En San Antonio de Prado, Itagüí El Porvenir y la vereda La Milagrosa, de Marinilla, viven aquellos que, este diciembre, aguardan por un favor que les pueda cambiar su vida. Si bien son tres familias y tres casos diferentes, el propósito es el mismo: servir, ser luz para la penumbra que actualmente padecen ante sus quebrantos de salud y necesidades económicas, que casi siempre se acrecientan en el último mes del año.
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Quien está detrás de esta cadena de favores, como intercesor y canal de aquellos que decidan sumarse a la noble causa, es Santiago Jaramillo González, el creador y director de la Fundación Un Viejo Favor.
Ya son siete años en los que la mejor retribución que tiene por las ayudas otorgadas es un “gracias” o un fuerte abrazo, pues de lo que hace no recibe ninguna remuneración económica, para él es lo que menos importa a la hora de dar nuevas oportunidades a los que más las necesitan.
“Yo hago esto de corazón, sin ánimo de lucrarme o ganar reconocimiento. Me nace y por eso ayudo a la gente”, dijo Jaramillo González.
Si usted quiere contribuir a alguna o a las tres causas que leerá a continuación, puede hacer su donación a través de la cuenta de ahorros Bancolombia 245-000-110-98 a nombre de Un Viejo Favor, o si desea realizar un aporte alimenticio o material, puede contactarse con la Fundación a través de sus redes sociales oficiales.
Héctor necesita una silla de ruedas eléctrica
Héctor León tiene 56 años, vive solo en San Antonio de Prado y una de las cosas que más extraña es poder ir al parque principal del corregimiento por sus propios medios. En octubre del 2024, a causa de un accidente de tránsito, perdió su pierna derecha, y si bien la izquierda aún la conserva, esta quedó prácticamente inhábil ante la gravedad del siniestro.
Desde ese momento su más fiel compañera es una silla de ruedas, que por supuesto, le ha sido de gran utilidad para por lo menos movilizarse en el cuartico que vive, pero queda corta para lo que desea hacer fuera de él.
Su sobrina es quien vela por él, le ayuda con sus medicamentos y también le lleva la comida durante el día, dado que su tío no tiene una nevera para conservar los alimentos.
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Héctor necesita una nueva silla de ruedas, pero eléctrica, pues sería la única manera en la que, por sí mismo, podría “darse un vueltón” y distraerse del encierro que padece desde su infortunio.
Desde un Viejo Favor, el propósito en esta Navidad es ayudarlo a cumplir ese sueño, el de salir sin molestar obligatoriamente a alguien, el de movilizarse con dignidad por las calles que una vez recorría a pie y con una sonrisa en su rostro.
Además, con las donaciones de las personas que deseen aportar, se pretende comprarle una nevera y aliviar temporalmente sus necesidades económicas con dos meses de arriendo y servicios públicos, algo que don Héctor no tendrá como pagar, pero sí podrá agradecer el resto de su vida.
Samara busca un chaleco percutor y un asistente de tos
En una humilde casa de la vereda La Milagrosa de Marinilla, vive Kelly Aristizábal, su esposo Édgar Buitrago y su hija, Samara, una niña que, después de nacer, le dieron a lo mucho un año de vida, sin embargo, está a punto de cumplir 10 años el 16 de febrero de 2026.
Ella padece el Síndrome de Edwards, un delicado trastorno genético por una “copia” del cromosoma 18, que produce una discapacidad general y afecta de manera severa sus órganos vitales.
Su Ángel en la tierra, sin duda, es su madre Kelly, quien las 24 horas del día está al tanto de su cuidado, mientras su esposo Édgar trabaja para conseguir el sustento diario.
Samara, principalmente, necesita un chaleco percutor, que mejoraría el funcionamiento de su colón por medio de vibraciones repetitivas, y un asistente de tos, que le permitiría expulsar la flema de sus pulmones. Dos implementos que tienen un alto costo pero le aumentarían significativamente su calidad de vida, además de suplir los procedimientos manuales que tres o cuatro veces al día debe realizarle Kelly a su hija.
“Yo la llevo donde una pediatra particular porque con la EPS es casi imposible conseguir las citas a tiempo, entonces me veo en la necesidad, desde que ella tiene cinco meses, de buscar como sea el dinero para que la vea un especialista cuando sea necesario”, añadió.
A pesar de las dificultades, la familia permanece unida, a la espera de ese favor navideño que pueda dar una alegría en medio de tanto desconsuelo.
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Crisbel, Crismary y Ángel David quieren estar juntos de nuevo
Crisbel, de 11 años, Crismary de 9 y Ángel David de 7, tienen como abuela paterna a Cristy Dorante, una mujer que sólo ha sabido brindarles amor y compañía.
Dos de ellos viven en este momento con ella y su esposo en Itagüí El Porvenir, sin embargo, Crisbel, quien fue diagnosticada con Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), es quien hace falta para tener a la familia completa en esta Navidad.
La mayor de los tres se encuentra en Venezuela tramitando sus documentos, pero el problema radica en la escasez de recursos para costear su viaje de regreso a Colombia.
Lo que busca la Fundación Un Viejo Favor, que gracias a la ayuda de generosos donantes ya pudo conseguir el traído del niño Dios para los tres menores, es poder obsequiar los tiquetes a Crisbel, como también algunos meses de arriendo de ventaja para que puedan iniciar el otro año un poco más aliviados respecto a gastos económicos.
¿A qué número de cuenta puedo hacer llegar mis donaciones?
A la cuenta de ahorros Bancolombia 245-000-110-98 a nombre de Un Viejo Favor.
¿Cómo hago si quiero donar alimentos, mercados u otros implementos?
Contáctese con la Fundación a través de sus redes sociales oficiales. Puede encontrarlos como Un Viejo Favor en Instagram, Facebook, X y TikTok.