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juan david villa
Editor y periodista
preguntasortografia@gmail.com
Lo pillé en la prensa
“Sergei Shoigu, el ministro de Defensa ¿que comienza a inquietar a Vladimir Putin?”.
Hay un error muy interesante porque me permite analizar ciertos casos de preguntas que nos pueden llevar al error. En otras palabras: ¿dónde empieza la pregunta? La respuesta es importante porque de ella dependerá la ubicación de los signos de interrogación. No sé si me hice entender.
En este caso, es muy claro que el signo de apertura está atravesado. ¿Pero dónde debió ponerlo el redactor? ¿Al principio o antes de el ministro? La única fórmula que yo conozco, si es que podemos llamarla fórmula, es identificar dónde empieza el tono de pregunta. Relean ese titular, para no volverlo a escribir yo aquí.
¿Ya? La pregunta es “... ¿el ministro de Defensa que comienza a inquietar a Vladimir Putin?”. Sergei Shoigu evidentemente queda por fuera. Podemos meterlo: “¿Sergei Shoigu es el ministro de Defensa que comienza a inquietar a Vladimir Putin?”. Como ven, una redacción diferente. Entonces, el titular correcto: “Sergei Shoigu, ¿el ministro de Defensa que comienza a inquietar a Vladimir Putin?”.
Por lo demás, acertó: Defensa con mayúscula porque es una entidad, ministro en minúscula porque es un cargo, que sin tilde porque es átona (no está preguntando “¿qué es tal cosa?”).
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“Ángel David Valencia, el niño que puso a ‘chupar rueda’ Urán recibió tremenda sorpresa...”.
Bueno, varios detalles aquí. Pero hay un error grande e indiscutible: una coma comida. Se la tragó el redactor. Vamos a ver. Falta una coma después de Urán porque todo el segmento “el niño que puso a ‘chupar rueda’ Urán” es lo que en gramática se llama inciso. O sea, una nota aclaratoria, y estas notas aclaratorias siempre necesitan coma antes y después (quedan asiladas). Hay una clave. Si borramos este segmento, el enunciado sigue teniendo sentido: “Ángel David Valencia recibió tremenda sorpresa...”. Obviamente, sin esa aclaración, el lector perderá información valiosa, y se perderá porque quizá no sepa quién es Ángel David.
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“Sí va a trabajar aquí, pilas con la mona”.
Bueno. Me gusta cuando usan expresiones coloquiales (pilas) porque son la base de la riqueza de un idioma. El idioma nace y muere en la calle. A veces, muere en los diccionarios. Dicho esto...
Los monosílabos no llevan tilde en español, ni siquiera esos largos que, de hecho, no parecen monosílabos: guion y truhan, por ejemplo. Si es un monosílabo que puede llevar tilde porque está dentro de un grupo llamado diacríticos (aunque la diacrítica es, realmente, la tilde). Pero este es si, sin tilde, por cuanto es una especie de condicional: si cumples la condición de querer trabajar allá, pilas con la Mona. Si esto, entonces lo otro. Si esto no ocurre, entonces la consecuencia es...
Usamos sí para decir que sí: sí quiero ir. “¿Quieres ir? Sí, sí quiero”. O como pronombre: “Se accidentó, se desmayó, pero volvió en sí” (“volvió en él”). Y es la Mona, con mayúscula, como todos los apodos.