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Periodista y editor de textos

Ortografía para todos: Sobre el español de Medellín

13 de septiembre de 2025
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  • Ortografía para todos: Sobre el español de Medellín

CRÍTICO Juan David Villa

Editor y periodista

preguntasortografia@gmail.com

De Medellín y alrededores, porque no podemos establecer una diferencia tajante y afirmar que el español que hablamos en la capital es distinto al de Envigado o Copacabana. Es la misma variante del dialecto antioqueño, el cual, a su vez, yace dentro del superdialecto central andino. Voy a tratar de establecer cuatro grupos de características:

Las que llamamos vulgaridades o groserías, y tantos aún censuran. Sostengo que, en la vida real, usamos estas palabras tan sonoras más en el acto de manifestar afecto que en el de ofender, y no es chiste. No tengo pruebas, pero tampoco dudas, de que nuestro acervo de guachadas es el más amplio y sonoro del mundo hispanoparlante. No voy a escribirlas aquí porque son las mismas que ustedes bien conocen, y porque no quiero ponerlos a decir mentalmente palabras que, sospecho, no son de su agrado. Según mis cálculos, en todo caso, tenemos ocho principales, de las cuales se derivan, mínimo mínimo, 29 variantes, y seguro se me habrá escapado alguna, o algunas, porque la creatividad léxica es infinita.

Miremen. Una típica paragoge: añadimos un sonido al final de la palabra. Y también ocurre una síncopa: suprimimos un sonido interior. Miremen (ustedes) ya. Sin duda, metemos ese fonema /n/ al final por confusión para indicar plural, porque tenemos en la mente pares como vaya/vayan.

Fuistes. Otra paragoge. Aquí hablamos de usted (la idea del paisa voseante es un arquetipo). Pero, cuando usamos el vos (voseamos), a la segunda persona del singular le metemos ese fonema /s/: Vinistes muy temprano, No salistes con nada.

Por supuesto, aquí hemos de considerar las diferencias diastráticas: cada quien habla según su formación y su información (académica o no académica).

Aquí hablamos de usted (somos ustedeantes). Metemos por ahí algún vos con frecuencia, según la situación, claro, y cada vez gana más terreno un débil e impreciso tuteo.

Todas las palabras, o la enorme mayoría, son prestadas. Digo nuestras con el sentido de que nos representan y en ellas nos identificamos, mal que bien. Chimba es un caso muy muy especial de polisemia: he contado 14 palabras y expresiones derivadas de ella, con sus significados propios, claro, porque no es lo mismo la chimba que qué chimba. Es la polisemia total. A parcero, dicen los que saben, la tomamos en las cocinas de coca de Brasil en los años 80. Cierto sí es que en portugués tienen la palabra parceiro. Y agrego aquí berraco porque las dos primeras son típicas y propias del parlache, ese dialecto social argótico que fue naciendo en los años 80, quizá desde los 70. La legendaria berraquera del paisa, que prefiero escribir con b, aunque el Diccionario de americanismos también la escribe con v. Otra característica de nuestro léxico es la influencia del tango, que nos ha dejado (adaptadas algunas) varias palabras propias del lunfardo porteño (de Buenos Aires): tombo, encanar, bacano...

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