El agua es esencial para la vida y una hidratación adecuada es clave para mantener un óptimo funcionamiento del cuerpo. Es tan beneficiosa para el organismo que se recomienda a los hombres tomar 3,7 litros de agua y 2,7 litros de agua a mujeres durante el día. De hecho, esto podría aumentar dependiendo del clima y la actividad física que haga cada persona.
Sin embargo, frente al consumo del agua, surge la pregunta: ¿es mejor consumir agua con gas o sin gas? Para aclarar, el agua con gas, según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), las hay de muchos tipos: “bicarbonatadas, cálcicas, sulfatadas, sódicas, magnésicas o cloruradas”.
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Y todas ellas tienen agua y ácido carbónico disuelto, por lo que de ahí salen las burbujas, según el diario español La Vanguardia.
Es por eso que por su efervescencia, el agua con gas ha ganado popularidad en los últimos años, por su efecto burbujeante en la garganta, similar al de otras bebidas gaseosas.
Investigaciones publicadas en la revista “Journal of the International Society of Sports Nutrition” sugieren que el agua carbonatada puede tener un impacto positivo en la digestión y el rendimiento deportivo. Además, contiene minerales esenciales como calcio, magnesio y potasio, que pueden beneficiar la salud ósea y muscular.
Según La Vanguardia, reduce el colesterol y la glucosa y también modifica el PH de la orina y disminuye las pérdidas de calbio, según el informe del CSIC, liderado por la doctora María Pilar Vaquero, quien afirma -citada por el diario español- que “puede recomendarse en el contexto de la dieta mediterránea para mantener la salud cardiovascular” si se bebe como sustituta de otras bebidas menos saludables.
Por otro lado, el agua sin gas sigue siendo una opción confiable y altamente recomendada por expertos en salud. Un estudio publicado en el “American Journal of Clinical Nutrition” encontró que el agua pura es esencial para mantener la hidratación y facilitar la eliminación de toxinas del cuerpo.
La conclusión es que la elección entre agua con o sin gas depende de las preferencias personales y las necesidades individuales. Ambas opciones ofrecen beneficios. Sin embargo, muchos expertos aclaran que la fuente de agua principal debe ser la no carbonatada por encima del agua con gas. En ese sentido, ésta última debería entenderse como un capricho de una vez al día.
Para aquellos que buscan una experiencia más efervescente y un aporte adicional de minerales, el agua con gas puede ser una elección buena, en cantidades moderadas. Mientras tanto, el agua sin gas sigue siendo la opción más directa y esencial para mantener la hidratación.
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Lo importante es asegurarse de mantener una ingesta adecuada de agua, pues la hidratación es esencial para la salud y el bienestar.