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La Universidad de Antioquía - Alma Máter de Antioquia, proveedora de alimento intelectual, en latín “madre nutricia” una de las entidades más importantes de la ciudad y del Departamento, podría estar pasando la peor crisis financiera de su historia.
La UdeA, llegó a ser la universidad pública más importante del país, hoy en medio de la crisis es la segunda más importante y la segunda en realizar más investigaciones a nivel nacional, es el principal motor científico del departamento y la ciudad, y hoy se encuentra desfinanciada, inviable e insostenible.
Cabe recordar que la Universidad de Antioquia es gratis para los estratos 1,2 y 3 y más del 95% de los estudiantes pertenecen a estratos bajos. Para 1994 la Universidad tenía 17.687 estudiantes matriculados, hoy 39.872, la cobertura se duplicó y el incremento es del 125,4%. Muchos de los estudiantes que ingresan hoy a la universidad, encuentran en la educación pública la única oportunidad de cambiar sus vidas, de cambiar su entorno social y familiar.
No invertir en la UdeA es permitir que estos jóvenes que no tienen otra opción para salir de la pobreza, se queden en sus barrios, sin mirar al otro lado del espectro, es dejar que permanezcan en sus entornos de violencia, exponiéndolos al reclutamiento de combos criminales, y perpetuándoles su pobreza.
Lo que resulta paradójico, es que, en un gobierno de izquierda, que supuestamente defiende los intereses superiores de la población más vulnerable, esté dando la espalda a la peor crisis financiera del alma mater. ¿Donde esta la defensa del interés superior a la educación, no era para este gobierno uno de los recursos más importantes de la sociedad?
A toda esta crisis, se suma la noticia de Wilmar Mejía, delegado del Gobierno en el Consejo Superior Universitario, quien sin perfil académico, resultó ser agente de inteligencia, con vínculos estrechos con disidencias de las Farc, encargado de entregar códigos de frecuencias radiales para facilitar la movilidad de la organización sin ser detectados por operaciones militares.
Surge un cuestionamiento: ¿Por qué razón en este gobierno de izquierda es en el que menos se han presentado paros y protestas en la UdeA? Pocas veces en la historia de la Universidad, se había terminado un semestre en los tiempos programados, y resulta increíble que, hace más de un año no haya un paro estudiantil.
¿Donde están los estudiantes que protestaban buscando que la UdeA recibiera aportes y recursos suficientes para su sostenimiento y viabilidad? ¿Por qué hoy se encuentran silenciadas sus voces?
Todo esto nos lleva a pensar que detrás de cada paro, no existía un interés general genuino de los estudiantes, sino, un interés político, particular, tal vez promovido, por quien fuere por años, representante estudiantil de la UdeA: Wilmar Mejía.
Si no hay recursos para operar, la universidad podría pararse, como hoy se encuentran parados los grupos de investigación.
Lo que si es cierto, es que hay un problema estructural que debe reformarse en la Ley 30 de 1992, y si queremos que la Universidad sea sostenible, no se pueden seguir pagando salarios de 25 millones o más, cuando tienen los docentes doctorado o investigación publicada. Es la primera vez en los últimos 50 años, que la Universidad no cumple con el pago de nómina a empleados y docentes.
Para un gobierno de izquierda, la bandera más alta que podría enarbolar, es la de la educación, la que más igualdad y equidad logra en una sociedad, pero este gobierno perdió su oportunidad.
