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DIEGO LONDOÑO
@elfanfatal
Como su nombre lo indica, Bajo Tierra nació desde el movimiento subterráneo de la ciudad de Medellín en el año 1989. Su música y su propuesta con influencia del punk y del new wave, partió en dos lo que sería la historia del rock en la ciudad, pues sus canciones marcaron un hito en la historia del sonido alternativo paisa y aún siguen siendo himnos a nivel nacional.
Generaciones han escuchado su música, y han asumido a Bajo Tierra como el grupo insignia del rock en Medellín; gran cantidad de grupos emergentes y consolidados ha interpretado sus canciones y ha asumido esta música como parte de su vida.
El pobre, Jimmy García, Ojos enfermos o Las puertas del amor, hacen parte de ese abanico de canciones que por su calidad y representatividad, traspasaron las fronteras paisas para instalarse como himnos, en las mentes de cientos de rockeros de todo el país. Canciones que hablan del amor y desamor, de la calle, de los días rutinarios, de los ojos enfermos, y de historias descritas y contadas de una forma fina, desde una Lavandería Real como es llamado uno de sus discos más representativos.
El ambiente de la calle, los cruces, los amigos, el parlache, la ciudad, su conflicto y la juventud, se visualizan en una de sus canciones. Todo Bien, compuesta en el año 1996, cuenta la historia de un personaje característico en la ciudad, de esos que hacen cruces y que posiblemente para los años noventa abundaban por estas calles. Él, termina su labor y en medio de su tranquilidad por haberse salvado, llama a su chica desde un teléfono público a decir que ya la vuelta estaba hecha, ¡que todo bien!
“...y me mezclé, efectivamente nadie me vio, a la fija que me pisan por güevón. Y me mezclé y todo mezclé, no hubo nada en la requisa, no hubo toque en el retén, te juro que vos me habrías querido ver, no me regañés de chimba me salvé, acordate que te dije todo bien...”
Según Camilo Suárez, integrante de Bajo Tierra, “en Todo Bien, no era necesario denunciar algo, no existía la necesidad imperiosa de referirse a un asunto. Yo creo que el surgimiento de la idea de la canción es más espontáneo y también gradual, no es tan contundente para decir que obedeció a una situación particular concreta, pero se puede hacer un ejercicio posterior a lo que ocurre con ella y creo que existe el intento de construir con situaciones para nosotros familiares y en un lenguaje coloquial, lo que veíamos en las calles. Decidimos al final con una canción, contar la realidad que uno vive, contar una historia de ciudad”.
La canción se construyó en la ciudad de Medellín, en la casa de Lucas Guingue, quien tenía la claridad en el desarrollo y hallazgo de la idea, sin desconocer el aporte de los demás integrantes de la banda. La composición y consolidación de Todo bien, implicó que los integrantes de Bajo Tierra pasaran tardes, noches o días enteros “surrunguiando” una guitarra y lanzando versos, además de darle vueltas a algunos asuntos que poco a poco se iban convirtiendo en una imagen o en un tema que empezaba a ser explorado.
Todo bien se influenció de alguna manera por la tarea de Lucas, (Panelo) y otros amigos cercanos a la banda, al trabajar en el equipo de producción de la película La Vendedora de Rosas con Víctor Gaviria, pues el acercamiento a ese contexto, a ese escenario, ligado al ambiente de estar ensayando y haciendo música, posibilitó la creación de la canción, que iba a llamarse antes “Cuidado con los cruces”, por un aviso de la Secretaria de Transito que había en la casa de Lucas.
La canción es coloquial, desde su nombre, hasta las expresiones usadas en ella que se escuchan en las calles de Medellín, como cruces, coronar, güevón o chimba. “La gente encontraba familiar no solo las palabras, sino también el tipo de historia a la que se estaba aludiendo con Todo Bien. Entonces era una canción que dentro de la ejecución en los conciertos, lograba un grado importante de comunicación con el público. La gente se la sabía, la cantaba y la bailaba”, cuenta Camilo.
De esta forma, la canción contó una parte de la ciudad que les tocó vivir a los integrantes de Bajo Tierra, desde los bares, los lugares de rumba, la calle, los ensayaderos, los encuentros en las casas o en el paisaje cotidiano desprevenido que se paseaba ante sus ojos.
Bajo Tierra es Medellín y sus historias. Es un grupo que canta, cuenta y que a la vez deja un legado sonoro. Bajo Tierra ahora hace parte fundamental de la historia de la ciudad, por su música y sus creaciones comprometidas con los que habitan la cotidianidad de Medellín.