El asesinato de un joven tenista de 16 años, habitante del barrio Castilla, exige una investigación a fondo de la Policía y la Fiscalía, dado que además podría tener origen en hechos absurdos: el robo de unos tenis y una raqueta, su rechazo a integrar bandas criminales o el haber cruzado “fronteras invisibles” en la zona.
Nuestra sociedad debe rechazar estos actos de intolerancia y denunciar a los asesinos. Sujetos armados que actúan arbitrariamente y que quieren imponer su ley en los barrios de Medellín y el Valle de Aburrá. Así no pueden seguir muriendo los jóvenes.
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