En la tercera entrega de la serie ¿Qué me funcionó?, de EL COLOMBIANO en alianza con Ruta N, conversamos con Juan Esteban Hincapié, cofundador de Erco Energy, una empresa líder en el desarrollo de proyectos de energía renovable en Colombia. Hoy Erco figura en el top 15 del sector energético en el país y ha expandido sus operaciones a Centroamérica, Estados Unidos y Brasil.
¿Cómo comenzó este sueño?
“Estábamos en la universidad y todo empezó por una casualidad. Me operaron, tuve que quedarme una semana en casa y una amiga me prestó un libro de termodinámica. Teníamos que hacer un trabajo, había que construir una moto y los amigos me dijeron: ‘nosotros construimos la moto y usted estudia ese libro y nos ayuda con el parcial’, entonces lo estudié y en el último capítulo había un tema de energía solar que me gustó. Empecé a investigar... y sin experiencia ni conocimiento, llamé a mi primo y le dije: ‘montemos una empresa’”.
¿En ese momento? ¿Después de leer el libro?
“Sí. Fue ingenuidad total, pero esa ingenuidad es importante, porque si yo hubiera sabido el chicharrón tan grande que era, probablemente no lo hubiera hecho. Empezamos buscando unos equipos en una empresa por internet, necesitaba uno, pero la empresa me dijo que solo me vendían cinco”.
¿Para qué eran los equipos?
“Para calentar agua para casas (como una tina). No teníamos con qué comprar los cinco, entonces pedimos un préstamo a un tío, como de $12 millones, y empezamos a vender: a mi suegro, al abuelo de mi suegro, al abuelo de mi esposa (...) Vendíamos, pagábamos la deuda y con lo que nos quedaba comprábamos otros equipos”.
“Trabajo duro y constante por mucho tiempo. Esa es la fórmula clave para ganar. Nosotros llevamos 13 años construyendo esta historia. No es de la noche a la mañana”. Juan Esteban Hincapié, cofundador Erco Energía.
Entonces, ¿todo les funcionó?
“No teníamos con qué pagarnos salario. Estuvimos tres años así. Yo estaba en otra empresa y en Erco trabajaba después de las 5:00 p.m. o los fines de semana. Juan Camilo, mi socio, y yo montábamos todo, aunque no éramos los mejores con el taladro”.
¿Y por qué se cambiaron a paneles solares?
“Porque hay un potencial enorme. Es que ni siquiera hemos empezado, llevamos el 10% de lo que necesitamos instalar en el mundo (...) Hoy, estamos en Medellín y en las ciudades principales de Colombia, Centroamérica, Estados Unidos y Brasil. Hoy tenemos más de 900 empleados”.
Tenía mucha demanda, ¿les llegaban los clientes?
“No. Los primeros tres años fueron muy difíciles. Hacíamos lo que fuera para crear productos innovadores para que la gente no sintiera el golpe del precio. Lo que hicimos fue aguantar mucho y cuando el mercado despegó nosotros ya estábamos muy posicionados”.