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Es cierto que el contexto internacional en cuanto a lo que pasa en Gaza es una situación límite y que por humanidad debe ser rechazada, pero vale la pena decir, que la cuestión palestino-israelí no se soluciona desde la perspectiva antisemita, porque el terrorismo y las acciones políticas de Hamas y sus aliados, también son responsables de lo que allí pasa. La cuestión es superior a las visiones políticas de diferentes sectores, como es el caso colombiano, en donde Petro está más preocupado por lo que pasa en Gaza que por lo que pasa en el país que gobierna.
De tal forma, este escenario se convierte en objetivo político de grupos de poder, como pasa con el gobierno colombiano, relativizando la violencia y las afectaciones a la humanidad, según quien las lleve a cabo, pues se rechaza contundentemente lo que hace Israel, pero se calla ante lo que pasa en Colombia donde la crisis humanitaria ha aumentado según cifras del Comité Internacional de la Cruz Roja, también se calla ante la violencia que ejerce y apoya el régimen de Nicolás Maduro contra la oposición, o desde el cartel de los soles como grupo criminal, responsable de violencia en contra de población colombiana y venezolana. Es más, el relativismo político, deja de lado, por ejemplo, que, según datos de entidades internacionales como Puertas Abiertas en su Lista Mundial de Persecución, más de 380 millones de cristianos en el mundo se enfrentan a persecuciones y discriminaciones.
Teniendo en cuenta que estamos en escenario preelectoral, la estrategia es clara por parte del gobierno colombiano, según el contexto: venderse como líder de la causa gazatí, movilizar masa y aislar la realidad colombiana que a su cargo ha dejado resultados negativos en la mayoría o todos los frentes. Si no fuera porque el objetivo del gobierno es político-electoral, la visión humanitaria respecto a lo que sucede en el caso palestino-israelí, sería y se vería loable. Pero a Petro y sus estrategas, les importa un nuevo levantamiento de la población para agitar el fervor bajo causas e ideales que lo ubiquen en un mejor escenario para terminar su gobierno y que su modelo continúe.
Atacar a diferentes sectores como la ANDI, satanizando el sector empresarial y promover riesgosamente salidas a la calle de diferentes partes de la sociedad es una vieja fórmula que sabe utilizar el gobierno. Tienen muy claro como homogenizar y utilizar a diferentes personas, que de manera fácil caen y se convierten en las puntas de lanza para que se logren objetivos políticos.
Mientras esto pasa, solo por mencionar un hecho de orden público, el Frente 36 de las Farc en la primera semana de octubre emite comunicados en zonas de Angostura, Amalfi, Anorí, Guadalupe, en Antioquia amenazando con que no permitirá el ingreso de personas a estas localidades, a riesgo de que sean convertidas en objetivos militares. Y así, en diferentes partes del país, esta amenaza criminal se replica, sin que el gobierno colombiano, grupos y colectivos activistas u otros que rechazan lo que pasa internacionalmente, siquiera reconozcan que acá en Colombia, necesitamos acabar con la violencia y que por más cortinas de humo que se tengan, la primera causa debe ser la colombiana. En vez de querer enviarse tropas a Gaza, deberían enviarse a controlar el territorio y proteger la población colombiana.
