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Los habitantes de la urbanización Atavanza, que desde la madrugada del pasado miércoles 29 de junio están en alerta por cuenta de un deslizamiento de tierra, denunciaron que las obras para demoler un muro de contención en riesgo de colapsar aún no habían comenzado durante la tarde de este jueves.
Pese a que dicha operación es clave para que los organismos de socorro puedan iniciar los trabajos de remoción de escombros y rehabilitar el paso por la calle 9A sur, este jueves todavía no era claro cuando empezaría. Por este último corredor, según cálculos preliminares, transitan por lo menos 10.000 habitantes del sector de Rodeo Alto, en el suroccidente de Medellín.
Gloria Castañeda, presidenta del Consejo de la Administración de esa propiedad horizontal, señaló que desde este miércoles los vecinos vienen sosteniendo varias reuniones con el Departamento Administrativo de Gestión del Riesgo de Medellín (Dagrd) e ingenieros de la constructora Covin, con miras a buscar una solución definitiva a la emergencia.
En esos espacios, señala, se había pactado que este jueves 30 de junio empezaría el desmonte gradual de dicho muro, por parte de la constructora Covin.
Según había informado la Alcaldía de Medellín, hasta no culminarse esa demolición, no se daría la orden de remover el material que cayó sobre la vía por razones de seguridad.
Castañeda añadió que, pese a la urgencia de la tarea, hasta la tarde de este jueves la operación no había iniciado y la constructora aún no había entregado una justificación clara por el retraso.
Para conocer su versión, EL COLOMBIANO se puso en contacto con la constructora Covin, pero hasta el momento de la publicación de este artículo la constructora no se había pronunciado.
La emergencia en la unidad Atavanza inició en la madrugada de este miércoles. Tras las fuertes lluvias que se registraron en la ciudad se produjo un movimiento en masa que obligó a una evacuación momentánea de varios habitantes de ese complejo.
Una situación similar ya había ocurrido en marzo de 2021 cuando otro derrumbe dejó en alto riesgo la estructura del salón social y la piscina de esa unidad.
Al ser consultada por la evolución de esa situación, Castañeda reiteró que los habitantes se mantienen en sus viviendas, luego de que un equipo técnico del Dagrd concluyera que la integridad de las torres no se había visto comprometida por el evento.
“Ninguna de las torres está comprometida en este momento. Tenemos un problema afuera de las torres 2 y 3, pero son por deslizamientos que están tapados con plásticos. Allí se deben hacer unos anclajes pasivos para evitar más derrumbes. Todavía no tenemos problemas de estabilidad, pero las cosas pueden cambiar si nos seguimos derrumbando”, dijo Castañeda.
Según informó el Dagrd, mientras se resuelve la contingencia, el Siata inició un monitoreo con sensores para medir la estabilidad de la montaña y poder emitir una alerta en caso de que las condiciones cambien.