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Juan David Villa
Editor y periodista
Juanda0812@gmail.com / @ortografiajuanv
El español es uno. Todos nos entendemos: si un madrileño y un paisa se encuentran en una esquina, se van a entender perfectamente, con alguna que otra dificultad. Pero el español, aunque uno, tiene maravillosas variantes. Lo trajeron gentes raras de la península ibérica que se toparon con gentes raras de un continente que no conocían. Los españoles encontraron muchos grupos, muchos, y, dicen, entre 1500 y 2000 lenguas nativas diferentes. Así que voy a hablarles del español paisa, con lo impreciso que pueda ser este calificativo.
Bacano. Que, de hecho, nos pudo llegar del lunfardo (Buenos Aires, Argentina), de la palabra bacán, que también usamos. Seguramente tiene que ver con Baco, dios del vino. Algo bacano es bueno, bonito, divertido, como Baco y sus bacanales.
Chimbo/chimba. Hoy no la usamos solo para nombrar a los genitales. Algo chimba es algo espectacular, algo muy bueno. Usamos una variante, con tono exclamativo, para renegar (¡qué chimbada!, que es como decir “qué mal que tal cosa ocurra”, pero con rabia) o volvemos a la original para manifestar desacuerdo (¡la chimba pues, yo eso no lo hago!). Chimbo y chimba han significado “falso”, como un cheque chimbo, y chimbo también significó algo así como centavo (los mayores de 65 me entenderán. Los más jóvenes pueden preguntarles a los viejos). Escribió don Tomás Carrasquilla: “... primero se la pico a los marranos, que ‘dejale’ un chimbo ¡un chimbo! ¡a esa angurriosa!”.
Angurrioso/angurriosa. Y ya que don Tomás me la recuerda. En cualquier diccionario fácilmente encontrarán “angurria”. Y también estangurria, que significa micción dolorosa (micción es expeler orina, o sea, miar) y tiene su relación con angurria. Qué angurrioso vos, ¿no? Angurrioso es acaparador, muerto de hambre, que quiere todo para sí. No sea angurrioso.
Filo. Esta es de mis favoritas. Me parece muy inteligente decirle “filo” al hambre: “Tengo un filo ni el berraco, ¿no ve que no desayuné?”. Y tranquilos, ya vamos a hablar sobre la berraquera y la verraquera. Algunos diccionarios incluyen esta definición dentro de “filo”. Péguenle una mirada al Breve diccionario de colombianismo y al Diccionario de americanismos (Google los lleva).
Berraco y verraco. Tenemos una palabra con dos ortografías. Como la B y la V suenan igual, normalmente recurrimos a la etimología para elegir cuál usar. Escribimos bélico y no “vélico” porque viene del latín bellcus. Pero pilas: movilidad viene de mobilĭtas, -ãtis. Ya estoy botando caspa. En todo caso, verraco es “cerdo padre”. Con V, aunque en textos antiguos la usaban con B también: “... lo que fuere puesto el puerco castrado //15v y el berraco se venda menos que la puerca otro maravedís...” (esto fue escrito hace casi 500 años).
Pero verraco, en paisa, significa valiente, capaz de hacer muchas cosas, fuerte, alentado, Juan sin miedo, el de Aguadas (complétenla ustedes). Muy berracos los que leen esta columna. Yo prefiero berraco, con b, la siento más paisa, más nuestra. Ah, y también significa “difícil”, qué cosa tan berraca, hermano.
Hay muchas más, porque el idioma nace en la calle. Contame por correo qué palabra paisa (o varias) te gusta o te choca. A mí me gusta chichipato, que, por cierto, aparece en el diccionario, pero la RAE le dio una definición muy imprecisa, dizque “persona que hace negocios pequeños”. Un chichipato es un tipo amarrado, tacaño.