Con la promesa de construir un santuario subterráneo, una especie de Catedral de Sal de Zipaquirá, pero de cobre, y en honor a la Madre Laura, además de doblar el presupuesto de libre inversión, AngloGold Ashanti asegura que la actividad minera que pretende desarrollar en Jericó es perfectamente compatible con el turismo y la agroindustria, que son las actividades tradicionales de este municipio del Suroeste.
Quebradona, como se llama la mina que la firma sudafricana pretende instalar en el pueblo, se autodefine como un proyecto que funcionará como catalizador de desarrollo, que generará empleo de calidad. “Todos cabemos en el territorio”, dicen.
No es así para algunos comerciantes, operadores turísticos y el alcalde de Jericó, Jorge Andrés Pérez, quienes insisten que la explotación de cobre y otros minerales arrasará con la tranquilidad, las costumbres y fracturará la economía tradicional del municipio.
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Lo natural
El ecoturismo, potenciado por la riqueza geográfica del territorio, se verá afectado por la llegada de la minería. Así lo considera Rosmary Arboleda, quien desde hace 7 años dirige la agencia turística La Nohelia.
“A nosotros llegan muchos visitantes extranjeros que vienen buscando la biodiversidad, pero asusta que con Quebradona no solo se ahuyente la fauna, sino los turistas que no verán atractivo visitar un pueblo minero y así se nos desvanece el sueño de ser un pueblo ecoturístico”, señala.
Arboleda también teme por el agua. Afirma que el recurso se verá afectado porque en el lugar de la posible extracción de metales hay nacimientos y la gente, nublada por las ganancias, “descuidará el medio ambiente”.
AngloGold desestima las afirmaciones y dice haber despejado dudas en más de 226 encuentros con la comunidad, en los que explicó que en la montaña no hay corrientes subterráneas.
Respecto al ruido que provocaría la zona de procesamiento de material (que es externa) y que ahuyentaría a las aves, la compañía insiste que el impacto sonoro quedará contenido dentro del área de intervención en los predios del proyecto, por lo cual no afectaría vecinos como el parque ecoturístico que la caja de compensación familiar Comfama tiene proyectado en la misma zona.
AngloGold menciona que en su plan de manejo ambiental se fijan áreas para reubicar a la fauna y protocolos para rescatar y atender especies antes y durante las actividades del proyecto.
Teniendo en cuenta que en la zona donde estará Quebradona solo 28 de 389 hectáreas tienen cobertura vegetal —según reportes de AngloGold—, la compañía se compromete a recuperar durante el tiempo que dure el proyecto (21 años) 1.972 hectáreas de bosque seco tropical, cifra superior a la exigida por la ley (851.85 hectáreas).
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