Quien haya bebido en exceso alguna vez sabrá que hay un estado de la borrachera, justo antes de que empiece el guayabo, en que una claridad pasmosa se apodera de la conciencia, y es como si entendiéramos, por un instante, todo lo que está fuera de lugar en nuestra vida. A ese preciso instante de sinceridad con uno mismo llegarán en el mismo amanecer, tres de los cuatro miembros de la familia O’Hara, pues el cuarto, Ben, no se ha hecho todavía las preguntas trascendentales que ellos sí durante la...
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