Muchos adolescentes prefieren dormirse más tarde en la noche debido a los cambios hormonales que ocurren durante la pubertad. Sin embargo, esta preferencia no se alinea con los tiempos de inicio temprano de la mayoría de las instituciones educativas. “Básicamente, estás cortando el último trozo de sueño que necesitan”, declaro Horacio de la Iglesia de la Universidad de Washington a la revista New Scientist sobre una reciente investigación que relaciona la estructura del día académico con los patrones de sueño de los adolescentes.
En el estudio científico publicado en diciembre de 2018 en la revista Science Advances, investigadores de la Universidad de Washington y del Instituto Salk de Estudios Biológicos, anunciaron que los adolescentes de dos escuelas de bachillerato de Seattle dormían más después de que las horas de inicio se extendieran hasta más tarde. El promedio incrementó en 34 minutos de sueño cada noche, la media de horas en la cama de los estudiantes pasó de seis horas y 50 minutos, a siete horas y 24 minutos.
Cuentan en el artículo los siete autores, liderados por Gideon P. Dunster, que cuando las escuelas públicas de la ciudad de Seattle anunciaron que reorganizarían los horarios de inicio de clases para el otoño de 2016, la tarea masiva tardó más de un año en implementarse.
Las escuelas primarias empezaron antes, mientras que la mayoría de las intermedias y todas las 18 escuelas secundarias de la región cambiaron su hora de apertura casi una hora más tarde, de 7:50 de la mañana 8:45 de la mañana.
“Este estudio muestra una mejora significativa en la duración del sueño de los estudiantes, todo esto al retrasar las horas de inicio de clases para que estén más en línea con los tiempos naturales de despertarse”, le dijo a EL COLOMBIANO Horacio de la Iglesia, uno de los autores y profesor de biología de la Universidad de Washington.