Pico y Placa Medellín
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Corría el año de 1990 cuando José Manuel Freidel se entrometió en los vericuetos de la memoria de esta emblemática Manuela Sáenz de Thorne, en una magnífica puesta en escena. La ubica en sus últimas tardes en el desierto de Paita, Perú, donde ha encontrado refugio a un exilio injusto. Paita como utopía del corazón para desandar la honda andadura de recuerdos marchitos. Cuasi paralítica es invitada a lanzarse al mar por su hombre guerrero: “Lánzate mi adorada loca, es solo un paso, no te detengas”, le susurra el libertador de las Américas, de la cual ella es su heroína. Un Bolívar desnudo danza impetuoso en oleajes su penúltima batahola con la memoria. El intérprete de aquel montaje dirige la pieza teatral que cierra el ciclo creativo del inmolado...
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