Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6
Diego Londoño
@Elfanfatal
Hace unos días llegó el insomnio. Fue inevitable verme a oscuras, con los ojos abiertos, desesperado por no poder dormir, con un gato ronroneando a todo motor en medio de mi pecho, mientras imágenes de la vida aparecían como analepsis frente a mis ojos sin sueño.
La familia, la niñez, el colegio, los miedos violentos de una ciudad que se disparaba a sí misma sin piedad, los juegos de fútbol, el sonido de una patineta, la primera guitarra, los sueños rocanroleros de juventud, Nirvana, The Smashing Pumpkins, Camilo Sesto, I.R.A, Wilfrido, el punk, el merengue, el metal, el rocanrol, mi abuela cantando tangos, mis padres trabajando de sol a sol, mis primeros cassettes, los conciertos a los que no podía entrar, el pogo, los amores, las canciones, y el presente que desvela por las deudas por pagar.
Todo eso llegó, de manera intempestiva y no necesité un álbum de fotos archivado en anaqueles empolvados y olvidados. Solo necesité canciones para recordar momentos. El bolero, las rancheras, el tango, la cumbia fiestera y el chucu chucu, el rock, el grunge, el ska, el punk, tantos sonidos que marcan como cicatrices la existencia, hacen parte de eso que somos, de ese paso a veces imperceptible por este mundo.
También en medio de la falta de sueño imaginé de manera fatalista una situación. Resulta que hay un incendio en tu casa, sales corriendo, te arropas para cubrirte de las llamas, tu garganta arde, tus ojos se afectan, todos te ven desde afuera, preocupados por tu vida, vas de un lado a otro buscando que salvar. El computador, la caja fuerte, algún electrodoméstico, libros, discos, ropa, los tesoros de la vida. Llegas al armario, el álbum familiar reposa intacto, aún las llamas no lo tocan, con rapidez lo sacas, lo cubres y lo salvas de quedar calcinado.
Esto último, es quizá lo único que no podrás volver a conseguir, lo que extrañarás por toda la vida, lo que no podrás volver a ver, los momentos de la vida materializados en esas imágenes congeladas para siempre. Sin embargo, muchas veces, como esta vez, escribiendo esto en este justo momento, la certeza del sonido llega con emoción, pues cada canción se hace fuerte si se vivió con intensidad, cada canción va abrazada a un recuerdo, como un resumen pactado del tiempo, como los días que fueron en un libro de viajes, como la vida pasando con los ojos cerrados y el corazón abierto.
Cada canción es un momento, una historia, una pérdida o celebración, la familia, el amor, los amigos, el tiempo que ya se fue y el que vendrá, la rapidez de la vida o la eternidad de la muerte, cada canción son las fotografías de ese álbum sin fin que nunca se va a quemar o perder, es el álbum permanente que nos recuerda que estamos vivos. Sabiamente dicen por ahí, dentro de una canción está la vida.
Por eso, escuchen música a todas horas, todo el tiempo, encuentren nuevas historias, nuevas canciones, nuevos artistas, disfruten de los recuerdos sonoros así no sean los más gratos o felices, pues esos sonidos nadie los arrebatará, ni un incendio, ni un robo, ni la muerte misma. Cada canción es la casa que somos.