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Milagro-Milei. Argentina ha evitado la temida hiperinflación y el “default” a costa de una mínima contracción temporal generada por los recortes. Tan efímera, que para 2025 todas las proyecciones macro anticipan generosas tasas de crecimiento del 4%-5% del PIB. Unos datos que encajan con la evolución al alza de los salarios reales, la industria, los préstamos bancarios o el inmobiliario, algo que se está dejando sentir en la reducción de la pobreza y de las tasas de indigencia.
Estos pronósticos llegan a pesar -o gracias- a los recortes en el gasto público, lo que indica el buen desempeño de la economía “real”, sin el influjo o la contaminación de la subsidiada con la deuda que pagan los ciudadanos presentes y futuros.
En virtud de esos recortes, se han puesto fin a 12 años de déficits públicos ininterrumpidos. Y es que, hasta octubre de 2024, el Gobierno argentino acumuló un superávit fiscal del 1,7% del PIB en términos primarios. Incluso contando con los intereses generados por la deuda, Milei acumula un superávit del 0,5% del PIB entre enero y octubre de 2024.
Aunque la producción se contrajo en el primer semestre del año, los ajustes fueron mucho mayores que la caída observada en la producción, según destaca un análisis del Instituto Juan de Mariana firmado por Daniel Fernández, doctor en Economía Aplicada por la Universidad Rey Juan Carlos de España.
Porque, aunque Milei adoptó un ajuste fiscal de casi un 3% del PIB y un ajuste inflacionario del 9,2%, el PIB apenas se contrajo un 0,6% en el mismo periodo. Y recordemos que heredó un país en recesión.
Como consecuencia, todos los indicadores se han destensado, generando un alivio generalizado en los argentinos sea cual sea su nivel de renta. Hasta una colega argentina de diario “Clarín”, que temía la llegada de Milei, me reconocía hace poco el buen desempeño de la economía.
Recordemos también que Argentina cerró 2023 con una inflación del 211%, el segundo del mundo con mayor incremento de precios, solo superado por Zimbabue (779%) y por delante del Líbano, Venezuela y Sudán. Argentina bordeaba el abismo de la hiperinflación -incrementos mensuales sostenidos de los precios por encima del 50%-. Y eso pese al régimen de represión de precios, con el control de divisas y el control de precios decretado por el “kirchnerismo”. El levantamiento parcial de este régimen de represión de precios por el Gobierno de Milei provocó un pico inflacionario que ha acabado en una tasa del 2,7% en octubre.
Es verdad que una tasa mensual del 2,7% se traduce en una inflación anual del 38%, pero también que cuando Milei asumió el poder la inflación anualizada era del 324%.
En el tema monetario, la brecha entre el tipo de cambio oficial y los verdaderos precios de canje del peso por el dólar, que rondaba el 150% cuando Milei llegó al poder, cierra el año en el entorno del 3%. Normal que la caída del riesgo-país de Argentina sea la más pronunciada de toda Iberoamérica. Dos motores anticipan la buena marcha de una economía: el mercado del crédito y el inmobiliario y ambos se encuentran en despegue meteórico.
Mientras la socialista Cuba tiene a oscuras a la mitad de la isla día tras día, el liberalismo parece estar funcionando a toda velocidad en un país que parecía llevar su mismo camino.
