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Así se tratará la diabetes tipo 2 en Colombia desde esta semana

Los agonistas, también usados para tratar la obesidad, fueron incluidos por primera vez como opciones de primera línea en la guía nacional para la diabetes tipo 2.

  • Junto con las enfermedades cardio y cerebrovasculares, la diabetes tipo 2 hace parte del listado de enfermedades más comunes a nivel mundial . FOTO Getty
    Junto con las enfermedades cardio y cerebrovasculares, la diabetes tipo 2 hace parte del listado de enfermedades más comunes a nivel mundial . FOTO Getty
hace 4 horas
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Desde esta semana, los médicos colombianos deben seguir las nuevas indicaciones sobre cómo tratar y manejar a aquellos pacientes diagnosticados con diabetes tipo 2. Por primera vez en diez años, el país renovó sus lineamientos para la atención de esta enfermedad, que es uno de los padecimientos crónicos más frecuentes a nivel nacional en la actualidad.

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Esto es relevante, ya que en las guías médicas es que se encuentran las recomendaciones basadas en evidencia científica que el personal de la salud debe seguir a la hora de atender determinada enfermedad con el fin de estandarizar tratamientos y ofrecer las mejores alternativas a los pacientes.

En el caso de los nuevos lineamientos para la diabetes tipo 2, estos fueron impulsados por la Asociación Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo, y en él participaron representantes de más de seis entidades científicas del país.

¿Cuál es son las novedades?

La última vez que esta guía fue modificada fue en 2016. Katherine Restrepo Erazo, una de las endocrinólogas que participó en el proceso, le explicó a EL COLOMBIANO que en esta década “ha habido un cambio muy importante en el conocimiento y en las herramientas terapéuticas que tenemos disponibles actualmente para el manejo de la diabetes”.

En ese sentido, las nuevas recomendaciones están enfocadas en prevenir la principal causa de muerte de los diabéticos, que son las enfermedades cardiovasculares. Como cuenta Restrepo, hasta hace unos años, los medicamentos que existían ayudaban a controlar los niveles de azúcar en sangre, pero estos no tenían impacto en el riesgo cardiovascular o renal, ni en el peso, en el caso de los pacientes con sobrepeso u obesidad. Ahora, los fármacos que se ha comprobado que sí tienen efectos en estos factores hacen parte de la guía colombiana, lo que quiere decir que son los tratamientos más recomendados científicamente para tratar la enfermedad crónica. Se trata de los inhibidores de SGLT2 y los agonistas de GLP-1, estos últimos también conocidos por ser utilizados para tratar la obesidad y que en el mercado uno de sus nombres más conocidos es Ozempic.

El origen de los inhibidores de SGLT2 y los agonistas de GLP-1

Las bases de los agonistas (sustancia que se une a un receptor celular y produce una respuesta) del GLP-1 iniciaron en la década de los setenta con el objetivo de tratar la diabetes tipo 2, la cual es la más frecuente entre los diabéticos y ocurre cuando el cuerpo no puede usar la insulina de manera efectiva o no produce suficiente.

Ozempic hace parte de esa “familia” de medicamentos. Su principio activo es la semaglutida, la cual estimula la secreción de insulina y disminuye el glucagón, que es una hormona que produce el intestino que aumenta los niveles de glucosa en sangre.

Cuando comemos hay varias hormonas implicadas en el proceso de digestión. Una de ellas es el glucagón, el cual hace parte de la familia de las incretinas. Al momento en que los alimentos llegan al estómago, allí comienza un proceso de absorción de nutrientes. En el caso de los carbohidratos, estos dan una señal al páncreas, la fábrica de la insulina. Lo que hacen los medicamentos como el Ozempic es reducir la producción del glucagón que, contrario a lo que muchos piensan, ya es una hormona que hace parte de nuestro organismo y no algo nuevo que introduce el fármaco en el cuerpo.

El primer agonista del GLP-1 aprobado para su comercialización fue Byetta, el cual comenzó a distribuirse en 2005 en Estados Unidos para tratar la diabetes tipo 2. Sin embargo, en investigaciones médicas sobre los efectos del medicamento, se encontró que estos agonistas estaban relacionados con la pérdida de peso en aquellos pacientes diabéticos que los utilizaban.

El desarrollo de estos fármacos han marcado un antes y un después en el tratamiento de la diabetes, y también en la manera en cómo se entendía el funcionamiento del páncreas y, más exactamente, la producción de glucosa.

Por su parte, los inhibidores de SGLT2 son un tipo de medicamentos que, al ingerirlos, actúan en los riñones ayudando a eliminar el exceso de azúcar por medio de la orina. Hasta la década de los ochenta se desconocía cuál era la relación que tenían las células renales, o sea, las producidas en los riñones, con la glucosa. Fue en los ochenta que un grupo de investigadores estadounidenses descubrió cómo la glucosa es reabsorbida en este órgano y, más adelante, los científicos identificaron una proteína encargada de ese proceso y el gen que la produce. Esa proteína resultó ser parte de una nueva familia llamada cotransportadores sodio-glucosa, o SGLT. La primera se llamó SGLT1, y poco después se descubrió otra muy parecida, la SGLT2. Ambas cumplen la función de transportar la glucosa dentro del riñón.

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Al observar lo importantes que eran estas proteínas en el proceso de absorción de glucosa, fueron creados estos inhibidores que ayudan a eliminar la azúcar en orina en lugar de reabsorberla. Estos comenzaron a ser usados en diabéticos tipo 2, pero investigaciones posteriores encontraron que los medicamentos también son útiles para mejorar la salud renal y cardiovascular.

Sin embargo, la investigación de los efectos de estos inhibidores y los agonistas, y cómo potenciarlos continúan. “Las investigaciones avanzan en el desarrollo de nuevas moléculas, como los agonistas de GLP-1 combinados con otros compuestos, para lograr un mayor impacto en el peso y el control metabólico del paciente. Es decir, al controlar el peso se mejora el control glicémico y se reducen las complicaciones.

También se ha visto una mejoría en condiciones como la apnea del sueño, el hígado graso y los desenlaces vasculares en las extremidades inferiores”, asegura la endocrinóloga, quien también cuenta que se están creando insulinas de acción prolongada que, por ejemplo, puedan ser aplicadas semanalmente, en vez de diariamente. Esta es una de las líneas de investigación actuales.

Aquí vale la pena hacer una aclaración. En Colombia ya estos medicamentos eran prescritos para tratar la diabetes –estos solo se venden con receta médica–. Lo que cambia al ser incluidos en la guía es que ahora estos son de las primeras opciones en la ruta de atención que siguen los médicos cuando un paciente con esta enfermedad está en su consultorio.

“La guía busca establecer una ruta de atención que indique qué combinaciones de tratamientos ofrecen mejores resultados y reducen complicaciones. Los medicamentos ya existían y se utilizaban en la práctica clínica desde hace unos diez años, pero al no estar incluidos formalmente en los lineamientos, se consideraban opciones secundarias. El objetivo ahora es priorizar el mejor tratamiento para el paciente”, precisa la especialista.

Otro de los cambios importantes de este nuevo documento es que para tratar la diabetes ya no es suficiente con controlar la azúcar en sangre: es necesario vigilar otros aspectos, especialmente aquellos factores de riesgo prevenibles como el sedentarismo y el consumo de cigarrillo.

Las cifras de la diabetes en Colombia y en el mundo

Al igual que en Colombia, la diabetes tipo 2 también figura entre las enfermedades crónicas más prevalentes a nivel mundial. Según la OMS, en su informe más reciente publicado en 2022, cerca de 830 millones de personas han sido diagnosticadas con esta condición.

En el país, la Cuenta de Alto Costo estima que tres de cada 100 colombianos viven con diabetes. Sin embargo, el gremio médico ha encendido las alertas por el alto porcentaje de subdiagnóstico de la enfermedad, que puede llegar a ser mortal. Se calcula que el 50% de los pacientes no están diagnosticados y que solo la mitad de quienes reciben tratamiento logra controlar la diabetes.

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