Una espectacular hamburguesa cuyo queso se derrite y cae al plato, acompañado de papas a la francesa doradas y un toque de curry es una de las apetitosas imágenes que cualquiera se podría encontrar fácilmente en Instagram, Tumblr, Twitter o Facebook.
Presentar fotografías de alimentos se ha convertido en una especie de tradición o vicio en la era digital. Las cifras hablan por sí solas. Etiquetas en Instagram como #Foodie tiene 24 millones de publicaciones; #Food, 163 millones ; #Instafood, 46 millones y #FoodPorn, 74 millones.
Esta última, Food Porn (porno culinario), palabra muy usada en redes sociales, hace referencia a los alimentos con una alta cantidad de calorías, como la comida chatarra, que son fotografiados de una manera provocativa o, incluso, “sexy”.
De la gula al desgano
Aunque son muy populares, estas “deliciosas publicaciones” generan efectos en las personas, ¿verlas con frecuencia provoca más hambre o, por el contrario, la quita?
Según un reciente estudio titulado Eating with our eyes: From visual hunger to digital satiation (Comer con los ojos: del hambre visual a la saciedad digital), realizado por Charles Spence, psicólogo experimental de la Universidad de Oxford, y publicado por Science Direct este año, este continuo bombardeo visual de comida podría hacernos engordar.
La investigación científica expone que ver estas imágenes provocativas de alimentos constantemente - la mayoría ricos en grasas y azúcar- estimula el apetito de manera excesiva; en otras palabras, que estas fotografías hacen que el cerebro le pida al cuerpo más comida de la que realmente necesita. Una experiencia que se podría describir con la siguiente pregunta: ¿alguna vez ha estado muy lleno y, de pronto, siente deseos de comer un helado o una chocolatina?
Si a usted no lo convence del todo el planteamiento de Charles Spence, quizá sí se sienta identificado con otro estudio de la Universidad Brigham Young, Estados Unidos titulado “Satiation from sensory simulation: Evaluating foods decreases enjoyment of similar foods” (Saciedad por la estimulación sensorial: evaluando alimentos que disminuyen el disfrute de comidas similares), que también fue publicado por la revista científica Science Direct el año pasado.
En este se plantea un aburrimiento sensorial al ver repetitivamente imágenes de comida. Explica, por ejemplo, que si una persona ve demasiadas fotos de los postres, quizá disfrutará mucho menos los que se coma.
¿Quién tiene la razón?
EL COLOMBIANO le preguntó a sus lectores en Facebook qué sensación les causaba este tipo de fotografías en redes sociales. Para algunos estimula la comida: “ Cuando veo un buen plato colombiano, si no he almorzado, claro que me dan ganas de comerlo”, afirma Fernando Garcés-Soto y “Me da hambre si es buena comida”, dice John Alonso Gómez Ríos. Otros, por el contrario, tienen una sensación que les quita el apetito: “La verdad me da fastidio”, comenta Jeniffer Zuleta Cardona y algo similar plantea Juan Toro Toro: “Se me quita el hambre y la mayoría me da asco”.
Para el periodista gastronómico Juan Pablo Tettay, quien es muy activo en Instagram con temas de gastronomía y que frecuentemente comparte imágenes de platos, “la función de las fotos de alimentos en redes sociales es antojar”. Además, agrega, seguramente quienes lo siguen a él -@tettay- y a otras cuentas como @dondecomer o la de @TulioRecomienda, lo hacen porque son amantes de la comida.
Juan Pablo, además, explica que él nunca ha recibido comentarios negativos, al contrario, siempre recibe mensajes en los que le preguntan por el lugar en el que tomó la foto o diciendo que la receta es muy rica. “Creo que quienes pierden el apetito viendo esas publicaciones simplemente no comentan ni dan likes”, agrega.
Las fotos de la discordia
En la pregunta que EL COLOMBIANO hizo desde Facebook a sus lectores: “¿Usted qué siente cuando sus contactos publican fotos de comida?”, 157 personas comentaron. De ellas, 68 escribieron mensajes negativos y de desprecio ante quienes suelen hacerlo, y solo nueve aprobaron este tipo de publicaciones.
¿Por qué generan malestar para algunos? Para muchos cibernautas, puede tratarse únicamente del tedio que representa un exceso de reportes de algunos de sus contactos. Pero más allá de esto, la psicóloga Ana Milena Saldarriaga explica que la alimentación es un asunto que puede tener múltiples lecturas, así mismo puede reflejar el nivel socio económico de las personas.
Para Milena, el repudio hacia este tipo de publicaciones se puede deber a varios motivos, entre ellos, el nivel de conocimiento que se tiene de la persona que la publica (si se sabe que le gusta cocinar, que tiene dinero, o no, para comer en restaurantes costosos, entre otros) o, incluso, ciertos alimentos o pueden hacer recordar momentos desagradables propios “no se puede decir que se debe a una única causa. También, por ejemplo, este desdén podría deberse a un deseo de estar en ese momento comiendo lo mismo que la persona que sube la foto”, añade.
Y usted ¿qué siente cuándo sus amigos postean estas delicias?.