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Así como la gasolina pone a funcionar la máquina, este le
da vida a sus componentes, es la “sangre”, y por eso necesita atención. Consejos.
El lubricante del motor es el líquido que se encarga de evitar que las piezas que están en movimiento rocen excesivamente entre sí y se desgasten de manera prematura. También se encarga de disipar el calor que se produce internamente. Dicho de otro modo, sin aceite un motor no funciona más allá de unos segundos. Es preferible siempre quedarse sin gasolina que sin aceite.
Como conductores, la práctica inicial más adecuada y la más básica que hay que tener para mantener la cantidad y calidad correcta de lubricante es la revisión visual que se hace con la varilla medidora. “Es normal que un motor, sobre todo cuando ya tiene un buen recorrido o una potencia alta, consuma algo de aceite con el tiempo, más o menos un cuarto entre cambio y cambio. Eso no quiere decir necesariamente que el motor esté fallando. Por eso es bueno revisar niveles cada 15 o 20 días, porque si consume más de un cuarto entre los periodos de cambio, entonces sí hay problemas. Un síntoma de fuga es si el carro deja manchas mientras está estacionado”, dice Darío Suárez, técnico en lubricantes de una estación de servicio.
Y es que si un motor se queda sin aceite tiene su muerte asegurada. El rozamiento de las piezas metálicas sin lubricación produce un calor tal que se fundirían en cuestión de segundos. Ahora, si el motor equipa un turbocompresor este también va refrigerado por el aceite y sucumbiría ante la deformación por falta de lubricante.
Básicamente se desaparece del motor por fugas en el sistema. Los propulsores modernos suelen tener un ajuste con tolerancias muy cerradas y su consumo de lubricante suele ser muy bajo. Un motor promedio alberga en el cárter (depósito donde se almacena el aceite cuando el auto no está en uso), entre cuatro y seis cuartos de aceite. Las fugas pueden venir por fisuras en el cárter, retenes de las válvulas desgastados o empaques defectuosos.
Hay mal síntoma cuando el escape expulsa humo blanco o azulado y huele a quemado. Eso es síntoma de que el motor está gastando aceite por algún lugar y no es recomendable conducir así el auto pues la reparación total no se hará esperar con una factura de varios millones de pesos.
No es solo sacar la varilla medidora y mirarla en cualquier momento. Existe un proceso para ello y consiste en aparcar el vehículo en una superficie plana para que el lubricante esté reposado. Si el motor está frío (preferible para una medición más certera), se extrae la varilla medidora, se limpia, se vuelve a introducir y se saca nuevamente. El nivel debe estar entre las marcas de mínimo y máximo. Esas marcas son unas muescas al final de la varilla. “Si la cantidad está en el mínimo y falta aun tiempo para el cambio lo más aconsejable es completar el nivel con el mismo aceite que usa el carro, esa información la encuentra en el manual del automóvil. Para los motores muy gastados es mejor que el lubricante sea más grueso, más viscoso, porque así la tolerancia entre las piezas permitirá una mejor lubricación” dice Darío Suárez.
Si el nivel del aceite está muy alto también puede haber problemas por la cantidad que circula, ejerciendo presión sobre los retenedores y los sellos, provocando un desgaste acelerado, la bomba también trabajará más forzada y puede hasta fallar el sistema de escape por daño en el catalizador.
El intervalo entre cambio y cambio de aceite está dado única y exclusivamente por el fabricante del auto y está especificado en el manual y en la carta de garantía. Lo más recomendable es no exceder ese periodo allí propuesto. “También se recomienda cambiarlo tras un año de uso así no se cumpla el kilometraje, pues el lubricante suele perder sus propiedades detergentes después de un tiempo de uso. No hay que olvidar también que con el aceite se cambia siempre el filtro, la práctica de dejar el filtro cambio de por medio es muy nociva para el correcto funcionamiento del sistema porque puede conservar impurezas y hasta partes metálicas arrastradas por el aceite viejo. Eso es una lija para las piezas internas”. Dice Luis Fernando Aristizábal, Jefe de taller en una serviteca.
Hay esencialmente dos tipos de aceite para el motor, sintético y mineral. Según las especificaciones de cada fabricante, se debe elegir uno de los dos. Es muy importante esto para que siempre el propulsor trabaje con el líquido adecuado. También hay que mirar el número de la norma SAE, que indica el grado de viscosidad. La etiqueta 5W-30, por ejemplo, muestra que tiene un índice bajo de fluidez (5), lo cual facilita el arranque en frío (W es por “Winter” –invierno-). El número 30 nos muestra el índice de viscosidad del aceite, o sea la capacidad de proteger el motor a temperatura de trabajo. A mayor viscosidad, más “grueso” el aceite.