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Sus publicaciones en Instagram podrían señalar una depresión

  • Foto: Pixabay.
    Foto: Pixabay.
09 de agosto de 2017
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Las redes sociales son, hoy en día, una de las herramientas de comunicación más utilizadas por las personas, dado que brindan la posibilidad de estar en contacto con miles de individuos en todo el mundo, además de compartir fotos, videos, ideas, emojis, y mucho más. Entre ellas, Instagram, la plataforma para compartir fotografías, videos cortos e historias, es una de las más utilizadas con más de 700 millones de usuarios.

Pero justamente todo aquello que usted comparte en sus redes sociales puede ser un referente de su estado de ánimo y su salud mental. En un estudio llamado “Las fotos de Instagram revelan marcadores predictivos de depresión” que fue publicado en el portal EPJ Data Science, dos investigadores analizaron las cuentas de Instagram de 166 voluntarios con el fin de identificar y predecir la depresión.

Para desarrollar el estudio, los investigadores convocaron a los voluntarios a través de Amazon Mechanical Turk, una plataforma de crowdsourcing, o colaboración abierta, que requiere inteligencia humana y que une a trabajadores con empleadores o desarrolladores para ejercer ciertas tareas. Sin embargo, cuando se les informó a los voluntarios que el estudio requería que los investigadores accedieran a sus cuentas de Instagram, más de la mitad de ellos lo abandonaron. Por lo tanto es imposible generalizar los resultados a una población más grande.

Luego de hacer un cuestionario para clasificar a los participantes, y elegir a quienes estaban cualificados para hacer el estudio, los investigadores pidieron a los individuos compartir sus usuarios y sus publicaciones de Instagram. Con el consentimiento, se recolectaron las fotografías de todo el historial de los participantes, obteniendo una muestra de 43.950 fotografías, pertenecientes a 166 personas, de las cuales 71 tenían antecedentes de depresión.

En el estudio se hicieron análisis de los colores de las fotos, del uso de filtros, de los comentarios y se utilizó un algoritmo para detectar los rostros en cada una de las fotografías de los usuarios para hacer sus predicciones

Según los resultados, las fotos publicadas por personas deprimidas tendían a ser más azules, más oscuras y más grises. También eran menos propensos a utilizar filtros Instagram, pero cuando lo hacían, preferían el filtro “Inkwell” que convierte el color de las fotos a blanco y negro. Por el contrario, los participantes “saludables” optaban principalmente el filtro “Valencia”.

Igualmente, los participantes deprimidos eran más propensos a publicar fotos con caras, pero publicaban menos rostros que los participantes “sanos”. Adicionalmente quienes más comentarios recibían en sus publicaciones eran más propensos a ser depresivos, pero recibían menos likes que los que no tenían tendencias a padecer depresión.

Respecto a esto, el psicólogo Samuel Zuleta, especialista en entornos virtuales de aprendizaje y farmacodependencia, considera que si bien es usual que una persona en estado depresivo tienda a publicar fotos en escala de grises, no es lo más normal. “Pero es lo mismo que uno hace cuando se viste, lo que pasa es que con las fotografías se termina mandándole un mensaje al otro para, de cierta forma, generar un llamado de atención”.

Sin embargo, afirma Zuleta, no se puede generalizar; no porque una persona publique fotos en escala de grises o a blanco y negro está en un estado depresivo, “lo importante es analizar las tendencias, lo que hace frecuentemente, eso que se conoce como el lenguaje expresado”.

Igualmente, este estudio, publicado este 8 de agosto, se convierte en un hallazgo importante, pues sugieren nuevas vías para la detección y el tratamiento de esta enfermedad mental dado que se deja en evidencia que en ocasiones el algoritmo correcto podría ser mejor al hacer una predicción de depresión que un médico entrenado. Así, si los médicos y algunas herramientas utilizadas en este estudio trabajaran de la mano, se podrían convertir en una forma de diagnosticar correctamente esta y otras enfermedades mentales, y reducir la tasa de “falsos positivos”.

No obstante, el psicólogo considera que aunque estas herramientas digitales son de gran ayuda se deben complementar con la participación de un médico. “No es tan válido si no tengo una entrevista directa con el usuario, caeríamos en un prejuicio, porque si se vemos ese patrón en redes, pero cuando hablamos hay una actitud contraria, mostraríamos que la investigación está sesgada y que no podemos diagnosticar únicamente con esos estudios”.

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