Cuando Emma nació, tenía mucho pelo. Pero Philippe Morgese no se preocupó, pues su hija era apenas una bebé. Pero pronto, el cabello comenzó a cubrirle los ojos y él empezó a desesperarse por no saber cómo controlar la situación.
Phillipe es padre soltero. Él y su esposa, cuando decidieron separarse, concluyeron que Emma estaría más segura con su padre.
Philippe se puso a aprender, incluso buscó en Google ‘Cómo poner un ganchito en el pelo’ y aprendió. “Me acuerdo muy bien del primer día que fuimos al parque a jugar y al final el clip todavía estaba allí. Me sentía tan orgulloso,” le relata a EL COLOMBIANO.
Pero el pelo seguía creciendo y él sentía muchísima presión como papá. “Si se ve mal, van a pensar que soy un mal padre,” pensaba.
El día que logró hacer la primera trenza, el profesor del jardín se dio cuenta y le dijo que era un excelente papá. Y eso nunca lo olvidó. “Me hizo sentir tan bien. Todos necesitamos escuchar eso, que somos buenos padres.”
Emma empezó a interesarse en su cabello, y juntos comenzaron a ver tutoriales. El 90 % de los intentos no funcionaban, pero no importaba porque pasaban tiempo de calidad. “Mientras la peinaba, nos acercábamos mucho, hablábamos de nuestro día. Ahí me empecé a dar cuenta de que no había nada más íntimo que sentarme a peinarla. Cuando trabajo con su pelo, tengo que estar conectado con ella,” concluye.
Al rescate de otros padres
Philippe quería ayudar a algunos amigos que no tenían ni idea de qué hacer con el cabello de sus hijas. Les preguntó que si les interesaría que les diera una clase y todos dijeron que sí. Ese fue el inicio.
La primera clase fue a finales del año pasado y fueron tres de sus amigos con sus hijas. Philippe no es un profesor, simplemente fue, junto con su hija Emma, a contarles lo que sabía.
“Todos eran terribles, algunos medio sabían cómo agarrar el cepillo, pero eso es todo,” relata Philippe, riéndose. Alguien tomó algunas fotos y él creó una página en Facebook para compartirlas. La nombró Daddy Daughter Hair Factory (La fábrica de cabello de papá e hija).
Lo que no se esperaba es que la foto principal, de cuatro hombres musculosos, algunos con tatuajes y camisas sin manga, acompañados de sus hijas rubias, delgaditas y estrenando sus primeras trenzas hechas por sus papás, se volvería viral.
“Yo me fui a dormir después de la clase. Fue solo al otro día que vi que mi celular casi colapsaba por las notificaciones de comentarios, de llamadas de noticieros y periódicos”, cuenta.
Allí empezó a entender que algo hacía falta en su comunidad: “Muchos padres tienen miedo a empezar mis clases, por el qué dirán. Pero lo curioso es que todos piensan que es genial,” explica, orgulloso de poder ser parte de un pequeño cambio.
El resultado de la viralidad
Todo comenzó con cuatro padres y sus hijas. Ahora, después de un poco más de ocho meses, ya han pasado 300 papás por las clases. Todo gracias a redes sociales. “Además de mí, otros doce papás vieron las fotos y los videos en mi página y se animaron a dar clases también, uno está en Holanda y otro en Australia”.
La página de Facebook ahora cuenta con casi 23 mil papás, casi todos de Estados Unidos pero algunos de otros países, incluso hay 200 de Colombia. La página también se volvió un punto de encuentro para quienes logran peinar a sus hijas por primera vez. Ellos comparten las fotos y Phillipe las hace públicas.
“He aprendido algo, cuando comparto la foto de la primera trenza de algún papá, este recibe un montón de comentarios positivos y se comienza a dar cuenta de lo importante que es eso tan pequeño que está haciendo”.
También comparte trucos para peinar a las hijas, hace retos mensuales del mejor peinado, monta tutoriales en los que muestra cómo lograr ciertos efectos, entre otros. También les gustan los retos personales, por ejemplo el día de la mujer, Emma y Philippe unieron fuerzas para lograr un peinado como el de Audrey Hepburn, en la película Desayuno en Tiffany’s. Ese ha sido su post con mayor alcance.
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