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Señores políticos, acá tenemos una industria musical

30 de agosto de 2023
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Diego Londoño

Colombia se empapela de caras, de promesas, de sueños imposibles y juegos mediáticos. Pronto, en un par de meses llegan los procesos electorales a nuestro país, y con ellos ese recreo conocido de ilusiones que no se cumplirán, esa ruleta de personajes prometiendo, incluso desde el desconocimiento de las necesidades.

Hace unos días, en un panel sobre la industria musical, en compañía de algunos músicos y colegas de la escena sonora de Medellín, llegamos a varias conclusiones importantes que funcionan como retos para los que vivimos de la música en este país.

El arte ha sido un catalizador de emociones en el interior de una ciudad que fue golpeada fuertemente por la violencia. El cartel de Medellín, el narcotráfico, el dinero fácil, la droga circulando por las esquinas de la ciudad, el fenómeno perverso de Pablo Escobar, los carros bomba diarios, las muertes a diestra y siniestra y el corazón de un pueblo que no se dejó vencer. Eso ha sido Medellín, un ave fénix que resurgió de las cenizas pero aún con las alas empolvadas.

La música, en todo ese panorama, ha jugado un papel primordial en la memoria de la misma ciudad, pues los músicos, sobre todo los que se han movido en la escena del hip hop, el rock, el punk y el metal, se convirtieron en cronistas de esa cruenta realidad.

Y en esa relación, música y sociedad, Medellín ha tenido experiencias significativas que han sido referente de resiliencia y de apropiación del arte como máquina de transformación social.

Increíblemente, hoy en día, la música es uno de los principales activos económicos de nuestro país. La derrama económica que se genera a partir de las producciones musicales, los conciertos, los videoclips y la industria del entretenimiento musical ha logrado dimensiones astronómicas. Solo hablando de Medellín, la conclusión es que es una de las potencias emergentes más fuertes de la región. “Desde hace un tiempo el sonido de Medellín se tomó hasta el último rincón del planeta y puso a Colombia entera en una cima que veíamos inalcanzable”: esta frase fue  la bienvenida que usó  Spotify en un experimento ganador, el primero en el mundo, de asentarse por unos días en la ciudad como un reconocimiento a los artistas.

Y es que la ciudad, de a poco, se convierte en el epicentro de la música latina porque todos quieren venir, vivir la experiencia de sus calles, narrarlas, colaborar con músicos de Medellín y hacer parte de esa historia. Algo así como una moda que todos quieren experimentar, pero que se respalda en años y años de creación musical e industrialización del arte.

Y justo por esto es que necesitamos que los políticos o aspirantes a cargos públicos conozcan el sector musical, lo investiguen, exploren la sonoridad, las necesidades, las ventajas y el potencial. Que sus planes de gobierno tengan puntos específicos sobre la música, su desarrollo y su apuesta comercial en el mundo. Hay que pensar y ayudar a fortalecer ese gran activo que tenemos de reconocimiento mundial, así podríamos darle el valor que merece esta industria que hoy deja huella en todo el planeta desde nuestro territorio colombiano.

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