La súplica de Alba Graciela Adarve no está dirigida esta vez a su amada Virgen de la Aguacatala sino a las autoridades y es tan terrenal como increíble.
Lo que está suplicando Alba con urgencia es que las autoridades investiguen los graves hechos que están ocurriendo alrededor de la Virgen de la Gruta: cobros irregulares hasta para prender veladoras o ubicar una placa en señal de agradecimiento y hasta violentos hurtos contra los fieles que llegan a honrar a la Virgen de Lourdes en la noche.
Alba es devota de la Virgen desde niña. Allí, hace años, mientras le pedía con desespero a la Rosa Mística que se la llevara a ella y a sus hijos para acabar con el hambre y la miseria que los agobiaba, encontró una luz a la cual se aferró. Ese día, como retribución a los favores que acababa de recibir, sintió el impulso de limpiar la gruta que estaba plagada de kilos de parafina, residuos y maleza. Sacó 30 bolsas de basura.
Desde entonces, y particularmente desde la última década, decidió dedicarse todos los días en cuerpo y alma al cuidado de la Gruta de la Virgen, con espátula en mano y en llave con don Iván Granados, intentando mantener impecable la Gruta, bajo el sol y el agua, desde la mañana hasta la tarde, hasta que termina su jornada, no sin antes dirigir, a petición de los creyentes, algunos rosarios en el curso de la mañana con micrófono en mano.
Alba, a quien varios fieles apodan con cariño la Embajadora de la Virgen de Lourdes, relata que desde hace algún tiempo personas inescrupulosas han montado progresivamente un negocio con la fe de miles de personas que le entregan su devoción y sus necesidades a la Rosa Mística.
Alfonso San Martín, quien lleva cuatro décadas peregrinando diariamente hasta el lugar para pagar los favores concedidos a su familia y a su recientemente fallecida madre, cuenta que el lugar ha permanecido intacto en los más de 80 años de existencia, por el compromiso y sentido de pertenencia de los vecinos y fieles de toda la ciudad, una armonía que –apunta– se ha deteriorado por la aparición de personas que no tienen ningún interés en el fervor divino sino en llenarse los bolsillos.
Por redes sociales, y particularmente por Facebook, han surgido perfiles que dicen estar a cargo de ofrendas y ser una especie de “delegados” divinos que reciben dinero bajo calificativos como “donativos” y otros eufemismos a cambio de elevar ante la Virgen las súplicas y pedidos de las familias.
Creyentes que llegan en carro señalan que además de cobros por parqueo, les solicitan, con mucha sutileza, eso sí, algunos “aportes” para ubicar placas y velones u ofrendas florales o alguna “contribución o ayuda” a cambio de un trabajo de ornato y mantenimiento, algo de lo que, insiste Alba, se encargan ella y don Iván, y no otras personas. El rango de estos “aportes” a los que las personas son disuadidas a entregar, van desde $2.000 hasta $200.000 y más.
Luis Fernando Mejía, miembro del Comité de la Caridad y Consejo parroquial de la Iglesia de La Visitación –encargada de la protección de la Gruta– manifestó a Gente la preocupación por las personas que están apareciendo pidiendo dinero con falsas promesas a expensas de la fe y a engañar a los fieles con falsos testimonios.