biden tendría 86 años al momento de terminar su segundo periodo. Donald Trump, quien a pesar de sus líos legales es el más opcionado para ser su contendor por el lado del Partido Republicano, se ve joven en comparación: terminaría su segunda presidencia con apenas 82 añitos.
La edad de Biden es una preocupación cada vez más grande entre los votantes gringos. Según una encuesta de AP-NORC Center, el 77% de los estadounidenses piensa que el presidente Biden es “demasiado viejo” para ser efectivo durante cuatro años más en el poder, una percepción que se ha visto influida por diversos momentos durante los últimos meses en los que Biden parecía desorientado en eventos públicos. Además, aunque en menor medida, el 51% de los encuestados comparte esta misma opinión sobre el expresidente Trump: más de la mitad de los electores no se sienten cómodos con la edad de los dos posibles futuros mandatarios.
Sus preocupaciones no son infundadas. Solo dos CEOs del Fortune 500 (Warren Buffet y Roger Penske) tienen más de 80 años. Ningún gobernador actual de los Estados Unidos tiene más de 78 años. Y aunque existen varios senadores mayores de 80 años en los Estados Unidos, no son el mejor ejemplo de idoneidad para sus cargos: ya sea el mencionado Mitch McConnell, que a menudo se muestra paralizado durante conferencias de prensa, o el caso de Dianne Feinstein, la senadora de California que, a sus 90 años, no ha podido ocultar su deterioro cognitivo a la hora de ejercer su curul. Manuel Sanclemente fue presidente de Colombia hasta los 87 años, pero es un verdadero caso atípico: ningún otro presidente colombiano ha sido elegido cercano a sus 80. En todo el mundo los presidentes octogenarios han sido una curiosidad que, exceptuando contados casos, se reservan para dictadores que no quieren soltar el poder.
Biden y Trump, indudablemente, están aspirando a ser la persona más poderosa del mundo estando demasiado viejos para ello. El estado de salud de los dos candidatos será un asunto neurálgico en esta campaña, al igual que la elección de sus vicepresidentes será más relevante que nunca: rara vez ha habido tantas posibilidades de que alguno de ellos llegue a ocupar la Oficina Oval...